Participé en un encuentro, en un seminario internacional con líderes de Latinoamérica y de otras partes del mundo: Estados Unidos, Bolivia, Brasil, Chile, Canadá y otros estados nacionales; acerca del verdadero Estado de bienestar y cómo esta pandemia nos ha generado escenarios dolorosos, escenarios verdaderamente devastadores de la vida, de la economía, del empleo; y en la búsqueda de fórmulas innovadoras.
Y, en este seminario, analizamos cómo es que el rescate millonario de actividades económicas o de actividades sociales, soportadas con endeudamiento, están generando verdaderos hoyos fiscales en sus países, de difícil reparación, de difícil reconstrucción.
Y, uno de los ejemplos que se planteaban en el seminario es el de México. Que México, con un proceso de austeridad, con un proceso de honradez en el ejercicio del gasto y con un proceso de no endeudamiento, ha podido enfrentar estos efectos del Coronavirus, COVID-19.
Incluso ahora, algunos países que han acudido al endeudamiento se han dado cuenta que no generó ninguna perspectiva positiva ni cubrió las expectativas planteadas con ese creciente endeudamiento a sus economías.
Por esa razón, creo que tenía razón y tiene razón el Presidente López Obrador en no acudir a empréstitos y a endeudamientos para enfrentar al COVID-19.
Ahora, tendremos que ir a la segunda etapa, sin descuidar, sin bajar la guardia de este posible rebrote de la pandemia en nuestro país.
Hay que extremar nuestras precauciones sanitarias, hay que aceptar las recomendaciones sanitarias y hay que acudir a mayor austeridad en el sector público, para que enfrentemos con el mayor de los éxitos, los estragos causados por el COVID-19.
Creo que estamos en la ruta correcta. Sí faltan cosas que afianzar, que mejorar, que perfeccionar; pero creo que el Ejecutivo Federal hizo lo correcto, ahora estamos en un proceso de revisión profunda, de los estragos y de medidas económicas para enfrentarlos.
Lo haremos con mucha certeza, firmeza y unidad nacional.