- En México, 41.5 por ciento de las personas de más de 50 años reporta sentir dolor, destaca la senadora Nestora Salgado
A fin de visibilizar el dolor crónico como un problema de salud pública e instrumentar acciones legislativas que permitan mejorar la atención de quienes lo padecen, en el Senado se llevó a cabo el foro “Medicina del dolor, paliativa y cuidados de soporte, hacia una mejor legislación y política pública a favor de los pacientes, dentro del Sistema de Salud Mexicano”.
Al inaugurar el evento, la senadora Nestora Salgado García, secretaria de la Comisión de Derechos Humanos, destacó la importancia de construir acciones conjuntas para abordar el tema del dolor crónico, que se ha convertido en un problema de salud pública que afecta a alrededor de 25 y 29 por ciento de la población mundial.
“En México carecemos de información estadística que permita conocer el impacto del dolor crónico en la ciudadanía, a pesar de que hallazgos del Instituto Nacional sobre Salud y Envejecimiento, en el país señalan que 41.5 por ciento de las personas de más de 50 años reportó sentir dolor, siendo más frecuente en las mujeres que en los hombres”.
Además, el porcentaje reportó que el dolor aumenta en los adultos de mayor edad que padecen enfermedades crónico-degenerativas”.
La legisladora alertó que entre algunas de las consecuencias que pueden surgir para las personas que padecen dolor crónico son la afectación de la movilidad, así como secuelas psicológicas que pueden ser muy severos ya que, de acuerdo con estudios de la Organización Mundial de la Salud, las personas que tienen dolor crónico tienen cuatro veces más posibilidades de sufrir depresión y ansiedad.
“Una de cada tres personas que padecen dolencias graves no pueden tener una vida normal. El dolor crónico es la principal causa de ausentismo laboral y discapacidad, lo que genera enormes costos para el sector salud”, abundó.
Esta situación, agregó, nos debe motivar para la toma de decisiones que nos permitan avanzar en las políticas públicas desde un enfoque integral y bajo una perspectiva de derechos humanos.
Mencionó que el hablar de salud no sólo se refiriere a la ausencia de la enfermedad, sino a un estado de bienestar físico, mental y social, por lo que los legisladores deben garantizar las condiciones que puedan profundizar a un estado autentico de bienestar.
Cabe mencionar que el tema se desarrolló en cinco paneles; el primero realizó un análisis de la legislación y la política pública en materia de tratamiento de dolor crónico y los cuidados en su conjunto.
En el segundo, se abordaron los retos en la atención de los pacientes que requieren medicina para el dolor crónico y cuidados paliativos; mientras que, en la tercera mesa de trabajo, los especialistas debatieron sobre la forma de avanzar hacia un sistema de vanguardia en materia de atención del dolor crónico.
En el cuarto panel se tomaron en cuenta los roles de los indicadores de calidad de vida en el tratamiento del dolor. Finalmente se habló sobre la relación de la adecuada conformación de operatividad de los servicios que brindan medicina del dolor.
En estas mesas de trabajo, los y las especialistas coincidieron en la necesidad de adecuar la legislación, a fin de garantizar el acceso de medicamentos, sobre todo los controlados como los opioides, a las personas que padecen dolor crónico severo, así como para crear un padrón para conocer cuántas personas tienen este padecimiento y cuál es su impacto en México.
Además, propusieron generalizar y estandarizar la atención de los pacientes que requieran control del dolor y cuidados paliativos, con recursos suficientes para ello; así como gestionar y garantizar la formación de recursos humanos para la atención de las personas que requieran cuidados paliativos, entre otras acciones.