Grupo Parlamentario MORENA, LXV Legislatura

Versión estenográfica del mensaje del senador Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, durante la presentación de su libro “El acceso de las mujeres a la justicia. Una visión para transitar a la igualdad de derechos y oportunidades”

SENADOR RICARDO MONREAL: Muchas gracias.

Primero quisiera agradecer la anfitrionía al director de la Casa de la Cultura Jurídica, al licenciado Rubén Morales y agradecerle a la magistrada Maribel Méndez, que haya ayudado a la organización y a la invitación para este evento. 

Quiero reconocer, en primer término, a los tres conferenciantes, a quienes reseñaron el libro. 

Al magistrado Juan Carlos Ortega, a la Magistrada Aracely Cubillas y a la magistrada Marcela Elena Fernández. 

Yo tengo una buena opinión del Poder Judicial Federal, de magistrados, e incluso de algunos ministros, no de todos, pero tengo una generalidad con el personal de carrera, porque en el paso de mi trabajo me he encontrado con secretarios de Estudio y Cuenta, con secretarios, con instructores, que son una excepción de seriedad, de respeto, de honradez. 

Por eso me alegra mucho que los tres exponentes que reseñaron el libro, lo hayan hecho de manera tan lúcida, tan clara. Poco podría aportar, porque lo han hecho de manera magnifica. 

Yo soy un feminista por convicción, no ahora, admiro y respeto a las mujeres.

En mi familia tengo dos hijas, una esposa, mi hijo y yo. Ya soy abuelo, afortunado, pero también tienen mayoría las mujeres. 

Y recuerdo una fase inolvidable de Frida Kahlo, que a mi me dejó muy sorprendido y me dio una sacudida social. En alguna ocasión dijo, para qué los quiero, si tengo alas para volar, en una época muy difícil, muy machista. 

Y en este libro les quiero confesar que tenía notas anteriores, ya fue la primera edición, luego se reimprimió la primera edición, querían hacer una reimpresión de la segunda edición, pero les pedí que no, que mejor me permitieran hacer una segunda edición donde incorporé otros temas. 

Quiere decir que esta segunda edición es mucho más completa que la primera, aunque también les advierto que es más cara. No puse yo el precio, lo puso la editorial que me acompaña, que es mi editorial, la Editorial Porrúa, con la que tengo varias obras.

Y me surge porque mi abuela Dominga, era una etapa que era muy suigéneris, porque e Plateros, donde yo nací, un ejido, mi abuela quedó viuda porque mi abuelo era minero y sufrió las enfermedades de la mina y mi abuela quedó viuda joven, con 10 hijos de familia y entonces ejercía una especie de matriarcado, era muy dura mi abuela. Ejercía una autoridad impecable con todos.

Mi madre murió muy joven, pero a pesar de que mi abuela era matriarca, ejercía el matriarcado, era también con ciertos rasgos de influencia machista. 

Porque cuando mi madre quiso estudiar dijo no, tú no puedes estudiar o te vas al convento o te casas y mi madre se fue al convento para iniciarse religiosa, pero mi padre no la dejó concluir con su convicción religiosa, la tomó, se la robó y concibieron 14 hijos. Quién sabe si quería ser religiosa, que en el cielo esté, pero yo soy el tercero de 14. 

Le preguntaban a mi abuela Domina, oiga, ¿y los 14 nietos están vivos, son vivos? Decía mi abuela, pues unos no tan vivos, pero todos comen, todos están vivos y entonces conviví, somos seis y ocho, conviví con mis hermanas y mi padre sí era ya más liberal y entonces mi padre sí decidió dar estudios a todos, a pesar de que mi padre sólo había estudiado el segundo año de primaria, quiso que sus hijos se formaran y estudiaran. 

Por eso, desde hace muchos años, quise escribir. Este es el libro 24 que he escrito; pero quizá este es uno de los que me ha apasionado más. Por eso deben de comprarlo, porque aparte de que la editorial gana, yo también.

Ustedes a los jueces y a los empleados de la federación, del Poder Judicial, todavía no les llega la austeridad republicana, a nosotros sí. 

La autonomía del Poder Judicial se ha defendido, pero nosotros en el Senado ya por motu proprio, hablo de los ministros, ustedes también; pero nosotros sí nos redujimos la dieta y por eso nos dedicamos a escribir y por la noche a ser taxistas.

Pero déjenme decirles una cosa, este libro particularmente; ah, no sólo taxistas, a las seis de la mañana doy clases en la UNAM también para completar el gasto. No, no se crean, como servidor público no puedo cobrar, aunque sí doy clases en la UNAM por la mañana; como servidor público no puedo ni quiero cobrar. 

El acceso de las mujeres a la justicia, deja atrás, ha provocado desde nuestro punto de vista un estancamiento económico. Son 61 millones de mujeres mexicanas y la igualdad de género, además de ser un derecho humano fundamental, es conveniente para ese desarrollo. Sin embargo, en el libro describo cómo las niñas y las mujeres sufren un proceso, todavía, de discriminación y violencia. 

Aquí lo escucharon ustedes y lo escucharon muy bien, en materia civil, en materia electoral, en materia agraria. 

Escucharon ustedes muy bien a lo que se enfrentan las mujeres en nuestro país, las ejidatarias, las campesinas. 

Para mí, el sector más desprotegido es el sector campesino, en efecto; es el que más apoyo requiere y donde más violencia existe. 

Por eso es que el acceso de las mujeres a la justicia debe ser pleno y es conveniente que se juzgue con perspectiva de género, como aquí ya se ha comentado. 

¿Qué es lo que se requiere? El marco normativo, la integración de pruebas, esto es lo que requiere ser juzgado por perspectivas de género, que aquí también se comentó, la ejecución cabal de las sentencias. 

En el libro describo un caso que a mí me sorprendió bastante, y lo describo en el capítulo relativo a la materia penal, donde es real, serio. 

Va una señorita por la noche, la toman dos tipos, la llevan a un hotel, la violan, la amarran, logra ella, estaban tan tomados, tan drogados que logra ella zafarse; sale del lugar, va a la agencia próxima del ministerio público, golpeada, violada, vejada. No toman en consideración todo eso, la dejan sentada ahí, y su sorpresa es para acusarlos de violación, pero en el forcejeo cuando sale, ella toma un arma y le pega borracho a un tipo que se desangra y muere. Ella no sabía, ella sale. 

Luego su sorpresa, lo describo ahí en el libro, es que no le aceptan la denuncia, era un hijo de un influyente y es acusada de homicidio, y juzgada por homicidio y robo.

Y el juez que no juzga con perspectiva de género, tenía este lenguaje que decía el magistrado Juan Carlos, “es que esa es prostituta”. Decía la magistrada, “¿Y qué tiene? ¿La vas a juzgar por su oficio o profesión o por su actitud?”. Pues la juzgaron, sin serlo, además, sin serlo, simplemente en el lenguaje de la sentencia, en el lenguaje de la resolución, en el proemio de los considerandos.

Lo tomo, porque debe haber muchos casos así; y en ocasiones, tengo otros casos, lo que más me sorprendió es que muchas de las personas que están al frente del ministerio público que juzgan a las mujeres “es que traías minifalda o ese día te arreglaste más o provocaste”.

Muchas de las ocasiones los ministerios públicos son mujeres, son mujeres. “¿Qué andabas haciendo a esa hora fuera de tu casa, si eran las 11 de la noche?”.

 

Es decir, la perspectiva de género no sólo no se juzga por hombres, no sólo no se juzga por jueces sino por mujeres que a veces son más duras con las propias mujeres. Por eso yo aprovecho siempre estos foros que son académicos, para insistir en jueces, en magistrados, en ministerios públicos, juzguen con perspectiva de género, porque además ya es una disposición internacional; juzguen con perspectiva de género porque son protocolos internacionales. 

Hay convenios internacionales que obligan a México a observar por ser derechos humanos fundamentales.

¿Cómo se enfrentan las mujeres para acceder a la justicia? Aquí también lo describieron, magistrado, que lo describió puntualmente, la falta de conocimiento sobre los derechos humanos, el miedo, el abuso de poder, el estereotipo de género, la falta de recursos económicos y las barreras geográficas para llegar o acceder a la justicia. 

Los tribunales agrarios, por cierto, juzgan asuntos agrarios, disputas parcelarias, limites, y todas están en la capital.

O sea, los magistrados están en la capital, no están allá en… casi nadie; algunos, no, ¿cuál? Ninguno, porque no están viendo el tema en el lugar.

Sin embargo, siento que por eso este libro es importante. De verdad, halago en boca propia es vituperio, pero cuando lo escribí iba investigando y cada vez salían más cosas y más cosas y más cosas. 

Es interminable. 

Yo he sido servidor público durante 40 años. Empecé como regidor de mi pueblo, aquí hay legisladoras, diputadas, diputados, y empecé como regidor de mi pueblo; y desde que tengo uso de razón en materia política, en política -y aquí está el doctor Heberto Barrera, que fue compañero mío senador en la primera o segunda, y diputado- no me dejará mentir él y los que han actuado en política, que dicen: Desde que yo tenía 20 y tantos años, en mi primer puesto público, empecé a los 17, pero una mujer en la política decían: “No, ¿cómo? ¿con quién anda esa muchacha?” “Oye, pero es que es muy capaz, es abogada, es inteligente” “No, no, es diputada, menos”, para llegar a esos puestos. “Es juez”, “No, ¿quién es el magistrado?”.

Es decir, ese es el estereotipo de género. 

El que juzgues a la mujer, y más a las mujeres guapas, que son las que tienen más mala suerte, y yo siempre he estado en contra de eso, porque yo sí he reconocido, conozco mujeres talentosas, inteligentes y aquí hay dos de ellas en el presídium y hay muchas allá abajo.

O sea, que no ha sido por otra cosa sino por su capacidad, su esfuerzo, su talento, el que estén en los lugares donde están, y este libro es lo que explica, que no nos dejemos, nadie, de ser estereotipadas, nadie.

Ahora en el Poder Legislativo hemos avanzado, ya aquí también lo describieron, la magistrada, casi la mitad diputadas, casi la mitad diputados, casi la mitad; o sea, 50-50, por vez primera en la historia, 50 por ciento senadores, 50 por ciento senadoras, 50 por ciento de diputadas, y eso a mí me alegra mucho. 

Es más, yo trabajo muy bien, fui gobernador muy joven en el 97, ya hace mucho, y la mitad eran mujeres y la mitad eran hombres; y batallaba menos con las mujeres, porque la mujer, puse, recuerdo muy bien en el gabinete, quien encabezaba la Secretaría de Finanzas, mujer; quien encabezaba la Secretaría de Obras Públicas, mujer; quien encabezaba la Contraloría, mujer; quien encabezaba el sector Salud, mujer, y nunca batallé con ellas, nunca. La de ayudantía, mujer. 

El secretario particular era hombre, que después fue gobernador, pero salió muy malo, ya no tuve yo que ver con eso. 

Las mujeres fueron muy buenas para su trabajo y para su responsabilidad, y a la hora que les hablaba ahí estaban; a la hora que les hablaba, contestaban. 

Una ocasión le hablé al procurador, que era hombre, había sido director de la Escuela de Derecho, le hablé: “Procurador, ¿dónde andas?” no tenía autonomía, ya ahora el fiscal tiene autonomía, ya no se atreve uno a decirlo, pero antes dependían del gobernador. “No está”, “¿Quién habla?”, “El secretario, pero no está”, “¿Dónde está?”, “No, tiene otro teléfono”, “Dame el otro teléfono”, me daba el otro teléfono y le hablaba y no contestaba y no contestaba y no contestaba. Fue un día y luego volvía a hablarle otro día, no contestaba. 

Ya en la tarde se reportó y le dije: “Oye, procurador, te estoy buscando”, “No, señor gobernador, se me acabó la pila”, que te manden una caja de pilas, pero la próxima te voy a cesar, carga diez pilas. 

Y eso no me sucedió nunca con una mujer. A la mujer le hablaba y era muy eficaz, cuidaba el dinero; luego el hombre los viernes van a tomar la copa, los invitan; la mujer no, la mujer, tengo que irme a mi casa, no aceptaba y no aceptan fuera de su casa y fuera de sus horas. Bueno, no sé si ahora, pero cuando yo era gobernador; a lo mejor ya también evolucionaron, pero, digo, cuando yo era gobernador no, ya hace veintitantos años.

Pero entonces este libro, al tratar, ya no quiero tratar lo de la justicia electoral, lo de los puestos de elección popular, que ya lo dijeron, cómo sólo dos estados de país, de 32, son mujeres, dos nada más.

Y en municipios, de mil 613, sólo 440 son mujeres, y el Poder Judicial todavía está peor, aquí ya se describió. El Poder Judicial en donde existe más disparidad. 

Qué bueno que ya salió la convocatoria, que por cierto hablamos con el ministro Saldívar para que expusiera. Ahora tenemos nosotros tres miembros de la Judicatura qué designar en los próximos días. 

Salen tres hombres, los dos nombrados por el Senado son hombres y un tercero es hombre. Vamos a tratar de meter mujeres para que un poco emparejen.Pero en el Poder Judicial, Suprema Corte, dos de 11, en efecto; la Judicatura, dos de siete; en la Sala Superior también dos de siete, el Tribunal Electoral. 

Y también en materia civil, la justicia en materia civil y en materia familiar, el libro es muy descriptivo. Aquí se comentó por la magistrada Marcela, cómo el libro va caminando, adentrándose a temas que son muy fáciles de comprender.

El libro está escrito de tal suerte que es muy accesible para poder entenderlo. En materia penal, en materia de justicia civil y me detengo un poco en feminicidios, que estoy muy triste por lo que está pasando.

En México, a diario, nueve mujeres son asesinadas, diario, o sea, ahorita están matando una mujer, nueve al día, una cada dos, tres horas; menos, una cada una hora 40 minutos, muy triste eso. 

Es el feminicidio un tema brutal, inaceptable, en gran parte víctima de la discriminación y la violencia de género. 

Dos de los cinco municipios mexicanos más conflictos, más, para ser mujer o niña se encuentran aquí, lamentablemente, en el Estado de México: Ecatepec y Naucalpan y durante las últimas dos décadas, los últimos 20 años, el Estado de México ha ocupado primero o segundo lugar en feminicidios. 

Los estados con mayor índice y de defunciones femeninas con presunción de homicidio son: Estado de México, Chihuahua, Ciudad de México, Guerrero, Baja California, Oaxaca, Michoacán, Tamaulipas, Veracruz, Nuevo León, hasta Nuevo León y Michoacán. 

En el 2018, el Estado de México volvió a tener el mayor número de feminicidios en el país, le sigue Veracruz, Nuevo León, Chihuahua, Ciudad de México, Sinaloa, Puebla. 

No sé si estén las gráficas, porque quien maneja todo esto de la computadora también es mujer, no me vaya a fallar ahora, siempre es muy eficaz pero luego fallan. 

Entonces, el esfuerzo que las 32 federativas han llevado a cabo para erradicarlo, también es cierto, todos hay hecho su trabajo, no se ha logrado, 16 estados tienen alerta de violencia en este momento, violencia de género, y 25 de las 32 entidades cuentan con un centro de justicia para mujeres, todavía faltan siete estados que no lo tienen. 

El feminicidio es gravísimo. En el periodo del 2006 al 2017-18, hubo incrementos alarmantes en los estados y el mayor número de defunciones está relacionado con el índice de desarrollo humano, es decir, suceden con mayor frecuencia donde hay menor índice de desarrollo urbano. 

Existe una alta incidencia de ese tipo de delitos en la población con menor calidad de vida.

Es un problema que tenemos que visibilizar, no hay que asustarnos, “es que el Estado de México es el que tiene, yo vivo aquí”, no, es que hay que visibilizarlo, o sea no ocultarlo, no ocultar las encuestas, hay que decir sí, tenemos un problema serio, cómo lo resolvemos cómo lo atendemos, cómo lo enfrentamos.

Por eso es preferible hacerlo y se están presentando este tipo de violencia donde las mujeres son ultrajadas, violentadas, asesinadas, y sus cuerpos terminan sin vida en una avenida principal, o en un canal de desagüe, tiraderos de basura, es verdaderamente lamentable. 

Según la OIT, las mujeres representan el 55 de las víctimas de explotación laboral. También aquí trato el tema, valga la redundancia, de trata de personas y de trabajadoras domésticas, que es una novedad, porque por vez primera las trabajadoras domésticas gozarán de derechos y de visibilidad, protección social.

Y aquí retomo porque es muy importante decirles que, según la ONU, ¿por qué las mujeres se convierten fácilmente en víctimas de trata de personas? 

Según la ONU, es por la discriminación de género, el segundo tema es la violencia intrafamiliar y las relaciones de dominación y subordinación culturalmente aceptadas. 

¿Cuáles son las causas del divorcio? Aquí ya lo decíamos, las causas principales de divorcio es violencia, violencia familiar, intrafamiliar 

La segunda causa abandono, pero eso provoca la violencia, abandono, abandono de familia, pero esas son las dos causas principales. 

La tercera causa es la infidelidad, la infidelidad, adulterio dicen algunos, pero esa es la tercera causa, pero esa es la menos agresiva, la menos violenta aparentemente, pero estas tres causas son. 

Y en materia laboral también hubo reformas recientemente, que es importante leerlas, más de la mitad de la Ley Laboral se modificó, la Ley Laboral tiene mil o mil 100 artículos, fueron modificados casi 540.

Entonces sí tenemos que empezar a trabajar. Yo, me alegra mucho que esté aquí Julia, qué bueno que estás aquí, ha sido, como magistrada y como presidenta de esta Asociación de Mujeres, muy activa. Me da mucho que esté el doctor Crescencio, magistrado presidente del Tribunal.

¿Por qué me da gusto que esté el Poder Judicial, o que estén incluso rectores de la Universidad, Jorge Sergio, Rafael Adolfo, David Melgoza, o diputados, o José Dolores, o la notaria?

Porque tenemos que generar conciencia, no podemos mantenernos en la apatía, en la indiferencia. 

Por eso yo siempre acepto, siempre, a pesar de que tenga bastante actividad, prefiero esos foros académicos porque sé que va a llegar el mensaje de las magistradas, del magistrado y el propio, a sus mentes. 

O sea, estoy arando en tierra fértil, se está sembrando en tierra fértil y va a haber inquietudes por decir abonemos a la solución.

El día que las mujeres accedan a la justicia de manera más pronta, expedita, el país va a ser mejor, yo confío en eso, de verdad, todavía hay una brecha amplia, por ejemplo, en materia laboral, en materia política, en materia jurisdiccional, todavía hay, pero vamos a irla acortando, acortando, acortando, acortando, lo hemos hecho estos últimos años, estas últimas décadas. 

Yo veo ahora, yo empecé hace 40 años, bueno, en el 87-88 fui diputado federal con Heberto Barrera, y luego fui senador en el 91, y no sé, sería 10 por ciento de mujeres, éramos 64 senadores, 61 eran del PRI, ni modo, pero no había otro. Pero 61 del PRI, tres de la oposición y de los 64 senadores, senadoras, debió haber seis, ocho mujeres y 58 hombres. 

Recuerdo muy bien las mujeres: Ifigenia Martínez, ahora senadora, era senadora; Idolina Moguel, que era una maestra autora de libros de primaria, creo que ya murió; Ah, pues Gómez Maganda, Lupita Gómez Maganda, que era una eterna legisladora junto con alguien de la CTM; Hilda Anderson, y, no sé, otra más, pero eran seis mujeres de 64, ahora es la mitad de mujeres, o sea, sí es un avance notable. 

Y, en el Poder Judicial, va a presentarse una evolución impresionante, una evolución, para bien, yo creo que para bien. Ahora, no sólo es el género, también es la capacidad, es el talento y eso se puede lograr.

Entonces, yo quiero concluir, porque ha sido largo el evento, normalmente intento que sean lo más breves posible para que la gente pueda estar tranquila, pueda escuchar sin distracción y les agradezco su presencia. 

El auditorio, es un auditorio que intenta se visibilice este problema del acceso de las mujeres a la justicia. Sé que muchos tienen, muchas y muchos, tienes que ir, si no, te rebajo el día. Pero no lo hagan por eso, más bien háganlo porque les interese, aunque esta vez tengan que venir así.

Gracias a todos y a todas. Muchas gracias y buenos días.

Agradecido con los magistrados y las magistradas, muchas gracias.

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