Conocí a la maestra Delfina Gómez Álvarez hace unos años.
Siempre me pareció una mujer ecuánime, prudente, inteligente, con intuición y sobre todo con humildad y sencillez.
La vi actuar como líder social, también la vi ejercer con mano suave pero firme, determinadas funciones públicas como la de presidenta municipal y como representante popular en distritos y en su entidad federativa.
La maestra Delfina, tiene conocimiento, capacidad y experiencia, pero también tiene sensibilidad para ejercer altos cargos, así como para desempeñar las más altas responsabilidades que se le asignen.
Pero, además, es una mujer honesta, leal a sus principios y proviene de la cultura del esfuerzo de una familia digna, muy modesta.
Será la primera docente de primaria, maestra de grupo, que desempeñará la más honrosa responsabilidad o cargo, o encargo público, que es conducir la educación en México, como Secretaria de Educación Pública.
Es una mujer de firmes convicciones, a la que no renunciará nunca su conversación; es amable, siempre busca conciliar, consensuar, pero en todo momento se inclina por la mejor decisión para la gente.
Por eso, me extrañaron y me siguen extrañando algunas de las expresiones que se generaron y que asumieron o realizaron, condujeron, a una corriente importante de descalificación y ataques a esta gran mujer.
En contra de ella se expresaron algunas molestias incluso, y se mostró lo peor del patriarcado, del racismo, del clasismo, del machismo contra ella, que considero que son inaceptables y reprobables en todas sus manifestaciones y en todas sus expresiones.
La maestra Delfina Gómez, estoy seguro, cumplirá con creces su nueva responsabilidad y continuará con el proceso que inició Esteban Moctezuma, cuyo trabajo fue eficaz y cuyo legado al frente de la Secretaría es muy valioso, pues durante esta administración, su administración, se logró estabilizar la relación con el magisterio y con los sindicatos, los maestros, y se construyó un ambiente de respeto mutuo. Nunca hubo persecución ni se violentaron los derechos de las maestras y los maestros, a quienes siempre escuchó y a quienes siempre atendió.
Esteban Moctezuma se condujo como un colaborador leal del Presidente de la República y como un artífice de la Reforma Constitucional que sepultó la mal llamada Reforma Educativa, del periodo neoliberal.
Fue buen Secretario de Educación y es un funcionario honrado, eficaz y consecuente, un ciudadano incuestionable.
Enhorabuena por estas decisiones que el Presidente de la República ha dispuesto.
Delfina, a la Secretaría de Educación; Esteban Moctezuma, a representarnos en Washington, a nuestro país con dignidad y decoro.