Con el permiso de la presidencia, compañeras y compañeros senadores, senadoras.

El México de hoy es un país que avanza con pasos firmes hacia la modernización de su gestión pública. La Cuarta Transformación ha marcado un antes y un después en la forma en que el gobierno se relaciona con su pueblo, buscando siempre la eficiencia, la transparencia y la eliminación de la corrupción.

Por ello, la reforma a los artículos 25 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es un cimiento político para poder consolidar un Estado moderno, eficiente y verdaderamente comprometido con los únicos que importan, que es la ciudadanía.

Durante décadas los gobiernos del PRI y del PAN permitieron que la burocracia creciera desmesuradamente, atando de manos a la ciudadanía con trámites interminables, oficinas ineficaces y procesos plagados de corrupción. ¿Cuántas veces un ciudadano tuvo que pagar un favor para avanzar su trámite? ¿Cuántas oportunidades de inversión se perdieron por la manera en que se llevaban a cabo procedimientos obsoletos y discrecionales? ¿Cuánto costó al país la opacidad de aquellos que preferían un sistema caótico que beneficiara a otros y no al ciudadano? Hoy en la Cuarta Transformación estamos decididos a romper con ese pasado burocrático, oscuro y obsoleto.

La digitalización es una necesidad urgente para garantizar un gobierno ágil, transparente, accesible y que beneficie a todas y a todos los mexicanos. Con esta reforma se establece la obligación de todas las autoridades en todos los niveles de gobierno de implementar políticas públicas orientadas a la simplificación administrativa, la digitalización de trámites y servicios y la adopción de buenas prácticas regulatorias y el desarrollo de capacidades tecnológicas en la gestión pública. Asimismo se faculta al Congreso de la Unión para expedir la Ley Nacional que establezca un sistema de gobierno digital con un objetivo de mejorar la eficiencia gubernamental, erradicar la corrupción y fomentar la austeridad.

La digitalización en México ha crecido de manera significativa en los últimos años reflejando el compromiso del pueblo con la modernidad. De acuerdo a la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en el 2022 aproximadamente 75 por ciento de la población mexicana tenía acceso a Internet. Este número continuó en ascenso y para el 2023, según la encuesta nacional sobre disponibilidad y uso de tecnologías de la información en los hogares, 97 millones de personas de seis años o más tienen acceso a Internet.

Además, 97.2 millones de personas usaban un teléfono móvil y 43.8 por ciento de hogares contaban con una computadora. Estos datos reflejan que la digitalización ya es un pilar fundamental de la vida cotidiana que facilita el acceso a la información y a la educación y por supuesto a los servicios públicos, además de fortalecer sectores estratégicos como son la economía. Y sin embargo, el gobierno aún enfrenta grandes retos en la eficiencia en sus trámites.

Actualmente de un total de 5 mil 463 procedimientos, 4 mil 128 deben de gestionarse de manera presencial, lo que representa 75 por ciento de los trámites. Esto limita la accesibilidad y la rapidez en la atención, perpetuando los problemas heredados por administraciones pasadas. En este sentido, la presente reforma traerá consigo beneficios tangibles para todas y todos los mexicanos.

En primer lugar, permitirá un mayor control sobre los procesos administrativos, reduciendo la discrecionalidad de los servidores públicos y cerrando espacios para la corrupción. En pocas palabras, se va a acabar donde está la bolita y la digitalización de los trámites disminuye la necesidad de intermediarios, evitando la opacidad en la toma de decisiones y promoviendo la confianza ciudadana en las instituciones. Además, se reducirán significativamente los costos operativos de la administración pública al disminuir el uso de papel, mantenimiento de oficinas físicas y la duplicidad de trámites, logrando un gobierno más eficiente y austero.

A lo largo de la historia, la burocracia excesiva ha sido un obstáculo, un lastre para el crecimiento económico del país. Con esta reforma impulsamos la inversión, la generación de empleo, creando un entorno más favorable para la actividad empresarial y para la ciudadanía en general. El agilizar la apertura de empresas, facilitar el cumplimiento de obligaciones fiscales y administrativas, contribuimos de esta manera a una distribución más equitativa del ingreso y la riqueza, reduciendo las desigualdades y fortaleciendo el desarrollo económico nacional.

Reconocemos los grandes beneficios de la presente reforma, por ello nos cuestionamos por qué los gobiernos del pasado que encabezaron el PAN y el PRI nunca impulsaron una reforma como esta. ¿Por qué en lugar de modernizar la gestión pública permitieron que la corrupción siguiera operando en cada ventanilla, en cada oficina de gobierno? La respuesta es clara, porque su interés nunca fue el pueblo, sino sus propios beneficios y los de aquellos que lucraban con la ineficiencia del Estado. En cambio, en la cuarta transformación gobernamos con principios, con visión de futuro y con compromiso inquebrantable por la justicia social.

Nuestra presidenta, la doctora Claudia Sheinbaum, ha sido una impulsora incansable de la modernización y la digitalización gubernamental. Durante su gestión en la Ciudad de México promovió la simplificación de trámites y el uso de tecnología para acercar los servicios públicos a la gente, logrando avances sin precedentes en la eficiencia administrativa. Con esta reforma llevamos esa visión a nivel nacional, asegurando que ningún mexicano o mexicana tenga que sufrir más por la burocracia obsoleta y la corrupción institucionalizada en los gobiernos.

La Cuarta Transformación no sólo ha rescatado a nuestro país de la devastación de ese lastre, sino que lo ha encaminado hacia un futuro más justo, igualitario y transparente. En esta reforma tendremos un impacto inmediato en la vida de millones de mexicanas y mexicanos que merecen un gobierno eficiente, cercano y libre de corrupción. Es un paso firme hacia la modernidad y la justicia social, principios fundamentales de nuestro movimiento.

No permitamos que el pasado vuelva a frenar nuestro avance, abracemos el presente y el futuro, sigamos construyendo el México que todas y todos los ciudadanos merecen. Y con determinación, con la certeza de que el pueblo nos ha dado esa confianza para transformar la nación, porque hoy la cuarta transformación gobierna con el pueblo y para el pueblo. Es por ello que con convicción y con la certeza de estar del lado correcto de la historia, les llamo a votar a favor de esta reforma.

Hagámoslo de manera eficiente, transparente, a favor de la modernización y sobre todo a favor del bienestar de la gente. Hoy la digitalización será una realidad que beneficie a todas y a todos los mexicanos. Es cuanto, señor presidente. Muchas gracias.