Muy buenos días a todas y todos.
Hoy es un día muy importante. En 1953, un día como hoy, por primera vez las mujeres pudieron ejercer el voto.
Hoy por primera vez una mujer en 200 años es presidenta de la República. Ha sido duro el camino de las mujeres para abrirse camino y para labrar por lo menos la igualdad en materia del derecho al voto.
Mi abuela materna, María de la Luz Velázquez Villalobos, nació en 1913. Cuando se pudo votar por primera vez ella ya tenía 40 años. Dudo que le hubiese preocupado votar. Ella hubiese querido ser profesionista, pero era mujer, era indígena, era pobre, era huérfana, tenía cerrados todos los caminos, vivió en un mundo machista, en un mundo de discriminación, en un mundo de desigualdad, en un mundo que a pesar de que tenía un carácter enorme le cerraba todas las puertas y todos los caminos.
Hoy aquí tenemos a mujeres excepcionales que se presume que están en cargos de altísima responsabilidad y relevancia, pero nadie se los regaló. Todas ellas, como mi abuela, tienen mucho carácter, pero con carácter no es suficiente. Para una mujer se le pide todavía más carácter que a un hombre, más talento que a un hombre, más preparación que a un hombre, más cualidades que a un hombre y aun así se le regatea su talento y su capacidad.
Siempre son la esposa de, la hermana de, la hija de, la amiga de, siempre es cuestionada su fuerza, su talento y su capacidad.
Decía nuestra Jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, en su discurso de toma de protesta una frase que me conmovió, dijo que en el siglo XIX y en el siglo XX, liberales y conservadores se enfrentaron inclusive con las armas para defender sus ideas y sus ideales, pero que tenían un punto de coincidencia, un punto en común, el sojuzgamiento y la dominación de las mujeres, ahí sí estaban de acuerdo, !qué duro, qué fuerte reflexión, más fuerte aún porque es una reflexión verdadera, es una reflexión cierta!
Y decía Clara Brugada Molina que convocaba en pleno siglo XXI a lograr la libertad de las mujeres, porque la paridad no es suficiente, porque la igualdad sustantiva sigue siendo una tarea pendiente, porque la igualdad de oportunidades es inexistente aún, porque las mujeres sufren una violencia permanente hoy, aquí y ahora en todos los rincones de la patria, discriminación, se les subestima, se les violenta, inclusive se les asesina sólo por el hecho de ser mujeres. Y convocaba mi compañera y amiga Clara Brugada a lograr la libertad de las mujeres, qué fuerte también que en pleno siglo XXI se hable de que se necesita liberar a una parte de la humanidad, y estoy convencido que la humanidad toda no puede ser libre sin la libertad de las mujeres, que los hombres no podemos ser libres sin la libertad de las mujeres, que me dicen también que un hombre no puede ser feminista, y yo ni siquiera pretendo serlo, pero soy humanista y estoy convencido que tenemos que lograr el respeto a la dignidad de todos los seres humanos y dentro de ello de manera sobresaliente a la dignidad de las mujeres.
Y más si son pobres, más si son indígenas, más si son las olvidadas, más si son a las que siempre se les han cerrado todos los caminos, porque si a un hombre pobre, indígena se les cierran los caminos, a una mujer prácticamente es imposible que tenga una posibilidad. Y sin embargo, hoy aquí en este Senado de la República tenemos a mujeres surgidas del corazón del pueblo que se han abierto caminos, que son el resultado, y termino, ya de un esfuerzo individual muy poderoso, pero también de un esfuerzo colectivo de mujeres y de muchas mujeres que nos antecedieron en esta lucha, pero también de muchos hombres que siempre fueron conscientes que no había esta igualdad y que teníamos que construirla entre todas las personas.
Así es que me siento muy honrado de estar presidiendo esta sesión, me siento muy honrado de que un puñado de mujeres hayan tenido la tenacidad y la firmeza de lograr que en el muro esté esta frase de reconocimiento a las sufragistas, que nunca se rindieron, que inclusive hubo mujeres como Elvia Carrillo Puerto, que fue elegida diputada federal y que por ser mujer no se lo reconocieron. Así ha sido, así sigue siendo, eso tiene que acabar.
Esta celebración, y con eso culmino, tiene que llevarse el compromiso de lograr plena libertad en nuestra patria y en la humanidad toda de todas las mujeres. Convoco, sumo mi voz a la de Clara Brugada, a esta lucha; sumo mi voz a este esfuerzo, conjuro a que lo hagamos realidad, porque, como decía Ricardo Flores Magón, el pueblo tiene derecho a vivir y a ser feliz, pero nadie puede ser feliz mientras haya una sola mujer sojuzgada en nuestra patria.
Muchas gracias por su atención, compañeras y compañeros.