
Senadora Martha Lucía Mícher Camarena
Gracias, señor presidente. Pues por supuesto que sigue siendo un día importante para todas y todos nosotros. Miren, en todos los países del mundo, en todos los niveles de educación y en grupos etarios, el salario medio de las mujeres es inferior al de los hombres. Aunado a que las mujeres solemos ocupar empleos en el sector informal, en puestos periféricos y con menor prestigio. Y tenemos, por supuesto, mucha menor posibilidad de ocupar cargos, puestos fijos o mejor remunerados.
Las niñas de este país están creciendo sabiendo que pueden ser científicas, que pueden ser legisladoras, abogadas, presidentas, ingenieras de un país, del país que quieran.
Sin embargo, una de las dificultades a las que nos enfrentamos para dedicarnos a nuestra profesión es la competencia por las posiciones de liderazgo. Porque todavía tenemos que conciliar la vida laboral con la vida personal, porque las oportunidades de capacitarnos o de actualizarnos se ven reducidas por las abrumadoras tareas de cuidado. Lavar, planchar, trapear, cuidar hijas, hijos, cuidar personas con discapacidad, cuidar personas enfermas y además trabajar fuera del hogar. Eso nos abruma y seguimos, sin que se reconozca, ganando menos que otros por realizar el mismo trabajo o tener el mismo nivel de puesto.
De acuerdo con el informe La Lucha por la Igualdad de Género de la OCDE, dice “cuando las mujeres trabajan son más propensas a hacerlo a tiempo parcial, tienen menos probabilidades de avanzar a puestos directivos, son más propensas a enfrentarse a la discriminación y ganan menos que los hombres”. Asimismo, de acuerdo a este mismo estudio, la maternidad tiene efectos negativos en la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo, en la remuneración y en la progresión profesional.
Acuérdense los puntos que se van acumulando conforme al puesto que vamos teniendo para el acceso al crédito a la vivienda. Entonces, de pronto tienes una puntuación, viene la maternidad, se estanca tu puntuación, te vuelves a incorporar después de tres años, vuelves a subir tu puntuación y total que acceder al derecho a la vivienda es un largo y tortuoso camino. Así las mujeres que trabajamos lo hacemos en clara desventaja respecto de los hombres, lo cual se ve reflejado en su ingreso actual, que en promedio es de 54.5 por ciento más bajo de los hombres.
A esta diferencia entre los ingresos de mujeres y hombres se le conoce como brecha salarial. La brecha salarial entre los géneros es uno de los tres aspectos más importantes de la desigualdad de género, junto con el reparto desigual de trabajo no remunerado y la violencia contra las mujeres de acuerdo a la OCDE. Entonces, el Instituto Mexicano para la Competitividad, con base en los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, la ENOE, la brecha salarial de género en México es de 16 por ciento.
Esto significa que en promedio por cada 100 pesos que gana un hombre, una mujer gana 84 pesos. Estos datos reflejan que a pesar de los avances logrados, aún queda mucho por hacer para eliminar las barreras que impiden a las mujeres desarrollarse plenamente en igualdad de condiciones que los hombres. Cuando nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum se comprometió a garantizar la igualdad sustantiva para las mujeres de este país, sabía que lograr la eliminación de la brecha salarial es una de las principales tareas para este segundo piso de la Cuarta Transformación.
El dictamen que estamos hoy sometiendo a su consideración materializa las aspiraciones que quedaron plasmadas en la Reforma Constitucional que se publicó el pasado 15 de noviembre y es la primera Reforma Constitucional de nuestra Presidenta.
Las reformas a estas disposiciones, en conjunto con las que realizamos a la Ley General de Igualdad entre Mujeres y Hombres, ahora son a la Ley Federal del Trabajo y a la Ley Federal de los Trabajadores del Servicio del Estado, reglamentaria del Apartado B del Artículo 123.
¿Qué habla? Estamos estableciendo parámetros claros para que el Estado mexicano desarrolle políticas públicas con perspectiva de género que permitan acelerar la participación y el empoderamiento de las mujeres en todos los ámbitos, lo cual permitirá eliminar la brecha salarial de género.
El dictamen que estamos aprobando envía un mensaje muy claro al Estado mexicano, desde el Estado mexicano, porque se reconoce que la brecha salarial es una injusta distribución del salario entre mujeres y para sus familias. Y para este segundo piso de la transformación debemos mejorar las condiciones de las mujeres. Miren, les voy a explicar, perdón que así lo haga, qué significa esto de que no nos paguen a igual trabajo, igual salario o a igual trabajo, no hay el mismo valor.
Miren, a partir de un convenio que se llamó el Convenio 100, en México se camuflajearon las desigualdades y entonces, fíjense bien, a partir de que legislamos igual salario por igual trabajo, sucedió esto. Él, el hombre, su puesto era asistente administrativo y la de ellas, secretaria por el mismo trabajo, pero se tabuló de manera distinta. Él, asesora por el mismo trabajo y ella, asesora B, con salarios diferenciados, que creyeron que no nos íbamos a dar cuenta.
Y así pasaron con los puestos en toda la industria y en los servicios. Los trabajos feminizados, maestras, enfermeras con salario, tabuladores en las industrias duras, con los mejores salarios los hombres. La Secretaría del Trabajo ahora seguramente deberá elaborar un método para que los tabuladores salariales sean revisados y saber si los salarios tienen este sesgo de género con respecto al valor que tiene para esa empresa o centro de trabajo el puesto evaluado. Esto se mide con ciertos indicadores que la propia OIT ha recomendado.
¿Qué hay que medir? Competencias, calificaciones, responsabilidades, esfuerzos y condiciones de trabajo. Las calificaciones son formalizadas, es decir, hay un reconocimiento estándar por medio de un diploma, de una calificación.
Por eso las competencias son conjuntos de habilidades que la persona desarrolla independientemente de su formación. Pero si a nosotras no nos convocan a estar mejor capacitadas, a estar más habilitadas, porque por la maternidad, pues porque te vas a embarazar. Saben ustedes que en León, Guanajuato, hace 15, 20 años, todavía las empleadas, las obreras de las fábricas tenían que presentar su toalla sanitaria para demostrar que no estaban embarazadas.
Así se nos ha tratado a las mujeres. Es una vergüenza que no abramos los ojos para disminuir, para eliminar la brecha salarial y no incorporar a las mujeres a la justicia.
Por eso me da mucho gusto haber trabajado con todas y con todos esta extraordinaria iniciativa de la Presidenta Claudia Sheinbaum a la Ley Federal del Trabajo y a la Ley de Trabajadores del Estado al Artículo 123 apartado B. Desde el Senado estamos cumpliendo con el mandato dado en las urnas por el pueblo de México. Continuar construyendo un país igualitario, un país próspero y donde la igualdad entre mujeres y hombres sea costumbre.
Larga vida a las mariposas por su atención. Muchas gracias.