Los abucheos que han recibido algunos gobernadores en los actos públicos del Presidente Andrés Manuel López Obrador no están orquestados por Morena, sino que son producto del hartazgo provocado por los malos gobiernos, que en muchos de los estados son una realidad innegable.
La declaración del dirigente nacional del Partido Acción Nacional, Marko Cortez, de acusar al partido Movimiento de Regeneración Nacional de un presunto “manual para abucheos” no tiene sustento en ningún concepto originado en la inteligencia o la lógica de ningún político que se considere mínimamente conocedor del pueblo mexicano.
Quienes acuden a los actos presidenciales son ciudadanos convencidos del valor de su apoyo a un líder que está en contacto permanente con ellos y al cual quieren ver, escuchar, si es posible tocar y hasta tomarse la foto del recuerdo histórico en sus vidas personales. Situación distinta a las administraciones anteriores donde la costumbre era llevar personal de las instituciones oficiales, conocidos como “acarreados”.
La opinión del gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas, quien en su calidad de presidente de la Comisión Nacional de Gobernadores (Conago), tras inculpar a Morena de tan drásticos abucheos, dijo que evaluarán las decisiones que adoptarán con relación a las giras del Ejecutivo federal, es su derecho como mandatarios, en lo que no coincido es en la insistencia de no reconocer que los ciudadanos recurren en la medida de sus posibilidades varias formas para manifestar su rechazo, reprobación y hartazgo a quienes representan a los partidos que dañaron al país, que lo saquearon siendo corruptos y permitieron la instalación de la violencia en todas sus formas en la vida cotidiana de los mexicanos.
Contra lo que pudiera pensarse en términos de las notas de las últimas semanas, el abucheo es histórico y mundial, no es un caso que se presente en el gobierno de la Cuarta Transformación, no es algo creado por quienes conformamos Morena, baste recordar que en Durango, el 15 de septiembre de 2016 durante la toma de protesta del gobernador José Rosas Aispuro Torres, fueron los panistas quienes abuchearon entre otros, al diputado Luis Enrique Benítez Ojeda -hoy dirigente estatal del PRI- y a los exgobernadores Jorge Herrera Caldera e Ismael Hernández Deras y en contraste se desbordaron en aplausos a Margarita Zavala.
Una salida, si no quieren enfrentarse al encono provocado por la falta de políticas públicas en favor de la ciudadanía, podría ser que los mandatarios estatales sostengan reuniones privadas con el presidente Andrés Manuel López Obrador y así evitan someterse al juicio público en un mitin o cambien su formas de ejercer el poder público y piensen en cómo colaborar para que sus gobernados les den un poco de reconocimiento.
El Presidente de la República no dejará de recorrer el territorio mexicano, es parte de su compromiso y los ciudadanos no dejarán de acompañarlo en ello, porque están convencidos y lo disfrutan, el binomio perfecto entre un líder honesto y un pueblo necesitado de ser guiado hacia el progreso.