Ciudadanos legisladores y legisladoras.
En toda democracia, la formación de acuerdos y consensos resulta fundamental para la toma de decisiones trascendentes en la vida pública de un país. Es por ello que desde el inicio de esta Cámara de Senadores de este Gobierno, en el Senado de la República hemos impulsado una política de apertura, de diálogo con todos los actores políticos y sociales, en aras de construir el andamiaje legal que se requiere para la transformación del país.
No exigimos a los demás que abandonen sus opiniones, puesto que reflejan las diferencias; pero eso no tiene por qué convertirse en un obstáculo para el logro de un consenso en los principales temas. Tenemos que conocernos y respetar las diferentes opiniones, partiendo del terreno común, sostenía Zhou Enlai.
El debate que ha girado en torno a la creación de la Guardia Nacional, ha sido intenso. No es para menos, se trata del problema más grave del país; el flagelo de la inseguridad pública y de la violencia.
Lamentablemente, hemos llegado a niveles intolerables de criminalidad. Como ejemplo de ello, han ido aumentando los territorios bajo el control de la delincuencia organizada y se ha ido incrementando en la vida diaria de hombres y mujeres, el temor, el miedo en su transitar en cada momento, su día a día. Han perdido la tranquilidad.
Las mexicanas y los mexicanos demandamos paz, tranquilidad, seguridad y certeza jurídica. Por eso es que hoy este día nos encontramos discutiendo un dictamen que busca encausar, redirigir y dar solidez a la lucha contra la inseguridad y la violencia; mediante la consolidación de un marco institucional garante de los derechos y libertades de todas las personas.
Hoy estamos, vamos a aprobar el proyecto legislativo quizá más importante que refleja la realidad social de un México que exige un cambio contundente.
Sin embargo, también somos conscientes de que en la concepción de un cambio de régimen, para hacer frente al aumento de los índices de criminalidad, no sólo basta con el aparato de la fuerza, la coercitividad, que para nosotros representa sólo el 20 por ciento.
El 80 por ciento de la estrategia descansa en atender las causas que la generaron: la pobreza, la falta de oportunidades, los jóvenes, el desempleo, el abandono del campo, la impunidad, la corrupción. Todo esto ha venido a agravar el problema de la inseguridad y la violencia.
Es importante destacar, sí, fuimos con toda convicción. Los senadores y las senadoras de Morena discutimos, deliberamos y acordamos sí ir al Parlamento Abierto.
Los senadores y las senadoras de Morena, decidimos, sí a la Guardia Nacional y sí, a la búsqueda de acuerdos con los compañeros de distintos grupos parlamentarios; sin temor, sin titubeo, firmes, porque nos asiste la razón histórica y porque nos asiste la razón moral.
Nadie puede olvidar lo que hace unos meses ocurría en el país, un Poder Legislativo cerrado a un Parlamento Abierto. Gracias a todos, pero una aportación fundamental es quienes constituimos la mayoría parlamentaria de este Congreso de la Unión.
La reforma aquí propuesta, la participación de las Fuerzas Armadas en la Guardia Nacional, implica en estricto sentido una desmilitarización paulatina en el Sistema de Seguridad Pública, a medida de que se vayan alcanzando los objetivos trazados.
Es decir, no implica una continuidad de la estrategia utilizada hasta estos días. Lo anterior se funda, en primer lugar, en que la integración del total de elementos de la Guardia Nacional provendrá de filas de las Fuerzas Armadas, pero una parte muy importante también de la Policía Federal y de convocatorias públicas a la ciudadanía, específicamente a jóvenes interesados en trabajar por su patria.
La Guardia Nacional en todo momento mantendrá, sí, su carácter civil. El regreso paulatino de la autoridad militar a sus cuarteles, será proporcional al resultado del plan de acción de fuerzas civiles altamente capacitadas para las tareas de seguridad pública, situación que hoy es muy difícil.
Es por esto que se requiere que las Fuerzas Armadas proporcionen los servicios de educación, capacitación y profesionalización.
La Guardia Nacional tiene la obligación de promover, respetar y proteger, pero sobre todo garantizar en todo momento los derechos humanos, a través del ejercicio de sus atribuciones y su conducta acatada a los principios constitucionales de legalidad, objetividad, eficacia, honradez, universalidad, interdependencia y progresividad.
La Guardia Nacional, se regirá por una doctrina policial fundada en la disciplina, el respeto a los derechos humanos dentro del ejercicio de sus funciones, partiendo del supuesto de que los elementos de la Policía Militar, la Policía Naval y la Policía Federal, serán quienes integren la Guardia Nacional, éstos deberán tener una formación, educación, capacitación y profesionalización adicional, siempre orientada a la seguridad pública, a la protección a los ciudadanos, y con base a los valores institucionales al servicio de la seguridad pública.
Al poder afinar, darle continuidad y complemento a los estándares de capacitación con un enfoque de seguridad pública, el Estado Mexicano podrá llegar a consolidar una institución policial capaz de hacer frente a los programas generados por la delincuencia y, a su vez, tener una visión de proximidad y comunicación con la ciudadanía, respetando en todo momento los derechos humanos y sus garantías; es así como se puede dotar a la Guardia Nacional de disciplina, columna vertebral de las instituciones.
Por otro lado, se ha denunciado durante mucho tiempo, que las Fuerzas Armadas en el pasado hicieron uso excesivo de la fuerza.
Por lo anterior, la reforma constitucional prevé otorgarle facultades al Congreso para expedir la Ley General de Uso de la Fuerza, en donde deberá ser establecido, no sólo los conceptos básicos sino los principios de oportunidad, proporcionalidad, racionalidad y legalidad para poder atender las disposiciones internacionales en esta materia.
Se establece a sí mismo un régimen interno homologado al de las Fuerzas Armadas en materia de estructura, jerarquía, disciplina, régimen de servicio, asensos, prestaciones, ingreso, profesionalización y cumplimiento de responsabilidades y tareas.
Es este el rango más relevante de la naturaleza especial de la Guardia Nacional. Se trata de combinar el carácter civil de la Guardia como institución policial, con funciones de seguridad pública para programación de civiles, con un esquema de organización interna que responda a los rasgos más sobresalientes del régimen castrense para aprovechar, en beneficio de la seguridad pública, la alta eficiencia que reportan la disciplina, la estructura jerárquica, el sistema de ingreso, las prestaciones, el sistema de profesionalización y acenso, así como el sentido del deber, la lealtad, la responsabilidad, el acatamiento de órdenes que se generan en dicho régimen.
Se garantiza que la Guardia Nacional tenga formación y capacitación específica para la función policial, incluso el uso proporcional de la fuerza y, repito, el respeto a los derechos humanos.
Para combatir la crisis en materia de seguridad que vive hoy el país, es necesario que la Guardia Nacional cuente con las herramientas y el equipo necesario para hacer frente al crimen organizado
en el uso de armas exclusivas.
En este capítulo y en este tema se busca igualar las circunstancias entre los delincuentes y los agentes del orden, sin que ello represente violar derechos humanos.
Para evitar un uso excesivo de la fuerza, derivada del tipo de armamento con el que contará la Guardia Nacional, se expedirá la Ley de Uso de la Fuerza, de acuerdo con lo establecido en el artículo primero y cuatro transitorio, en donde deberán ser establecidos la finalidad y el alcance del uso legítimo de la fuerza.
Los sujetos obligados a su cumplimiento la regla sobre la aportación y uso de armas de fuego, entre los integrantes de las instituciones para llevar a cabo el ejercicio de la fuerza pública, así como su responsabilidades y sanciones, además de las que prevé la fracción del artículo tercero y cuarto transitorio, estarán sometidos a estándares internacionales.
De esa manera, no sólo se salvaguardan los derechos humanos, sino que se establecen las responsabilidades en que incurran los elementos que no cumplan con las disposiciones establecidas. Se establece la limitación del fuero militar, para no extender su jurisdicción sobre personas que no pertenecen al Ejército.
En ese orden de ideas es la Guardia Nacional, una corporación de carácter civil, con funciones dirigidas, única y exclusivamente a la seguridad pública, para salvaguardar las libertades, la integridad y el patrimonio de las personas, así como para contribuir a generación y preservación del orden público y la paz social.
Sus elementos no podrán ser juzgados por tribunales militares. De esta manera se atiende no sólo el llamado de la sociedad civil, sino el objetivo principal de lo que representó el Parlamento Abierto.
La naturaleza civil de la Guardia Nacional se asegura al coadyuvar con el Ministerio Público, al ser la autoridad civil también es responsable de la recepción de arrestos ciudadanos y tendrá responsabilidades coordinadas con el representante social.
Esto implica también un enfoque de proximidad con la ciudadanía y comunicación con la comunidad, consolidando no sólo una cooperación de elementos, sino también de elementos enfocados a la prevención.
Se establecerá de inmediato un registro al momento de la detención, por lo que es indispensable la creación de la Ley Nacional del Registro de Detenciones, a la que hace referencia la fracción cuarta del artículo cuarto transitorio.
En dicha ley se establecen las características del registro, se van a establecer los principios que rijan su conformación, uso y conservación, al momento de realizar el registro de las personas dentro del procedimiento, el tratamiento de los datos personales, las personas autorizadas para acceder a la base de datos, las atribuciones de servidores públicos y de todas las formas de tener claro que la participación de la Guardia Nacional es coadyuvante del Ministerio Público.
Se refrenda el respaldo a la soberanía de las entidades federativas y los municipios. Si bien se prevé el despliegue de la Guardia Nacional en diversas regiones del país, esto no significa que vayan a sustituir ni a policías municipales ni estatales.
La Guardia será una institución que actuará en apoyo a otras instituciones, en la medida de sus necesidades y de sus requerimientos.
Se establece que el Ministerio Público y las instituciones policiales de los tres órdenes de gobierno, deberán coordinarse entre sí para sí. Es decir, se rescata el principio del federalismo en nuestro país. Faltaba más que en el Senado de la República pudiéramos atentar contra este principio fundamental.
El establecimiento de un Sistema Nacional de Información en Seguridad Pública facilitará la coordinación entre los tres niveles de gobierno.
En la propuesta de los artículos 31, 35 y 36, sobre facultades atribuidas a la reserva de la Guardia Nacional, pasan a los cuerpos de reserva del Ejército, en virtud del carácter civil, las funciones y facultades con las que ha de actuar la Guardia Nacional.
Esta reforma constitucional, trae consigo una serie de leyes secundarias, cuyo fin será fortalecer la estrategia de seguridad y de proteger los derechos humanos.
Para poder legislar dicha normatividad, es necesario que el Congreso de la Unión, para poder facultar a ello, tenga las atribuciones constitucionales en el artículo 73, que está planteada su reforma en este momento.
Esta modificación, establece, también, el control parlamentario, que significa la rendición de cuentas del Ejecutivo Federal, a través de la presentación de un informe anual de actividades de la Guardia Nacional.
Ante la necesidad de atender con prontitud el problema de inseguridad, es necesario establecer un tiempo definido para comenzar las tareas de operación y legislación.
Por lo anterior, se establecen 90 días y 120, para expedir las leyes que reglamenten el uso legítimo de la fuerza, y del Registro Nacional de Detenciones.
Para integrar a la Guardia Nacional, será necesario constituir la entrada en vigor del decreto, con los elementos de la Policía Federal, Policía Militar, Policía Naval, asignando a los integrantes de sus órganos de dirección superior.
Tenemos más cosas qué comentar. Se me ha concluido el plazo.
Es un tema trascendente, de verdad, les digo, senadoras y senadores, deben de estar satisfechos por este trabajo y este esfuerzo.
No es bueno intentar atribuirse de manera facciosa y partidista los logros de una reforma, me parece incorrecto e inadecuado, porque en Morena hemos obrado de buena fe, hemos actuado con sensibilidad y flexibilidad, y los resultados están ahí.
También nosotros tenemos discusión interna, y nuestras decisiones las tomamos por mayoría.
Hay, como en todos los grupos, compañeros que podrán no estar de acuerdo, pero cuando tomamos una decisión por mayoría, todos respetamos el acuerdo.
Por eso, me parece que lo que hoy logramos en este Senado, es histórico, de verdad, es histórico.
Y debo de reconocer, también, de cada uno de los coordinadores, su actitud.
Yo vi, en las mesas de trabajo, una actitud de colaboración, de búsqueda, de alternativas, nunca vi una actitud de egoísmo, de confrontación, incluso de facciosas actitudes de nadie. Por eso, sí es un buen ejemplo, gracias.
Yo soy de los que piensa que el reconocer no te demerita, y que no te disminuye en tus convicciones.
Reconocer a personas, hombres, ciudadanos, no implica ceder en tus posiciones políticas.
Por eso, gracias senador Kuri, gracias senador Osorio, gracias senador Dante Delgado, gracias senador Mancera, gracias senador Bolaños, gracias senador González Yáñez, gracias Sasil, gracias Julen; porque se incorporaron quienes estuvieron acompañándonos en la redacción, sin ser del equipo, pero tenían interés y fueron bienvenidos.
Julen, Damián, Xóchitl, gracias Claudia, Lucía Trasviña, Maribel, Cristóbal, Indira, Manuel Añorve, Silvana, Zamora, Clemente Castañeda, Eduardo Ramírez, Ana Lilia. Todos contribuyeron.
Y debo decirles también, que gracias Presidente de la Cámara, porque estuve en comunicación con él todos los días, y recibí sólo de él un trato y un acompañamiento al trabajo que estábamos desarrollando.
Gracias.
Sí es un instrumento que debemos aplaudir, sí es un instrumento que debemos sentirnos satisfechos, nadie nos puede reclamar.
Escuchamos a todos, incluso insultos de algunos, pero siempre actuamos con una actitud de prudencia.
El hombre público está sujeto al cuestionamiento público, si no, no tendría sentido ser hombre público.
Y por esa razón, ciudadano Presidente, integrantes de la Mesa Directiva, compañeros senadores, muchas gracias.
Por México, vale la pena intentar los acuerdos de este país.