La educación alimentaria y nutricional representa uno de los ejes fundamentales en el programa de gobierno de la Cuarta Transformación para llevar salud a la población. El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha reiterado que para la salud no solo se trata de curar padecimientos sino esencialmente de prevenir enfermedades y patologías. La estrategia implementada desde el Ejecutivo consiste en promover hábitos alimentarios saludables en toda la población y crear ambientes nutricionales favorables desde el nivel escolar que permitan y faciliten la elección de opciones alimentarias sanas.
De los gobiernos neoliberales heredamos un alto grado desnutrición primaria, endémica en diversas regiones del territorio nacional y cuya causa de origen no sólo es una alimentación crónicamente insuficiente, sino también el arraigo de malos hábitos alimenticios. Y si bien la desnutrición primaria afecta a diversos segmentos de la población, nuestra niñez es el sector más vulnerable y susceptible de sus efectos negativos por los altos requerimientos de elementos nutricionales durante su desarrollo.
Los datos de la UNICEF (Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia) son más que alarmantes, “el sobrepeso y la obesidad en México son un problema que se presenta desde la primera infancia, es decir, entre 0 y 5 años. Al menos 1 de cada 20 niños y niñas menores de 5 años padece obesidad, lo que favorece el sobrepeso durante el resto de su vida y los pone en riesgo de sufrir enfermedades circulatorias, del corazón y de los riñones, diabetes, entre otras. La proporción de niños y niñas mayores de 5 años con sobrepeso u obesidad aumenta a 1 de cada 3. El principal problema de nutrición que padecen niñas y niños de entre 6 a 11 años es la presencia de ambos padecimientos, obesidad y sobrepeso. Debido a esto, México se encuentra entre los primeros lugares en obesidad infantil en el mundo”.
Las causas principales de la obesidad y el sobrepeso en niñas y niños son el consumo de alimentos procesados con altos niveles de azúcar, grasas trans y sal, así como de bebidas azucaradas que son muy fáciles de adquirir por su amplia distribución, bajo costo y su promoción en medios masivos.
El objetivo más importante del gobierno de la Cuarta Transformación lo constituye la aspiración que en el 2024 la población de México esté viviendo en un entorno de bienestar. Desde esta visión de Estado, es evidente que uno de los ejes torales del objetivo “Salud para toda la Población”, contenido en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, lo es priorizar la prevención de enfermedades mediante campañas de concientización e inserción en programas escolares de temas de nutrición y hábitos saludables.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador situó a la educación alimentaria y nutricional como uno de los temas prioritarios de su agenda de gobierno para llevar bienestar al pueblo. Desde las Cámaras del Congreso de la Unión, los Grupos Parlamentarios de Morena, estamos comprometidos a legislar de inmediato los mecanismos legales que faciliten al Ejecutivo implementar y hacer efectiva su estrategia.
Con la reforma a los párrafos tercero y quinto del artículo 75 de la Ley General de Educación, aprobada en el Senado de la República el pasado 19 de febrero, se establecieron criterios legales obligatorios para fomentar el consumo de alimentos y bebidas sanos para las y los educandos con el propósito de lograr un óptimo desarrollo y desenvolvimiento en las diferentes área educativas, abonando a la lucha contra la perniciosa crisis de salud en materia de obesidad, sobrepeso, diabetes e hipertensión que afecta a nuestro país.
Originada por la iniciativa presentada por el Senador Martí Batres Guadarrama, la reforma genera tres cambios trascendentes en el texto legal en el objetivo de garantizar la ingesta de alimentos sanos por los educandos dentro de los centros escolares: se precisa que las autoridades educativas deben atender los criterios nutrimentales y Normas Oficiales Mexicanas expedidas por la Secretaría de Salud para autorizar el consumo de productos; se establece de manera clara y terminante que las autoridades educativas promoverán ante las autoridades correspondientes de los tres ámbitos de gobierno la prohibición de la venta de alimentos con bajo valor nutritivo y alto contenido calórico en las inmediaciones de los planteles escolares; y se da preferencia a aquellos alimentos nutritivos que son propios de cada región, o que son producidos en el barrio o vecindad al que corresponde cada plantel, a fin de rescatar las tradiciones nutrimentales e incentivar la actividad comercial relativa a la producción artesanal de alimentos y bebidas sin aditivos químicos, prescindiendo de azúcares y grasas industrializadas.
Es indudable la trascendencia de esta reforma aprobada en virtud que se instituyen mecanismos legales eficaces para dar seguridad alimentaria a todos los educandos durante el tiempo de estancia en escuelas y distintos planteles educativos.
Opinión por la Senadora María Merced González González.