Como saben ustedes, México está viviendo una transición política, yo así lo he definido y lo he señalado con toda claridad.
México vive una etapa, quizá la más importante de las últimas décadas.
Hace muchos años inicié a trabajar con el Presidente López Obrador, 25 años. Creíamos que esta lucha iba a tener resultados, pero mucha gente, la mayoría no creía que la izquierda gobernara algún día México.
Ahora este proceso de transición no ha sido fácil, hay desencuentros, opiniones en contrario, pero es normal, en todas las transiciones así sucede. Y nos alegra mucho que la transición política se esté llevando de manera pacífica, que no haya guerra civil, que no haya desencuentro violento, que no haya ninguna situación que pueda poner en riesgo el desarrollo.
El presidente López Obrador tiene un estilo personal y ese estilo es propio de su formación política, yo así lo entiendo bien, porque es parte de un proceso que estamos llevando a cabo.
Hoy mismo el Presidente se enfrenta con el T-MEC, que es lo que vamos a hablar, en un proceso difícil.
Ayer hubo ya la solicitud de consulta del tema energético, pero eso ya se había anunciado.
Recuerdo que desde, no sé si abril, mayo o marzo, más o menos mayo, ya en el Congreso norteamericano habían solicitado al presidente Biden, el Congreso, iniciar este proceso de consultas a México para abordar las inquietudes y dudas que planteaban algunos actores políticos y económicos de su país, sobre la industria energética mexicana, así como supuestas violaciones del Tratado Comercial México, Estados Unidos y Canadá.
No es nuevo para mí, no es un tema nuevo, porque lo venían preparando desde esa fecha, mayo de este año.
En este sentido, nosotros somos muy firmes y vamos a cerrar filas con el Ejecutivo Federal, porque el T-MEC representa la piedra angular para el desarrollo económico de la región de América del Norte, en el cual las partes firmantes establecimos comunes acuerdos de derechos y obligaciones en diversas materias.
Y, en el sector de energía, en la política energética del Gobierno mexicano, nosotros nos reservamos esa parte; y en el capítulo ocho del T-MEC es donde se reconoce la propiedad directa, inalienable e imprescriptible del Estado Mexicano sobre hidrocarburos; además de que nuestros instrumentos nacionales no son de debate, no deberían ser de debate en paneles internacionales, porque este capítulo, el capítulo ocho, fue cuidadosamente aprobado y cuidadosamente negociado.
Luego, entonces, me parece normal la reacción desde mayo, ahora se ha concretado, y en los próximos días se iniciarán las consultas entre los ministerios de Economía de ambos países; y quizá, si no hay entendimiento se vaya al panel de interpretación, al panel que el propio T-MEC prevé.
Pero nosotros no tenemos temor, porque México fue en la política energética muy cuidadoso. Y ahí sí, repito, es inalienable, imprescriptible y no se admite ninguna interpretación, sino la ley que se establece.
Sin embargo, también creo que no podemos abandonar el diálogo con sectores económicos de Estados Unidos, sectores de inversionistas del mundo y sectores de inversionistas de Canadá.
Con ustedes tenemos nosotros los acuerdos globales de modernización y estamos muy próximos a tener finiquitados nuestros acuerdos comerciales.
Hay un interés por mejorar la relación comercial, cultural de intercambio con la Unión Europea.