- Las mujeres del campo presentan un alto grado de vulnerabilidad por la ausencia de acciones integrales, señala senadora Balderas Espinoza
La inequitativa distribución de la riqueza y el diseño insuficiente de políticas sociales, son factores que generan mayor pobreza y desigualdad entre las mujeres rurales del país, advirtió la senadora de Morena, Claudia Esther Balderas Espinoza.
A través de un punto de acuerdo, la legisladora busca exhortar a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), para que articule las metas nacionales de producción de alimentos y sostenibilidad ambiental, con las de reducción de la brecha de género y desigualdad.
En el exhorto enviado a la Comisión de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural, la senadora señaló que el desarrollo humano de las zonas rurales es precario en comparación con el de las ciudades, situación que se agrava aún más por cuestiones de género.
Balderas Espinoza argumentó que las mujeres del campo enfrentan múltiples formas de discriminación para acceder a tierras, activos, créditos, insumos, así como a servicios, tecnología e ingresos.
“Las productoras presentan, todavía, un alto grado de vulnerabilidad que se refuerza por la ausencia de acciones específicas, integrales y transversales para reducir la desigualdad”, manifestó.
Ello, dijo la senadora, a pesar de que el papel que juegan las mujeres es relevante en la economía rural, pues contribuye significativamente a erradicar la pobreza y a lograr la soberanía alimentaria.
Destacó que de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las mujeres del medio rural, cuya identidad es preponderantemente indígena, tienen aportaciones significativas a la producción de alimentos, a la seguridad alimentaria y al desarrollo de emprendimientos rurales.
Balderas Espinoza agregó que, de acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura, en 2018, las mujeres participaban con 16 por ciento del total de la producción de maíz de grano y cultivaban 95 mil hectáreas dedicadas a chile verde, elote, tomate, jitomate, árboles frutales, así como 150 mil hectáreas de mango, naranja, aguacate, limón, fresa y sandía.
Es necesario, puntualizó, la adopción de políticas focalizadas en las mujeres rurales e indígenas que incluyan recursos financieros, humanos y técnicos para garantizar la igualdad de oportunidades y el reconocimiento de sus derechos y necesidades, con la finalidad de fortalecer las contribuciones que hacen al desarrollo nacional y al bienestar social.