Muchas gracias, senadora Claudia Ruiz Massieu. Y gracias a todas y a todos.
Saludo a las senadoras y a los senadores, y a los invitados a esta Primera Audiencia.
Voy a inaugurar las Audiencias de este Parlamento Abierto, pero también quiero aportar algunas reflexiones personales sobre un tema tan trascendente.
Hoy abrimos la discusión del tema más relevante, en el comienzo de este Periodo de Sesiones: la creación de la Guardia Nacional. Y lo hacemos de frente a la sociedad; escucharemos todos los puntos de vista, tanto internos como externos e inmediatamente después tendremos que tomar decisiones. Es más, tenemos ya fechas para tomar decisiones.
Y es que desde el 20 de noviembre pasado, se presentó esta iniciativa en la Cámara de Diputados, en diciembre había un dictamen ya en la Cámara de Diputados y el propio presidente de la Junta de Coordinación Política de la colegisladora, nos pidió tener en cuenta la posibilidad de que llegara al Senado una minuta sobre dicho tema, en el propio pasado Periodo Ordinario de Sesiones.
De hecho, abrimos la posibilidad de que llegara y, al no tomarse una decisión en la Cámara de Diputados, cerramos nuestro periodo ordinario; dejamos abierta la posibilidad de recibir incluso una minuta el 27 de diciembre.
No ocurrió, y se habló entonces de la posibilidad de un periodo extraordinario. En el extraordinario, la Cámara de Diputados abordó el tema, no así el Senado.
Varias fuerzas políticas solicitaron abordarlo en este Periodo Ordinario, en el siguiente Periodo Ordinario, que es este. Estamos ya en ese periodo y es momento de tomar decisiones.
El tema de la Guardia Nacional, es un tema prioritario del Gobierno de la República, así lo han planteado la secretaria de Gobernación, el secretario de Seguridad Pública, el secretario de la Marina, el secretario de la Defensa Nacional y el Consejero Jurídico, en diversas oportunidades.
Pero sobre todo, así lo ha planteado el presidente de la República.
Pero es, ante todo, un tema prioritario de la ciudadanía. Al país le urge tener seguridad y tranquilidad y, por lo tanto, necesita un cuerpo de seguridad prestigiado y respetado; con una jerarquía reconocida, que incorpore los valores del honor, del orgullo, de pertenencia, que inspire confianza y sensación de protección.
La Guardia Nacional puede ser ese cuerpo de seguridad, esa policía nacional que necesita el país, reconstruida y transformada.
El nombre de Guardia Nacional también tiene sentido, tiene sentido histórico. La Guardia Nacional fue el espacio creado frente a las intervenciones extranjeras en el siglo XIX, en el que muchos mexicanos participaron para defender a la patria de las intervenciones norteamericana y francesa del siglo XIX.
De la Guardia Nacional emergieron Ignacio Zaragoza y Vicente Villapalacio, también Mariano Escobedo, Ignacio Ramírez, el Nigromante, e Ignacio Manuel Altamirano, así como los senadores e impulsores del amparo, Manuel Crescencio Rejón y Mariano Otero.
La propuesta de crear la Guardia Nacional hoy en día, es un planeamiento nuevo, y no es un planteamiento para militarizar la seguridad pública; por el contrario, la seguridad pública hoy en día se encuentra militarizada, pues sin estrategia, sin la debida protección de derechos humanos y sin una discusión jurídica profunda, hace 12 años se decidió una fuerte intervención de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad.
Ahora se propone con esta iniciativa, con este proyecto, sustituir las labores que realiza el conjunto de las Fuerzas Armadas por un agrupamiento distinto, el nuevo agrupamiento llamado Guardia Nacional sería mixto en su composición inicial, con una parte civil y otra parte formada con las policías militar y naval, con un mando civil, un nuevo reclutamiento de civiles, y en una transición para conformarse como un órgano civil permanente.
Tomaría de la Policía Militar y de la Policía Naval la vocación por el honor, la disciplina vertical y la búsqueda del reconocimiento de la sociedad y del prestigio. Estaría capacitado en funciones de policía y en el respeto a los derechos humanos.
Del Ejército, sólo permanecerían en funciones de seguridad pública al desarrollarse la Guardia Nacional, la Policía Naval y la Policía Militar.
En consecuencia de ello, se desprende que, una vez articulada la Guardia Nacional, de los de alrededor de 300 mil elementos de las Fuerzas Armadas, sólo quedarían realizando labores de seguridad los cerca de 35 mil elementos de la Policía Militar, y los dos mil elementos de la Policía Naval; es decir, apenas un poco más del 10 por ciento de la fuerza del Ejército permanente.
La conformación plena de la Guardia Nacional permitiría, en efecto, lo que se ha pedido desde diversos ámbitos de la sociedad: sacar a las Fuerzas Armadas de las labores de seguridad pública.
Es decir, en otras palabras, la Guardia Nacional, lejos de ser un instrumento de militarización, sería un instrumento de desmilitarización de la seguridad pública.
El Transitorio en el que ha insistido el Presidente de la República confirma lo que aquí señalamos, pues en ese texto, que no se incorporó en la minuta que nos ha enviado la Cámara de Diputados, se afirma que la Fuerza Armada Permanente seguirá prestando su colaboración para la seguridad pública de manera excepcional, en tanto la Guardia Nacional desarrolle su estructura, capacidades e implantación territorial.
En otras palabras, lo que se propone es que, una vez que se haya desarrollado la Guardia Nacional, la Fuerza Armada deje de prestar su colaboración en seguridad pública.
El Transitorio que pide incluir el Presidente de la República, no sólo nos parece a muchos correcto, sino necesario y pertinente. Es más, nos parece que es un ayuda para un eventual proceso de desmilitarización de la seguridad pública, pero también un elemento para seguir apoyando a muchas regiones del país que hoy en día, sin la participación de la fuerza militar, quedarían prácticamente en el abismo.
Hay una preocupación justifica, que debe ser atendida, en relación con la necesaria protección de los derechos humanos. Algunos observadores señalan que la presencia de militares en tareas de seguridad pública se traduce necesariamente en violación a derechos humanos o represiones.
Sin embargo, esta afirmación es relativa, pues muchos actos de represión que han ocurrido en nuestro país han venido de fuerzas civiles.
Así ocurrió en diversos momentos, como por ejemplo el 10 de junio del 71 o los acontecimientos de Atenco en el 2006. Incluso hay actos en los que han participado militares, que han sido decididos u ordenados por civiles.
Nos parece importante tener en cuenta estos elementos para no ahcer juicios absolutos. En todo caso, lo que nos interesa es que, ya sea de parte de civiles o de militares, haya respeto a los derechos humanos.
No debemos olvidar que la estrategia de seguridad pública, que se ha presentado por parte del Gobierno Federal, no se basa sólo en la creación de la Guardia Nacional. Incluye también un conjunto de temas que deben discutirse, que generarían una importante distensión en nuestra sociedad.
Están los temas relacionados con el cambio en el enfoque punitivo en relación con el consumo de algunas drogas, el tema de las amnistías, el fin de la llamada guerra contra el narco, la aplicación de políticas masivas de empleo y educación para los jóvenes, una nueva política productiva hacia el campo, la renuncia a utilizar la fuerza civil o militar para reprimir al pueblo, y una línea de compromiso del Gobierno y de la fuerza pública, con el ejercicio y respeto de los derechos humanos.
Desde aquí, agradezco a las personalidades de la sociedad por sus aportaciones, tendrán que tomarse en cuenta.
Y, también, invito a las diversas fuerzas parlamentarias, a respaldar la propuesta del Presidente de la República para crear la Guardia Nacional.
En todo caso, es importante ubicar, con toda precisión, las diferencias que puedan existir y que deben resolverse sobre el texto concreto de la minuta que la Cámara de Diputados ha enviado al Senado.
De la mayoría, esperamos buenos oficios. De la oposición, disposición al acuerdo.
Recordemos que, tratándose de una Reforma Constitucional, se requiere una amplia mayoría, una mayoría calificada, lo que, en consecuencia, nos lleva a responderle al país, en este importante tema, desde todas las fuerzas parlamentarias.
Es responsabilidad de todas y de todos, la decisión que se tome y el legado que dejaremos a las siguientes generaciones, así como es responsabilidad de todas y de todos, coadyuvar en la seguridad de las ciudadanas y de los ciudadanos, que es lo más urgente que nos está reclamando la sociedad mexicana.
Muchas gracias a todas y a todos por su atención.
Senadoras y senadores.
Invitadas e invitados:
Siendo las 12:08, declaramos formalmente inaugurado este Parlamento Abierto para la Reflexión y Discusión sobre la Creación de la Guardia Nacional.
Muchas gracias a todas y a todos.