Grupo Parlamentario MORENA, LXVI Legislatura

Versión estenográfica de la senadora Ana Lilia Rivera sobre el decreto por el que se expide la Ley Federal para la Regulación del Cannabis

Presidenta, con permiso de la Mesa, senador Navarro, a esta Honorable Asamblea, al pueblo de México

Nunca les ha pasado a ustedes que de repente sienten que están viviendo un momento que habían vivido. Es que desafortunadamente los prejuicios, el miedo de aquel Congreso de 1920 parece que lo estamos escuchando.

Escuchen ustedes los argumentos para prohibir la legalización en ese momento, para prohibir su consumo.

Una de las manías más perniciosas de nuestro pueblo debe eliminarse. Así se describió la marihuana en una discusión previa a la legislación que convertiría a esta planta en un fármaco ilegal a lo largo del territorio nacional el 1920. Ese documento no sólo eliminaría de la Nación uno de los elementos medicinales más usados desde su llegada a nuestro país en el siglo 19, sino que comenzaría una persecución y una serie de juicios malignos dirigidos hacia quien consumiera esta planta. La nación entera se llenó de odio irracional, como se hace cuando con prejuicio y sin razón se escandaliza sobre una planta que conectaba a México con sus raíces ancestrales en la adoración cultural que se tenía del acercamiento de su consumo con nuestra esencia y espíritu de nacidos en esta tierra. Esta persecución y estos juicios fueron dirigidos hacia el que la consumía. La Nación entera después decidió también olvidar sus propiedades medicinales y creo, amigas y amigos senadores, senadoras, pueblo de México, nuestra sociedad grandiosa, que es tiempo de informar bien sobre sus realidades y de derribar filias y fobias a este respecto, para entender este tan importante y trascendente tema que nos ocupa.

Estimo fundamental preguntar: ¿Qué motiva la regulación del cannabis? La respuesta es muy simple: la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos posiciona el reconocimiento y garantía de los derechos fundamentales como piedra angular del Estado de Derecho. Es por ello que nuestra ley suprema inaugura en su articulado señalando que nuestro país todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos tanto en la propia Constitución como en los Tratados Internacionales de los que México sea parte, disponiendo además una serie de directrices y principios a efecto de lograr la plena vigencia de tales derechos.

Sobre esta premisa sostengo que la preocupación por la regularización del cannabis parte del reconocimiento de un derecho humano que es el libre desarrollo de la personalidad, el cual, ante un sistema prohibicionista como el vigente, ve socavada su efectividad. Esto no es una mera opinión sino un criterio que como grupo parlamentario en Morena compartimos con el Poder Judicial de la Federación quien llegó a tal conclusión mediante la resolución de una serie de amparos que por vía de reiteración dieron origen a la jurisprudencia que declara Inconstitucional la prohibición del cannabis contenida en la Ley General de Salud.

Ahora bien, ciertamente el propósito inicial del proyecto es solventar un problema de inconstitucionalidad, sin embargo, en el Senado de la República se ha decidido aprovechar el momento coyuntural para que el esfuerzo de las y los legisladores no se limita a eliminar una prohibición en torno al cannabis si no regular en materia en beneficio de la sociedad. Es así que el proyecto que ahora nos ocupa tiene por objeto la regulación del uso del cannabis y sus derivados, bajo el enfoque de salud pública, derechos humanos y desarrollo sostenible, en aras de mejorar las condiciones de vida de las personas, en toda su cadena de producción, explotación, en el potencial de esta planta portentosa que por prejuicios ha sido históricamente estigmatizada, desaprovechando sus múltiples beneficios.

Lo anterior en el entendido de que la regulación no es un sinónimo de una liberación absoluta de la planta y sus derivados o del mercado que los provea, sino de la normación de determinados actos que implican su uso exclusivo para determinados fines con parámetros de control e intervención del Estado mediante reglas y estándares internacionales.

Por otro lado, este proyecto contribuye para solucionar el problema de violencia e inseguridad vinculado al narcotráfico que vive el país. En efecto el proyecto toma en cuenta el contenido del actual plan nacional de desarrollo donde se reconoce que en materia de estupefacientes la estrategia prohibicionista ya es insostenible no sólo por la violencia que ha generado sino por sus malos resultados en materia de salud pública tomando como referencia que la mayoría de los países en los que esta ha sido aplicada, esta estrategia no se ha traducido en una mayor violencia sino en un modelo que ha avanzado en el reconocimiento de derechos y del control de esta planta por parte del Estado en su consumo.

Una política prohibicionista que criminaliza de manera inevitable a los consumidores y que reduce sus probabilidades de inserción y de rehabilitación social, lo anterior nos lleva a un punto toral del proyecto y es que no obstante los argumentos de autoridad, evidencias y consensos que existen sobre su convivencia, hemos sido conscientes en todo momento de que quienes formulan las leyes no pueden ser ajenos o indiferentes ante las opiniones de los destinatarios finales de las normas, es decir, de la sociedad.

El grupo parlamentario de Morena, en este tema y en todos los que han sido de trascendencia nacional discutidos en este Senado, festeja hoy de cara a la Nación la pluralidad y la democracia con la que se dio lugar al proceso de dictaminación de esta ley que hoy votaremos.

El inicio de la actual legislatura, en primer lugar, abrió un prolongado ejercicio de parlamento abierto sin precedentes; en segundo lugar, a través de un amplio ejercicio deliberativo entre todas las fuerzas parlamentarias que integran esta soberanía se logró construir este proyecto legislativo óptimo a la altura de la trascendencia nacional.

Por todo lo anterior, es indiscutible e incuestionable hoy dar resultados a la historia en un tema que durante muchos años fue obviado más por hipocresía y por temor al electorado que por realmente querer resolver los problemas que en México tenemos.

A partir de este gobierno y de legislaturas responsables como estas, sin discriminación, por la defensa de los derechos de todas y todos, que Vivan los derechos humanos del pueblo de México.

Es cuanto.