Grupo Parlamentario MORENA, LXVI Legislatura

Posicionamiento del Poder Legislativo sobre las declaraciones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en voz del presidente de la Mesa Directiva de la Comisión Permanente en funciones, el Senador Gerardo Fernández Noroña

Miércoles 8 de enero de 2025

Implica de manera explícita e implícita un respaldo a nuestra presidenta constitucional Claudia Sheinbaum Pardo, a nuestro gobierno y un llamado al respeto a nuestra independencia y soberanía nacional. 

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Hagamos del mundo una nación sin odio, sin racismo, sin guerras, sin fronteras inhumanas que generen la persecución del ser humano sólo por serlo. Lo dije ya y lo reitero, no se puede hacer una gran nación con racismo y con clasismo, en todo caso no se debería construir una nación con racismo y mucho menos lo deberían hacer los Estados Unidos de América.

No deben los Estados Unidos, país que reivindica las libertades como su esencia fundamental, refrendar el racismo y repetir esa parte tan dolorosa de la historia que han vivido con una guerra civil a mediados del siglo XIX para erradicar de su suelo la forma más brutal que existe del racismo, la esclavitud. Cerca de 750 mil personas perdieron la vida por luchar contra el esclavismo en la guerra civil conocida como guerra de secesión durante el siglo XIX. Hoy esa cifra equivaldría a unos seis millones de personas. Abraham Lincoln mismo, presidente de los Estados Unidos en ese momento, pagó con su vida el precio de luchar contra la esclavitud en su patria. 

Cien años después, a mediados del siglo XX, se dio una nueva lucha heroica del entonces pueblo llamado, despectivamente, Nigga, en los Estados Unidos, hoy afroamericano, para erradicar el racismo en su país. Lucharon por lograr que se les reconociera su condición de seres humanos. Miles de mujeres y hombres se movilizaron, la inmensa mayoría de forma no violenta, para lograr por lo menos la igualdad en los derechos civiles.

Como lo mencionó Martin Luther King hablando sobre las políticas de segregación, se arrastraban por lograr que les sirvieran una taza de café en la barra de un restaurante, mientras sus hermanas y hermanos luchaban y lograban la independencia de sus patrias en la misma África. Mujeres y hombres pagaron con su vida esa batalla desigual. Martin Luther King, premio Nobel de la paz, fue asesinado por encabezar dicha lucha. Malcolm X y Medgar Evers sufrieron la misma suerte. Mujeres como Angela Davis y Asata Shakur perdieron su libertad. La segunda aún vive en un exilio forzado desde hace décadas, por haber tenido la osadía de luchar contra el monstruo del racismo en los Estados Unidos. 

Hoy, 150 años después, el presidente electo de los Estados Unidos de América, a días de volver a la presidencia, pretende hacer institucional el racismo y convertirlo en una política pública destacadísima de su próximo gobierno. No sólo le dará con ello la espalda a la esencia de los Estados Unidos, le dará la espalda a ser el país de las libertades de las que se dice promotor. Renegará de lo que ha sido el corazón de la formación de los Estados Unidos, la inmigración, ya que su país es una nación formada por inmigrantes de todo el mundo, y le dará la espalda a la hermosísima esencia de la declaración de independencia, que como ya mencioné en otro momento, sostiene que el ser humano, el hombre dice de manera textual, tiene derechos inalienables como el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad.

Pretende engrandecer a los Estados Unidos de América con la violación flagrante de derechos humanos de millones de mujeres y hombres que llevan décadas contribuyendo con sus impuestos y su trabajo, y en no pocas ocasiones con la creación de empresas y empleos a la riqueza de los Estados Unidos. Particular mención merecen las personas llamadas “dreamers”, eufemismo con el que se busca disfrazar el racismo institucional con que se trata a mujeres y hombres jóvenes que llegaron a los Estados Unidos en contra de su voluntad. Eran niñas y niños, a veces de brazos, que fueron llevados por sus padres a la nación de las libertades y de la tierra prometida. Se han acreditado 500 mil personas en esta cohesión y deben ser muchas más las personas jóvenes que así llegaron hace más de dos décadas a los Estados Unidos de América. Crecieron hablando inglés, se formaron en sus escuelas y en sus barrios, han trabajado para su patria y hoy son parte central del corazón de su nación, y sin embargo son tratados como delincuentes con libertad condicional, ya que cada dos años tienen que ir a renovar su frágil estado migratorio. 

Las personas llamadas dreamers son ciudadanos estadounidenses de pleno derecho y están siempre en riesgo de ser deportadas, más aún con las políticas racistas como las que el nuevo gobierno anuncia abren la puerta con mayor fuerza para que esa más que injusta deportación suceda.

Es una pena que en pleno Siglo XXI sigan existiendo personas que promuevan el racismo, pero es mucho peor que seres humanos que tendrán el enorme honor y la enorme responsabilidad de encabezar a su país desde el gobierno, las promuevan y las hagan del racismo políticas públicas, es inconcebible. 

Una vez más llamo al gobierno de Estados Unidos que iniciará en breve sus funciones a modificar su conducta política y a honrar la grandeza de su patria. Lo llamo a instrumentar una política migratoria que reconozca a la ciudadanía a millones de seres humanos de las más diversas nacionalidades del mundo que por décadas han acreditado el amor a los Estados Unidos y lo han hecho de la manera que ustedes más valoran, dándole a su gobierno miles de millones de dólares en contribuciones tanto impositivas como de convicción y generosidad.

Un gran revolucionario mexicano llamado Ricardo Flores Magón, quien murió asesinado por los guardias de su prisión en una cárcel brutal de alta seguridad en Livingwood, en Kansas, en los Estados Unidos, fue asesinado un día antes de su liberación y que vivió encarcelado muchos años de su vida sólo por pensar diferente, sostenía que el pueblo tiene derecho a vivir y a ser feliz. Siendo mexicano no se refería solamente al pueblo de México sino al pueblo todo, a la humanidad completa, la abrazó siempre y pagó con su vida su enorme amor a la humanidad y su todavía más grande amor a las libertades. 

Le deseo al nuevo gobierno de los Estados Unidos todo el éxito, menos en lo que tenga que ver con políticas públicas basadas en el racismo, el clasismo y la mezquindad humana.

Finalmente, en una declaración reciente el presidente electo de los Estados Unidos plantea cambiar el nombre del Golfo de México por Golfo de América. Les recuerdo que América es todo el continente y que el Golfo de México se encuentra en su mayor parte en torno a nuestro territorio. La declaración en realidad busca minimizar a nuestra patria y eso es incorrecto e inaceptable, lo es más aún cuando se usa para señalar problemas en que los Estados Unidos y América no ha adoptado una parte en la solución, como lo son el consumo de drogas, donde Estados Unidos representa el principal mercado de consumo del mundo.

En cuanto a la migración, no tenemos ninguna responsabilidad que personas de otras nacionalidades quieran ingresar a los Estados Unidos desde nuestra parte. Mal empezaron las cosas en los Estados Unidos este 1º de enero de 2025 con los atentados en Las Vegas y Nuevo Orleans, actos deleznables que condenamos, como para insistir en buscar soluciones fuera de sus fronteras. 

México, Ciudad de México a 8 de enero de 2025.

Larga vida a nuestra patria, larga vida a nuestro pueblo.

Senado de la República
Senado de la República

Senadores Morena

       
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