Honorable Asamblea:
Estoy muy honrada y muy orgullosa, también, de representar al Senado Mexicano en esta importante Audiencia de la Unión Interparlamentaria, para compartir con ustedes reflexiones sociales, laborales y económicos, que han perdurado al paso de muchos años y que, sin duda, la pandemia originada por el Covid-19, ha hecho aún más visibles.
Uno de ellos es la asimetría, que al interior de nuestros países está afectando de forma más grave y profunda a las personas más pobres, a las más vulnerables, especialmente a las niñas, niños, jóvenes, y a las mujeres.
Estos impactos y sus consecuencias negativas pueden tornarse, incluso, intergeneracionales y afectar aún más a estos sectores.
Por ello, las y los legisladores de México hemos llevado a cabo una importante transformación, buscando, sobre todo, transformar la vida de las mujeres y de las niñas mexicanas, garantizando la progresividad de sus derechos y cumpliendo de manera más efectiva con los más importantes, como el derecho que tenemos a vivir una vida libre de violencia, o el reconocimiento de pueblos y comunidades afrodescendientes, o la protección y seguridad social de las personas trabajadoras del hogar, la mayor protección a niñas y niños, mujeres, víctimas de violencia.
Este camino se inició ya hace muchas décadas, varias décadas, en la Suprema Cote de Justicia, de la que formé parte por más de 20 años.
Sentencias que fueron dictadas en esa época, abrieron el paso a acciones legislativas, en el que el sistema de justicia y sus precedentes abrieron brecha en todos estos temas.
Debemos tener claro que el fin de las políticas públicas y de toda acción del Estado, debe tener como eje una mayor justicia social que genere condiciones de trabajo justo, equitativo, bien remunerado para todas y para todos.
Acabar con la desigualdad, debe ser un propósito mundial y para los integrantes de los parlamentos, una prioridad.
Quisiera compartir con ustedes una Iniciativa de Ley, que es una de tantas propuestas de solución a un problema concreto que hemos venido desarrollando las mujeres mexicanas legisladoras, a partir de nuestras circunstancias y de una realidad, que casi podría afirmar, es una realidad mundial.
Las mujeres solemos cuidar a todos, lo que se hizo más patente en la pandemia Covid-19, con una sobrecarga de trabajo para nosotras.
La propuesta de esta Ley, es un Sistema Nacional de Cuidados, que puede compensarles económicamente por ello. Un Sistema para que estas mujeres que se dedican a cuidar de las personas adultas mayores, enfermos, personas con discapacidad, de las infancias tengan una contraprestación económica para ello.
La finalidad es revertir los efectos negativos que esta actividad de cuidadoras tiene para las mujeres, niñas y jóvenes, como lo ha demostrado la pandemia, la sobrecarga en la atención, la deserción escolar, la pérdida de empleo, la pobreza y la inequidad en el ingreso.
Con esta Iniciativa, los derechos y las oportunidades de las mujeres se ven acrecentados, ya que son ellas las que dedican gran parte de su vida y su tiempo a este tipo de cuidados en sus entornos familiares y en sus comunidades.
Necesitamos encontrar formas nuevas de articular, de reconocer, de reducir, de redistribuir las cargas de trabajo y de cuidados, creando para ello becas, ayudas, incentivos económicos, para que puedan dedicarse a estas funciones sin perder sus empleos o sus estudios, profesionalizándose en cuidados y obtener una remuneración.
La propuesta de Ley, es crear un sistema de cuidados como una opción profesional para las personas, una forma de empoderamiento, no sólo en cuanto a ingreso, sino en capacitación para los cuidados de adultos mayores; capacitación para la estimulación temprana de niños y niñas, así como para la educación de primera infancia.
Favorecer la autonomía de personas con discapacidad en esta capacitación y el tratamiento de enfermos; así también, capacitación para el cuidado del medio ambiente.
Imaginémonos un círculo virtuoso, que con estas acciones revierta realidades tan crudas, ya que quienes enfrentan estas responsabilidades son principalmente niñas y mujeres.
Erradicar muchas de las causas históricas y profundas que han alimentado la desigualdad y la exclusión social y laboral, que impiden el desarrollo y el progreso de nuestras poblaciones, es posible.
Lo es, si pensamos en soluciones que empoderen y que otorguen herramientas para la vida de las personas y las provean de capacidades.
Muchas gracias.