Muchas gracias. Buenas tardes tengan todas y todos ustedes.
Quiero, en primer lugar, agradecer a esta Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, la convocatoria que me hicieron para el día de hoy.
Es un privilegio estar con ustedes y hacerlo, además, atendiendo a la invitación que mucho me honra y me distingue, que me hiciera hace algunas semanas el Presidente Andrés Manuel López Obrador para que, si ustedes tienen a bien así ratificarlo, pueda yo representar a nuestro país ante la Organización de las Naciones Unidas.
Le agradezco también al canciller Marcelo Ebrard, el que haya, desde un principio, visto esta propuesta, esta nominación, con entusiasmo y en reiteradas ocasiones, haya hecho explícito su beneplácito.
Debo empezar por decirles que conozco a la Organización de las Naciones Unidas desde hace muchos años. No se mencionó en la amable semblanza que se hizo de mis antecedentes; pero he participado en diversas agencias de Naciones Unidas desde la década de los 80’s.
Primero como Consultor, en la Organización Mundial de la Salud, en materia de drogas, violencia y salud mental, durante muchos años, a título personal.
Después, tuve la oportunidad de formar parte del Buró de Educación Superior de la UNESCO, en mi calidad de presidente de la Asociación Internacional de Universidades.
Tuve también la ocasión de presidir, cuando fui Secretario de Salud del Gobierno Federal, la Junta Directiva de ONUSIDA, organismo de Naciones Unidas dirigido a atender los problemas de SIDA, en una época, por cierto, en la que no había medicamentos y era realmente un problema mucho más crítico. Hoy lo sigue siendo, pero afortunadamente hay manera de resolverles el problema; en aquella época, ONUSIDA sesionaba en París, ahora sesiona en Ginebra.
Y, también he tenido oportunidad de participar en diversos programas de UNICEF y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Recientemente, en los últimos años, a invitación del Secretario General, entonces Ban Ki-Moon, formé parte del Consejo de la Universidad de las Naciones Unidas en Tokio; en donde fui posteriormente electo para quedarme un año más y presidirlo, por decisión de los miembros de ese Consejo.
De manera que a lo largo de los últimos 30 años, he tenido la posibilidad de interactuar, colaborar, participar con el Sistema de Naciones Unidas, a veces a título personal, a veces representando al Gobierno de México, a veces representando a mi alma máter, la Universidad Nacional Autónoma de México.
Así que ahora que me ha hecho esta invitación el Presidente, debo decirles que la he tomado con el mayor interés, con gran entusiasmo, porque además me dará la oportunidad de volver al servicio público de mi país. Lo haré como siempre he procurado hacerlo, con mi mayor voluntad, con todo mi empeño y tratando de asumir cabalmente, todas y cada una de las implicaciones de estas delicadas tareas.
Hacerlo además, en un área que me permitirá estar cerca, muy cerca –espero– del Senado de la República, también me parece que es, nuevamente, una oportunidad para tratar de establecer puentes en diversos proyectos y diversas áreas, que creo que le vendrán muy bien a nuestro país.
Yo les diría que me parece que hay una natural convergencia entre los principios de la carta que rige al Sistema de Naciones Unidas, y los principios fundamentales de política exterior de nuestra Constitución.
Creo que hay una gran compatibilidad, de manera natural, el mantenimiento de la paz y la seguridad; la cooperación como mecanismo para resolver conflictos; el desarrollo sostenible, económico y social; la protección y respeto a los derechos humanos.
Bueno, son los ejes fundamentales de la ONU, pero también son en buena medida los principios fundamentales de la Constitución Política mexicana. Quizá por eso, históricamente la relación de México con Naciones Unidas, desde los orígenes de la ONU, ha sido una relación fructífera, recíproca, en donde creo que México se ha nutrido y debe seguirse nutriendo del Sistema de Naciones Unidas.
Pero también, México ha hecho aportaciones valiosas, y creo que este es un muy buen momento para reconocer y me parece que es muy justo, que quienes han asumido esta responsabilidad en el pasado, han sido grandes personalidades que hicieron un papel sobresaliente, extraordinario, diría yo, en algunos casos, empezando por don Luis Padilla Nervo, que fue quien figuró desde un principio en la Carta Constitutiva.
Pero no voy a leer a los 17 embajadores que me han antecedido, quizá, y lo digo con toda franqueza, pero creo que esto cambiará en el futuro, nos hacen falta algunas mujeres en esta nómina de excelentes embajadores que hemos tenido.
No los leo a todos ellos, para no consumir el tiempo. Pero sí quiero empezar esta comparecencia reconociéndoles a todos, los vivos y los que ya no están, el trabajo que hicieron en favor de México; porque México tiene un lugar en la ONU, en buena medida gracias al trabajo que desempeñaron quienes han asumido esta responsabilidad.
Bueno, como ustedes saben, la estructura de Naciones Unidas ha crecido. Es una estructura realmente que se ha vuelto compleja con el curso de los años, en estos 73 años.
Siguen estando como ejes fundamentales la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social, por supuesto la Secretaría General; pero, además, en Nueva York, que es donde estará mi base de operaciones, sesionan periódicamente las juntas ejecutivas de algunos de los programas que me parece que son más relevantes y que son muy importantes para el país en estos próximos años.
Desde luego, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, pero también ONU Mujeres, UNICEF y el Fondo de Población, entre otros.
No obstante, recordemos que México tiene misiones permanentes en otros lugares donde hay un número importante de agencias y de programas de Naciones Unidas. También tenemos representación en Ginebra, donde están muchos de los organismos multilaterales; señaladamente ahí está el tema de derechos humanos.
Tenemos también una representación importante en Viena, donde está, entre otros, menciono los que me parece que van siendo más importantes para México en estos próximos años y en el momento en el que estamos, donde se dirimen los temas relacionados con drogas, que son tan sensibles para nuestro país.
Está desde luego Roma y París, donde está la UNESCO, y también Nairobi, donde están los temas relacionados con medio ambiente.
México tiene estas visiones permanentes en varios países.
Uno de los primeros puntos que he acordado con el Canciller y con el Presidente López Obrador, es que tratemos de darle a toda la representación de México en el Sistema de Naciones Unidas, una mejor coordinación de la que hasta ahora ha tenido; habiendo habido muy buenos representantes en estos lugares, tenemos la impresión de que pueden ser más efectivas cada una de estas misiones, si hay una mejor coordinación.
No perder de vista que de lo que se trata es que haya una política del Estado mexicano ante el sistema de las Naciones Unidas. Así que una mayor coordinación, creo que nos puede venir bien y es uno de los puntos que me parece oportuno comentar con ustedes, habida cuenta de que en la carpeta que les envió la Cancillería está en detalle algunos de los temas del programa de trabajo que no pienso repetir en estos momentos.
La misión en Nueva York es una misión, yo diría que para la gran cantidad de actividades que realizan, relativamente pequeña, hay 45 personas adscritas. Están creo que bien balanceadas, entre personal del Servicio Exterior Mexicano, personal de apoyo y personal local.
Y México juega un papel, en estos últimos años ha jugado un papel importante, hay que decirlo, como miembro del Consejo Económico y Social. Está propuesto para que vuelva a ser parte de este Consejo durante los años de 2020 a 2023.
Y también me gustaría comentarles, para conocer sus puntos de vista, que desde 2011 México está inscrito como candidato para volver a ser electo al Consejo de Seguridad para el periodo 2021-2022.
Bueno, sería ésta la quinta vez, en todo caso, si así ocurre, que México forme parte del Consejo.
He tenido oportunidad de platicar este asunto con el Presidente y con el Canciller. Hemos convenido que, por el momento, lo oportuno es dejar inscrita la candidatura de México, no retirarla; y en 2019, valorar con más cuidado los pros y los contras, y seguramente en ese proceso será muy importante conocer el punto de vista del Senado de la República, porque tiene, como ustedes podrán comprender, ventajas y también tiene algunos riesgos.
Vamos a valorar con cuidado la situación, pero quería yo que fuera de su conocimiento que tenemos esta situación en proceso.
Desde luego que la ONU tiene sus problemas, muchos de ustedes los conocen, y está en permanente revisión el tema del Consejo de Seguridad, la limitación del veto, la revitalización de la Asamblea General. Debo decir que, en todo ello, México ha jugado un papel importante a lo largo de los años, y hay muchos proyectos que están en marcha y que habrá que darles continuidad.
El trabajo de la misión mexicana en las comisiones es intenso y estamos realmente muy activos, México está muy activo en prácticamente las seis comisiones.
Quiero comentarles algunos puntos de esas comisiones, que me parece que son particularmente relevantes, y que yo quisiera en su momento incluir de manera muy importante, y a los cuales me dedicaré con un poco más de detalle.
En la Segunda Comisión, hay dos temas que me parecen fundamentales. Desde luego, el seguimiento de la Agenda 2030.
La Agenda 2030, tiene que ser el eje fundamental de nuestra relación con el Sistema de Naciones Unidas. Es un trabajo formidable, está muy bien hecho, seguramente ustedes lo han revisado; es el reflejo de muchos años de trabajo, desde que se empezó con los objetivos para el desarrollo del milenio.
Y luego, cómo han ido depurando cada uno de los objetivos, de las metas, de los indicadores; y hay algunos proyectos que me parecen fundamentales, que son transversales a la Agenda 2030: los temas de educación, los temas de género, los temas de medio ambiente.
Nos da la oportunidad de que México pueda encontrar, como ya lo empezó a hacer, también debo decirlo, durante los últimos años, en la Agenda 2030, un instrumento para poder coordinar los esfuerzos nacionales con los esfuerzos multinacionales.
Creo que es una forma de aprovechar nuestra relación con la ONU y tratar de acompañar algunos de esos proyectos en México con los criterios, con los referentes, con los estándares, con los indicadores internacionales, que están muy bien hechos, están muy bien diseñados y son lo suficientemente flexibles para que los países puedan hacer de todos estos objetivos y metas, elementos que nutran sus propios programas y planes de desarrollo a nivel federal y a nivel local.
Y esto permite que México pueda robustecerse, esto que se inició, a partir del 2015, a través del Consejo Nacional para la Agenda 2030, que, en mi opinión, y así lo he platicado también con el Canciller y con el Presidente, de seguir teniendo su oficina de seguimiento en la Presidencia de la República, para que puedan concurrir las diversas dependencias del Ejecutivo Federal, por un lado.
Y también, de los distintos órdenes de gobierno, con una propuesta adicional que queremos hacer y que aprovecho para poner a su consideración, y es que el Senado de la República tenga una participación más formal y más activa en ese Consejo Nacional.
Hubo la idea de que se configuraran una serie de comisiones en las cuales el Senado participaría, en algunas de ellas ha participado más efectivamente, en otras quizá no tanto.
Pero creo que esta es una oportunidad formidable para que pueda haber un trabajo conjunto entre el Senado, el Poder Ejecutivo, con todas sus dependencias, y que también podamos involucrar a los gobiernos locales, tanto a nivel estatal como a nivel municipal.
También destaco de la Segunda Comisión, porque me resulta muy interesante y además importante para México, de que son los que pueden transversalmente inscribirse prácticamente en todas y cada uno de los objetivos que tiene planteados la Agenda 2030.
En la Tercera Comisión, el tema central, el más sensible para México es el de los derechos humanos. Es un tema en el que no nos ha ido bien en los últimos años.
El último informe del Consejo de Derechos Humanos del mes pasado, nos muestra que serio es el rezago que tenemos. Pero también creo que es una gran oportunidad para el nuevo Gobierno, que ha hecho de este tema una de sus prioridades fundamentales y que ha tomado algunas de las medidas iniciales, para tratar no solamente de atender algunos de los rezagos que venimos arrastrando en este tema; sino de cambiar literalmente no nada más la política pública en torno a los derechos humanos, sino generar una verdadera cultura en el país, que empiece desde el sistema escolar inicial, para que haya un mucho mayor respeto y una mayor conciencia de la importancia de los derechos humanos.
En la Comisión número tres, también hay otro tema al cual le quisiera yo dar particular relieve el próximo año, que será el año de las lenguas indígenas.
Y yo creo que este también tiene que ser uno de los temas que tomemos como bandera inicial en 2019, desde el principio del año.
México tiene aquí una larga tradición donde, bueno, no solamente tenemos más de 20 lenguas indígenas, que por fortuna todavía están vivas, se nos han muerto varias, pero tenemos además una larga tradición en las universidades y en la conciencia popular del país, un cariño y una necesidad de proteger, respetar y enaltecer las lenguas indígenas.
Así que, si la ONU tiene este esquema, créanme que tengo toda la intención de estar ahí en primera fila, tratando de poner a México en este eje donde debe de estar.
Y en la Cuarta Comisión, hay un tema particularmente sensible, que será muy importante lo que esta Comisión opine al respecto, y tiene que ver con las operaciones del mantenimiento para la paz.
Como ustedes saben, otra vez, a partir del 2015, México decidió formar parte activa de este proceso, aporta dinero para ello y hemos tenido ya algunas experiencias que han sido favorables.
Tenemos que ser muy cuidadosos en este tema, pero mis conversaciones iniciales con el Secretario de la Defensa y el Secretario de Marina, pues en ambos casos hay un interés por parte de ellos, y qué bueno que así sea, porque sigamos manteniendo una interacción con este proyecto para el mantenimiento de la paz.
Y viene también muy a cuento cuando el gobierno del Presidente López Obrador ha planteado que quiere darle una orientación distinta a las fuerzas armadas, que estén mucho más orientadas a mantener la paz en nuestro país.
Bueno, ahí tenemos, otra vez, un modelo de Naciones Unidas. No se trata de mandar a nadie de nuestro país a exponerse a ir a lugares de mera confrontación, pero que sí vayan a aprender.
Porque creo que podemos aprender mucho de cómo se han organizado algunos de estos operativos para el mantenimiento de la paz en lugares, sobre todo después de los conflictos.
De hecho, hace un par de meses se inauguró en nuestro país, un centro de entrenamiento conjunto, en el Estado de México.
De manera que es un tema muy sensible, pero creo que Naciones Unidas, mi percepción, mis propias experiencias en el pasado, es que uno está todo el tiempo topándose con temas sensibles.
Entonces, esto no debe ser motivo ni para eludirlo, ni para darles la vuelta, sí para tratar de ser juiciosos, responsables, cuidadosos, pero tratar de sacarles también la mayor ventaja posible.
En México existen 21 agencias de Naciones Unidas y programas que tienen representación en nuestro país.
También es un tema que me parece que debemos de tratar de coordinar mejor.
Hay que recordarles a todas y cada una de estas agencias que sus puntos de vista son bienvenidos, serán respetados; pero que no deben olvidar que quien es socio de las Naciones Unidas es el Estado Mexicano y, en consecuencia, la relación con ellas debe ser estrictamente en esos términos.
Que nos informen primero al Gobierno de México, que le informen a la Cancillería de manera institucional, de manera coordinada, para que podamos también tener una mejor capacidad de respuesta a sus sugerencias y a sus recomendaciones.
Déjenme, para concluir, entrar un poquito más en detalle en la Agenda 2030, toda vez que, como les he dicho, me parece que tendrá que ser el eje fundamental de nuestra interacción con el Sistema de Naciones Unidas.
El próximo año, 2019, son los primeros cinco años que se pudo en marcha la Agenda y la Asamblea General va a ser sobre este tema. En la Asamblea general se hará el foro político de alto nivel, este año, donde se espera que los jefes de Estado informen del avance de sus países sobre esta Agenda.
Yo también creo, y así lo platiqué en su momento con el Presidente López Obrador, que es una gran oportunidad para que México exponga, en ese foro, los alcances y las dimensiones reales de la Cuarta Transformación y del cambio que se está dando en nuestro país, muchos de los cuales, de los elementos de una van a estar muy bien representados en la Agenda 2030.
Yo creo que si nos centramos fundamentalmente en avanzar en algunos de estos objetivos y de estas metas, sobre todo aquellas que ya hemos podido identificar mejor, si logramos que las diversas dependencias del Ejecutivo se centren en algunos de los criterios, de los aceleradores, de los instrumentos que ya existen al respecto, sí vamos a poder sacar verdadera ventaja de este que es, a mi juicio, el gran esfuerzo de este proyecto que es universal, que es integral, que es un agenda civilizatoria.
En donde además, revisándola con calma, encuentro que tiene la dosis de utopía necesaria para desencadenar cambios de fondo en nuestro país.
Los proyectos que tienen una pequeña dosis de utopía son fundamentales para que los cambios ocurran. Si no tienen esa dosis, me parece que a veces se quedan en letra muerta.
Y sólo para concluir y no dejar de mencionarlos, otros temas que me parece que son importantes para México, en los que quiero estar trabajando muy activamente, son los que tienen que ver con la justicia transicional, que contempla la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos y que van a ser muy importantes para algunos de los temas de la agenda política interna de México.p
Aquí queda más claro que nunca lo que ha dicho el Presidente en reiteradas ocasiones: la mejor política exterior es una buena política interior.
Claro que sí, en los tiempos de México hay ejemplos que documentan eso de manera contundente. Tenemos que avanzar en los temas que están atorados, para lo cual esquemas como las comisiones de la verdad, que ya se han planteado, me pueden ayudar a esclarecer y dejar por lo menos resueltos algunos de estos temas.
Todo lo que tiene que ver con desapariciones y víctimas, Ley de Amnistía, todo esto forma parte de la justicia transicional que la ONU ha estado impulsando y ahí encuentro otra vez una gran oportunidad para interactuar.
Temas como el de drogas, no digamos migración, que está ahora muy en boga porque lo que de manera importante nos ha comentado el Canciller, en relación con el pacto de Marraquech y cómo México ha estado poniendo ya en práctica algunos de los criterios fundamentales que están contenidos en ese pacto.
Los temas de medioambiente que no podemos soslayar, me parece también complementan parte de las prioridades.
Así que, señoras y señores senadores, así, a ojo de pájaro, he querido recorrer con ustedes algunos de los temas que me parece formarán parte de la agenda de la misión mexicana ante el Sistema de Naciones Unidas; con la idea de que nos ayuden a resolver problemas en nuestro país. Y que nos ayuden y nos acompañen en muchas de las nuevas iniciativas que está planteando el Gobierno del Presidente López Obrador.
Y que también México pueda darle tradición a eso que decía al principio, a una presencia con toda la dignidad que debe tener este país en los foros internacionales, en donde, reconociendo los problemas que hemos tenido, también podamos seguir aportando y contribuyendo a las soluciones y a la dignidad de las relaciones entre los países.
Muchas gracias.