Desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, se apostó por la importación de alimentos a cuenta de sacrificar la producción nacional y sentando las bases de la pobreza en la que está sumida la mayor parte de la población rural. Hoy México importa el 48% de los alimentos que consume la población, convirtiéndonos en un país completamente dependiente cada vez más alejado de lograr la autosuficiencia y la soberanía alimentaria que nos robaron los regímenes neoliberales anteriores.
Es verdad, hubo una crisis en 2012 ocasionada por la Gripe Aviar, provocando que Brasil y Estados Unidos se convirtieran en proveedores de carne de pollo a bajo costo lo cual derivó en una competencia desleal para los productores mexicanos debido a que, los insumos e infraestructura son subsidiados en ambos países.
Hoy la industria avícola se ha recuperado de la crisis de 2012 y se fortaleció con el paso de estos años. De acuerdo con la Unión Nacional de Avicultores, la producción nacional alcanza a satisfacer la demanda interna, pero debido a las elevadas importaciones de carne de pollo, los precios no alcanzan a cubrir los costos de la producción mexicana.
La importación de pollo se realiza hasta la fecha bajo un esquema conocido como dumping, ya que la carne que se importa a nuestro país es el desecho del consumo norteamericano, lo cual hace que el precio de entrada a México sea muy por debajo del costo de producción nacional; dejando claramente en desventaja competitiva y al borde de la quiebra a nuestros connacionales.
Por los motivos anteriores, decidimos en el Senado de la República presentar un punto de acuerdo para exhortar a la Secretaría de Economía a revisar los cupos de importación de carne de pollo para poder defender y fortalecer la producción mexicana y al mercado interno. Sin duda es importante el mercado internacional, pero es necesario fortalecer a los productores nacionales; esto no significa de ninguna manera el desabasto. México cuenta con la capacidad productiva y de infraestructura suficiente para cubrir la demanda interna pues ya no existen las razones por las que nuestro país se vio obligado a incrementar la importación de pollo en 2012.
Sabemos que existen grandes intereses en el tema a los que les conviene más la importación que la producción nacional, por ellos se construyen ideas falsas y rumores de desabasto y falsas y alevosas ideas de crisis alimentaria. La cuarta transformación seguirá apostando por la producción nacional de alimentos para alcanzar la soberanía y autosuficiencia alimentaria.