Muchas gracias, estimados compañeros y compañeras.
Esta es una iniciativa que presenté hace ya mucho tiempo, bueno, en febrero del año pasado, para reconocer el derecho a la desconexión digital; que se refiere al derecho de las trabajadoras y los trabajadores a poder desconectarse de sus actividades laborales y a no participar en comunicaciones electrónicas relacionadas con su empleo, fuera del horario de trabajo.
Desde entonces, nos pareció que hablar de los derechos de las trabajadoras y de los trabajadores, en contextos totalmente nuevos, era ya una urgencia que nos obligaba a repensar la legislación laboral desde perspectivas innovadoras y más protectoras de los derechos humanos; en particular de aquellos de cuarta generación, que se vinculan con las tecnologías de la información y las comunicaciones.
Lo que no esperábamos es que el contenido de esta iniciativa se convirtiera tan pronto en una necesidad apremiante, pues las nuevas formas de trabajo a las que ha orillado la pandemia por COVID-19, nos llaman a acelerar todo lo que está en nuestras manos para garantizar el bienestar de miles de personas que están llevando a cabo sus actividades a través del teletrabajo, conocido como home office o trabajo en casa.
Es este home office, ahora muy socorrido y muy concurrido y muy practicado.
De acuerdo con datos de la OCDE, México es el país en el que más tiempo se trabaja, con un promedio de 2 mil 148 horas al año; lo que representa 414 horas por encima de la media mundial, evidenciando la urgente necesidad de abatir el debate sobre el impacto de las tecnologías en los diversos ámbitos de la vida de las personas.
En el contexto de la pandemia, las horas dedicadas al trabajo a distancia, se han disparado exponencialmente, provocando serias afectaciones a la vida personal y sobre todo a la salud física y mental de las trabajadoras y trabajadores.
Según la Asociación de Internet, México tiene un alto porcentaje del uso y de las horas dedicadas en home office, que ahora se ha multiplicado.
Setenta por ciento de los encuestados, precisan que trabajan más horas bajo este esquema.
Además, de acuerdo con estudios sobre los hábitos de los usuarios de Internet en México 2020, durante las contingencias como ésta, los usuarios de Internet permanecen aproximadamente nueve horas, ocho horas con 57 minutos conectados en día promedio; 37 minutos más que en el 2019, teniendo horarios de conexión intensivos durante la media mañana y por las noches.
El confinamiento al que hemos estado sometidos, además diluyó las diferencias en el tiempo dedicado al Internet durante los días hábiles y los fines de semana.
Noventa y uno por ciento de los encuestados, señalan que se han conectado a Internet todos los días por igual, incluyendo a las 12 o una de la mañana.
Ya desde hace algunos años, derivado de los vertiginosos avances de las tecnologías de comunicación, la realidad laboral venía transformándose de modo significativo, generando un fenómeno en el que las empleadas, los empleados están en guardia permanente.
No se diga incluso el Senado, los secretarios técnicos, nuestros auxiliares y asesores, e incluso secretarias particulares. Es decir, a la disposición del empleador están todo el día, sábado y domingo, a cualquier hora y en cualquier lugar.
La demanda de los senadores es incluso irracional, porque les hablan, les escriben que estén conectados día y noche. Quizá yo soy uno de ellos.
La presión por responder a las comunicaciones electrónicas desde el trabajo, como correos electrónicos, mensaje de texto o llamadas telefónicas después de horas de trabajo, equivale como mínimo al trabajo no remunerado, y en el peor de los casos a una violación de los derechos humanos.
En el mundo ultradigitalizado de hoy, con un creciente número de personas trabajadoras a quienes se les demanda dicha accesibilidad permanente, son cada vez más los países y empresas que están respetando estas leyes del derecho a la desconexión, restableciendo un claro límite entre el trabajo y la vida personal.
Aunque actualmente no existe un marco legal internacional que defina y regule directamente el derecho a la desconexión, no falta mucho para que el derecho internacional pueda regularlo. Nosotros estamos adelantando pasos importantes en este sentido.
Porque países como Francia, España, Italia, han diseñado legislaciones especiales, mientras otras naciones del mundo también están empezando a tomar medidas en favor de la desconexión en algún nivel, ya sea federales, nacionales o estatales.
Por esa razón, amigos senadores, confío plenamente en que este objetivo común de todas las fuerzas políticas, sea la defensa irrestricta de los derechos de cuarta generación, de los trabajadores y las trabajadoras, de su desdignificación en todos los ámbitos de su vida, y por eso, los invito a votar en favor.
Gracias al senador Martí Batres, presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, a todos los integrantes de esta Comisión; y de Trabajo, también, del senador Napoleón, y a todos, porque estamos avanzando en la ruta correcta en el derecho a la desconexión digital.
Muchas gracias, ciudadano Presidente.