Compañeras y compañeros, senadores todos.
Estimado canciller Marcelo Ebrard.
A lo largo de estos meses, hemos dedicado una gran cantidad de nuestro tiempo y esfuerzo para reforzar el acompañamiento a nuestros migrantes mexicanos en el extranjero, especialmente en los Estados Unidos. En este Senado hemos ratificado tras comparecencias y diálogos a los nuevos cónsules y embajadores que van a representar a México en el mundo, pero sobre todo, que van a acompañar y ayudar a resolver los problemas inmediatos de nuestros compatriotas en el extranjero.
México tiene una deuda histórica con nuestros compatriotas que salieron en busca de mejores condiciones de vida a otros países, especialmente a Estados Unidos, para que nunca nadie más se quede fuera del México que estamos construyendo conjuntamente con esfuerzo, compromiso y dedicación. Para que todos los compatriotas sean iguales, para que cada mexicano y mexicana cuente lo mismo ante la ley, viva donde viva, haya nacido donde haya nacido.
Durante estos años la comunidad mexicana ha sufrido una ola de ataques xenófobicos por parte de los sectores conservadores de los Estados Unidos, azuzados por el discurso de odio y ejecutados por la libre disposición existente a las armas de fuego. En estos lamentables episodios hemos visto con agrado el rápido actuar de la Cancillería y de nuestros consulados, pero nos gustaría saber cuáles son las instrucciones y potestades que estos tienen para acompañar a nuestros compatriotas que han sido víctimas de la violencia.
En estos últimos eventos violentos perpetrados contra la comunidad mexicana hemos visto una respuesta inmediata y un acompañamiento sin precedentes. Yo personalmente puedo dar fe de la inmediatez de su coordinación, acompañamiento e indicación a los consulados. Por todo ello nos gustaría saber, ¿cuál es la posición de México en este tema frente a los Estados Unidos y de qué manera se están coordinando los consulados mexicanos para afrontar esta problemática?
Sabemos que la secretaía tiene especial interes con este tema relacionado a la violencia, como es el problema del tráfico de armas . La semana pasada este Senado aprobó un punto de acuerdo de su servidora para profundizar este tema desde el legislativo de la mano del ejecutivo.
Lo hemos platicado en esta soberanía en múltiples ocasiones. La facilidad para adquirir armas cortas y fusiles de asalto en Estados Unidos bajo el argumento de ser uno de los pilares de su soberanía individual y como mecanismo de protección sobre su propiedad privada, a la luz de las circunstancias contemporáneas pone en peligro la vida de los seres humanos y, por consiguiente, la vida como derecho fundamental.
Sucesos de alta fuerza bélica como los ocurridos hace unas semanas en Culiacán, donde el narcotráfico y la criminalidad mostró su poder de fuego, pero también como los que hace un mes nos conmocionaron en los límites de Sonora y Chihuahua, se han producido con armamento de procedencia estadounidense que puede ser comprado a tan solo trescientos metros de la frontera, y que en México son de uso exclusivo del ejército, en el mejor de los casos.
En este sentido nos gustaría conocer cuáles son las propuestas específicas que México está trabajando y negociando con Estados Unidos en relación al tráfico de armas, una relación que ha sido larga y compleja por antonomasia, ya que compartimos fronteras en poco más de tres mil kilómetros, un reto inigualable a nivel internacional por la dinámica transfronteriza que se vive día a día.
También en relación con la protección y acompañamiento a nuestros compatriotas allá, no solo víctimas de la violencia xenofóbica e irracional, sino también de las redadas que están dejando en la vulnerabilidad a nuestros connacionales, nos gustaría conocer si ya existen de manera formal los protocolos con los que se puedan coordinar esfuerzos conjuntos de nuestra diplomacia y de nuestras instituciones consulares, ante estas situaciones de emergencia internacional.
Y de existir dichos protocolos señor canciller, nos gustaría conocer si tienen perspectiva de género.
Por otro lado y como presidenta de la comisión de Asuntos Fronterizos y Migratorios de esta Cámara, tengo muy claro que la migración es un proceso humano que siempre existió y que jamás desaparecerá. De nosotras y nosotros depende convertirlo en una fuente de desarrollo humano y regional, en una oportunidad de intercambio social, cultural y humano, para que nunca más sea considerada por ciertos sectores como una amenaza.
Vivimos momentos interesantes de grandes transformaciones nacionales, regionales y globales que nos dejan nuevos retos ya previsibles que algunos nunca quisieron abordar. Vivimos momentos de cambio, y el flujo migratorio no es ajeno a esto. En nuestra mano está construir un modelo de migración humana que privilegie la vida y los derechos de las personas, que posibilite las oportunidad de desarrollo entre pueblos vecinos.
En este tenor, nos ayudaría mucho conocer sobre la ejecución, transparencia y objetivos del Plan de Desarrollo Integral con Centroamérica.
Ya para concluir.Usted sabe que en diversos países de Centroamérica, y también en este Senado, la discusión sobre el “tercer país seguro” ha sido muy recurrente durante los últimos meses, con acusaciones cruzadas sobre si lo somos o no lo somos, emanadas principalmente del programa “Quédate en México” que permite temporalmente a los solicitantes de asilo en los Estados Unidos estar en nuestro territorio mientras se resuelve su solicitud.
Me gustaría sabaer cuál el alcance de esta medida ¿Tiene carácter temporal? Nosotras y nosotros, como suscriptores y defensores del Pacto de Marrakech, tenemos los brazos abiertos a la migración ordenada, segura y regular, y coincidimos con el enfoque de la medida, pero nos preocuparía otorgar al país vecino un pretexto para dificultar su ya complejo proceso de asilo.
Por sus respuestas y atención le doy las gracias estimado canciller Marcelo Ebrard.