Presidente, muy buenas tardes a todas y a todos mis compañeros y compañeras y a todas las mujeres de este país. A mi querido Julián, a mi querida Lucía, a mi querido Juan David y a mi querida Emilia. Va dedicado para ellos, mis cuatro nietos y nietas.
Mujer, si te han crecido las ideas van a decir de ti cositas muy feas. Canta Doña Amparo Ochoa desde hace más de 35 años, de Sinaloa. Hace 233 años, Olimpia de Gouges, en la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, como una respuesta a una carta que escribieron que se llamaba en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, ella, donde se materializaban que los principios de igualdad, de libertad y de fraternidad les respondió, y dijo así: “la mujer nace libre y permanece igual que el hombre en derechos”. Hace 233 años, “nadie debe ser molestado por sus opiniones, incluso fundamentales. Si la mujer tiene el derecho de subir al patíbulo, ella debe tener igualmente el derecho a subir a la tribuna”.
¿Qué pasó después? Fue arrestada bajo cargos de sedición y el Tribunal Revolucionario la condenó a la guillotina. Y luego se reportó en el Diario Oficial que Olimpia, nacida con una imaginación exaltada, tomó su delirio por una inspiración de la naturaleza, empezó diciendo tonterías y acabó adoptando el proyecto de los pérfidos que quieren dividir Francia, porque quería ser estadista y parece que la ley castigó a esta conspiradora por haber olvidado las virtudes propias de su sexo. Eso dijeron en el Diario Oficial.
Sí, señoras y señores, quienes estamos aquí no estamos olvidando los deberes propios de lo que han dicho que son nuestros deberes propios de nuestro sexo. Las mujeres que estamos participando aquí estamos haciendo política, estamos dándole un rumbo distinto a los acontecimientos, a la desigualdad, a la discriminación y a la falta de oportunidades para nosotras las mujeres. Ella soñaba hace más de 200 años con poder discutir y reconocer constitucionalmente algo como lo que estamos a punto de aprobar.
Hoy, compañeras y compañeros, en el artículo 4, 21, 41, 73, 116, 122 y 123, estamos elevando a nivel constitucional el derecho a la igualdad sustantiva de las mujeres, los deberes reforzados para garantizar el derecho a una vida libre de violencias, con S para las mujeres, las adolescentes y las niñas, la obligación de las instituciones de seguridad pública de incorporar la perspectiva de género, de analizar todo con los lentes de la desigualdad para no seguir maltratando y victimizando más a las mujeres y también el deber de contar con mecanismos legales para eliminar la brecha salarial de género.
¿Qué estamos haciendo, compañeras y compañeros? Enviando un mensaje simbólico, poderoso a las mujeres, a las adolescentes y niñas de que tenemos derecho a tener derechos. Nunca más la vulneración a nuestros derechos podrá considerarse natural o justificarse en nombre de la sociedad, en nombre de la familia, en nombre de la iglesia, en nombre de las tradiciones, en nombre de la cultura.
Hoy les decimos a las mujeres, a las niñas que tienen derecho a la igualdad y que el Estado tiene derecho a remover la obligación, no el derecho, la obligación a remover todos los obstáculos jurídicos, culturales para garantizar todos nuestros derechos.
Hace tan sólo unas semanas testificamos después de 200 años de vida, de vida republicana y 300 años de colonia y que son 500 años que una mujer tomaba protesta como presidenta de la república, doña Claudia Sheinbaum Pardo.
Muchas mujeres, no sólo las que estuvimos ahí presentes, las que estaban en las calles, en el Zócalo, en las colonias, en los barrios, frente a la televisión, nos conmovimos hasta las lágrimas, porque sabemos lo difícil que fue llegar, porque reconocemos nuestra historia como movimiento.
Y ella, antes de recibir esa banda de manos de Ifigenia, dijo no llego sola, llegamos todas, llegan las que pudieron alzar la voz, las que no lo hicieron, llegan las que han tenido que callar y luego gritaron a solas, llegan ellas, todas ellas, que nos pensaron libres y felices.
Días después, el 17 de octubre, aquí conmemoramos los 71 años del voto. Reconocíamos lo simbólico de ese acto, porque en realidad eran más de 100 años de insistir y resistir. Sí, somos insistencialistas y somos resistencialistas.
Cuando yo fui candidata a gobernadora en Guanajuato, en 1995, un hombre pasó a pedir que me apoyaran en el Congreso Estatal y dijeron: “vamos a votar por Malú Mícher, aunque sea vieja”. Eso era lo que decían de nosotras, así se expresaban de nosotros los que decían que todo queríamos, que ya no pidiéramos tanto, que la cuota era mucho, que pagara el grupo de Amalia García la cuota como si se tratara de un pago cuando era nuestro derecho.
Pero hemos avanzado mucho, mucho más de lo que se imaginan. Han sido muchas mujeres que no se nos olvidan, porque nosotros hemos logrado romper barreras históricas. Estamos recordando a las asesinadas de todos los años, por sus familiares, por sus compañeros, a los violadas por sus abuelos, por sus tíos, por sus hermanas.
No olvidamos a las miles de niñas, de mujeres, de adolescentes que trabajan en el campo en Guanajuato y reciben menos salario por realizar el mismo trabajo que los hombres, ni a las mujeres que han sido utilizadas como objetos sexuales, ni tampoco olvidamos que a las niñas se les da el caldito de frijol y a los niños en algunas comunidades la pieza de pollo, porque mi hijita, para lo que viniste a este mundo no necesitas alimentarte tanto.
Por eso, recordamos también a las mujeres en los partos, que mueren por un parto, que viven en la pobreza y que debido a leyes y costumbres que no les reconocen como iguales frente a sus hermanos, frente a sus maridos o sus padres, tienen que padecer la discriminación.
Tenemos presente a muchas mujeres que en esas cuatro paredes donde les juraron cuidarlas es donde más viven violencia al interior de sus hogares, donde el señor con el que se juntaron o se casaron juró cuidarla y es donde viola a sus hijas, donde abusa sexualmente, donde le pega, donde le dice qué pendeja eres, mira qué fea estás, a ver si te callas cuando vienen mis amigos.
Eso se acabó, eso ya es un derecho constitucional, un derecho a una vida libre de violencias y estamos encantadas, encantadas, de hoy decirlo y conmemorarlo y lo peor es que se ha visto como normal en nombre de la naturaleza, de la familia, qué va a decir la gente, qué va a decir la comunidad, qué va a decir el santo padre, qué van a decir las tradiciones y así se han mantenido naturales las violencias en lo privado que han sido mantenidas cuya normalización se ha traducido en impunidad.
Por eso la igualdad sustantiva sienta sus reales, esa igualdad que aspirábamos desde hace más de 45 años estamos seguras que va a seguir siendo una realidad, por eso que sueñen las niñas con ser presidentas, legisladoras, con ir al espacio, con subir montañas, con ser futbolistas, que sueñen con lo que quieran y si una mujer decide y no se lo asignan ser una ama de casa, lo decidió libremente, no se lo obligaron, no se lo asignaron la familia o la cultura.
El reto no es sencillo, tenemos que seguir luchando y conquistando esos espacios y por eso me encanta que nuestra presidenta cuando dice que es tiempo de mujeres lo dice con congruencia, coloca en el centro de nuestro gobierno la igualdad de oportunidades y la igualdad de derechos.
Ya no más tocar nuestros cuerpos y nuestros consentimientos, ya no matrimonios forzados, ya no aquellos que son extraordinarios legisladores y no pagan pensión alimenticia, ya no queremos toma tus 20 pesos y haz lo que quieras con ese dinero, por eso, por eso estamos aquí, hoy transformamos la historia, este movimiento nadie lo para, por eso es un honor estar con Claudia hoy.
Vamos a seguir con la revolución de las conciencias, vamos a seguir con la transformación de la vida personal y pública de este país y por último invito a todos los hombres para que sigan siendo nuestros aliados, los necesitamos pero también aprendan nuevas formas de relacionarse con todas nosotras y por eso, porque hoy es un día histórico reclamamos y le decimos al mundo entero que la igualdad se haga costumbre. Muchas gracias.