Grupo Parlamentario MORENA, LXVI Legislatura

Versión estenográfica del mensaje de bienvenida de la senadora Malú Mícher, presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género del Senado de la República, en el homenaje “Leona Vicario, la Insurgenta”, en la Antigua sede de esta Soberanía en Xicoténcatl

Buenos días a todas, a todos. Doy la más cordial bienvenida a cada una de las personas que estamos aquí presentes y también a quienes nos ven a través del Congreso, del Canal del Congreso y de las redes sociales.

Un saludo muy afectuoso a quienes me acompañan en este evento, al senador Ricardo Monreal Ávila, bueno, no pudo llegar pero ahora mandó un mensaje.

Al senador Óscar Eduardo Ramírez Aguilar, presidente de la Mesa Directiva del Senado. Presidente, muchas gracias.

A la maestra, en representación de la maestra Alejandra Frausto, la subsecretaria Natalia. Muchas gracias por estar aquí, Natalia, subsecretaria de Cultura.

A la doctora Nadine Gasman. Gracias, Nadine, por estar aquí, presidenta del INMUJERES.

Vamos a tener también a la doctora Celia del Palacio Montiel, historiadora e investigadora, vía un video.

Y, me da mucho gusto también tener aquí a Carlos Miguel Pascual Quiroz, autor de “La Insurgenta”, y a nuestra actriz Ivette Socorro Pizarro.

Vamos a pasar un momento muy emocionante, muy emocionante.

Agradezco la presencia de mis compañeras de la sociedad civil, de Católicas por el Derecho a Decidir; de Mujeres en Plural y a mis compañeras senadoras Marybel, Marcela, Alejandra, Gloria; a sus familiares.

Y, agradezco también la presencia de mi equipo de trabajo, de la Comisión para la Igualdad, y del equipo de la maestra Zulma Campos, de la Unidad de Género de la Cámara de Senadores.

Muchas gracias.

El Senado de la República está organizando este evento, precisamente, nos complacemos, para llevar a cabo este acto conmemorativo en honor de Leona Vicario, la insurgenta y la benemérita madre de la patria.

Como feministas que somos, como insistencialistas que somos, reivindicamos en la persona de Leona, nuestra Leona, a una de las mujeres independientes fuertes, libres y luchadoras por su patria. En estos momentos de nuestra historia en que estamos forjando la cuarta transformación el país, una transformación que debe ser feminista o no ser, nos identificamos plenamente con Leona.

La historiografía feminista lleva años investigando y relevando la participación de las mujeres en nuestra historia, y nuestra cultura. Ambas, profundamente machistas y patriarcales, que nos han borrado de la historia, que han relegado el papel de las mujeres, en el mejor de los casos secundario; y la mayoría de las veces invisible.

Esto no le fue ajeno a Leona, en su respuesta a Alamán, quien la acusó de participar en la lucha independentista por una cuestión romántica, porque se enamoró, le dijo, y no por convicción, Leona le respondió contundentemente: “Por lo que a mí toca, sé decir que mis acciones y opiniones han sido siempre muy libres; nadie ha influido absolutamente en ellas y en este punto he obrado siempre con tal independencia y sin atender a las opiniones que han tenido las personas que he estimado.

Me persuado que así serán todas las mujeres, exceptuando a las muy estúpidas y a las que, por efecto de su educación, hayan contraído un hábil servil”.

De ambas clases también hay muchísimos hombres, curiosa acusación de Alamán a una mujer que fue digna representante de la ilustración, educada por un padre y una madre que de manera extraña consideraron fundamental la formación intelectual y artística de su hija, en una época en la que las mujeres de su clase, si acaso, tenían acceso a la alfabetización, y ello sólo porque debían leer evangelios y misales.

Leona recibió una educación exquisita, en una sociedad que consideraba a las mujeres incapaces de aprender y a la educación de las mujeres una educación innecesaria, cuando no peligrosa.

Leona estudió ciencias, pintura, dibujo, canto. Fue voraz lectora de la literatura clásica y de su época, confesando en su juicio haber leído libros prohibidos por la inquisición; o sea, no realizar las labores propias de su sexo, dirían por ahí.

Es reconocida como la primera mujer periodista de México, ya que durante años colaboró en diversos medios, entre ellos El Ilustrador Americano y el Semanario Patriótico Americano, siendo fundadora de El Federalista Mexicano.

Leona nunca dejó de leer, nunca dejó de escribir, nunca dejó de trabajar, nunca dejó de pensar, nunca dejó de ser quien era. Nunca dejó de opinar.

Y, a lo largo de muchos años de su vida, nunca cejó en su convicción de la necesidad de luchar por todos los medios por lo que consideró una causa justa.

Leona fue una gran patriota y una compañera de lucha leal.

En el juicio que se le fincó, el juez la demandó, fíjense, de mantener correspondencia con los insurgentes, que había manifestado cuidado por ellos, de tratar de enviar pistolas, con lo cual cometía el horrible crimen de traición al rey, a la patria y a la religión santa; de haber dado pábulo a la revolución cuando llamó felices a sus secuaces, cuando calificó de servicios a la patria los delitos que cometían los correos.

De haber fomentado a la insurgencia a su primo, don Manuel; de haber enviado a su primo un verso en el que atribuía al gobierno español los más detestables procederes y de negarse a contestar que él era autor del verso antes citado.

Querida Leona, si supieras lo que hemos avanzado gracias a ustedes, a ese espíritu de insurgentas, a ese espíritu patriótico, a esa contribución por la vida de este país, si supiera que podemos decidir libre y voluntariamente nuestro embarazo, si supieras que estamos trabajando en contra del analfabetismo, si supiera Leona que te puedes divorciar; si supiera Leona que puedes vivir a lado de otra mujer o de otro hombre, y si no te gusta, también puedes decidir no seguir.

Si supiera Leona todo lo que gracias a su lucha independentista logramos todas las mujeres. Hoy se está leyendo en Naciones Unidas, se está conmemorando los 25 años de la Plataforma de Acción de Beijing.

Ahorita en Naciones Unidas, los líderes del mundo están emitiendo un mensaje a favor de nuestro derecho a tener derechos. Así es que nuestra Leona, un remolino de aire y de tierra, como dijo María de Sotomayor, fue dulcísima, como la capirotada, como la cajeta y el rompope.

Dulce era hasta que se encanijaba, bueno, todas somos dulces hasta que nos encanijamos y entonces el mismo demonio se le aparecía a una y entonces a una se le aparecía, encarnada en esa mujer, la fuerza, la templanza, la inteligencia, la valentía y la convicción de lucha por una patria justa, libre, igualitaria y fraterna.

María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, nuestra insurgente, benemérita y dulcísima Madre de la Patria, hoy te recordamos, te honramos y aprendemos de ti, porque fuiste, somos y porque somos serán.

Larga vida a doña Leona Vicario en nuestra mente y en nuestra patria.

Muchas gracias.