Grupo Parlamentario MORENA, LXVI Legislatura

Intervención de la senadora Martha Lucía Mícher Camarena durante la sesión solemne para develar la inscripción: “A las sufragistas que nunca se rindieron ni abandonaron la lucha por la libertad”, en el Muro de Honor de la Cámara de Senadores.

Buenos días. Llegamos todas. Quiero saludar a nuestras compañeras, nuestras amigas, nuestras colegas, la ministra Yasmín. Gracias, ministra, por estar aquí.

A nuestra presidenta del INE, con A, Presidenta Guadalupe Tadei, gracias por estar aquí. Gracias a la presencia de nuestra querida presidenta del Tribunal Electoral, que no les dijo nada, pero miren esos lentes que trae, ya los vieron, son los lentes de género, son los lentes que se pone para hacer todo, hacer presente la paridad. Gracias, Mónica.

Mis queridas compañeras, Claudia, mi querida compañera, gracias por estar aquí. Gracias, presidente, es un honor estar aquí. Queridas compañeras, amigas, senadoras, senadores de todos los partidos políticos, del PRI, del PAN, de Movimiento Ciudadano, del PT, del Verde y de Morena, gracias por su presencia, sé que era un día difícil para algunas y algunos de ustedes y gracias por estar aquí en esta sesión.

Y gracias a las invitadas que están aquí y a las mujeres desde Guanajuato que vinieron, que están aquí, gracias al esfuerzo de la senadora Virginia. 

Compañeras, quiero decirles que el día de hoy, a los 71 años del voto de las mujeres, la celebración es la más especial de todas, ya que en los cargos de elección popular hemos conseguido un congreso paritario y hemos logrado que una mujer sea la presidenta de los Estados Unidos Mexicanos, Claudia Sheinbaum Pardo. Las mujeres estamos haciendo y cambiando la historia de México.

Cuando conmemoramos el voto de las mujeres, la fecha que tenemos referencia es el 17 de octubre de 1953, cuando se publicó en el Diario Oficial de la Federación este decreto. Sin embargo, no podemos dejar fuera tres fechas importantes de mujeres guerreras, insistencialistas que hoy vamos a rendir tributo. 

En 1923, en el estado de Yucatán se reconoció el derecho al voto, tanto a nivel estatal como municipal.

En 1937 tuvo lugar el primer intento por constitucionalizar los derechos políticos bajo el mandato del general Lázaro Cárdenas, pero no pudo concretarse. Y una década después, durante el sexenio del presidente Miguel Alemán, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma al artículo 115, que concedía a las mujeres que no es conceder, es reconocer a las mujeres el derecho a votar en las elecciones municipales. Fuimos avanzando un trecho y otro trecho y otro trecho, como lo estamos haciendo ahora.

No hemos parado de insistir, somos unas insistencialistas y redentas y hoy las invito a adoptar un nuevo nombre. Además de ser insistencialistas, seamos también unas resistencialistas, que resistamos, no importa si nos ponen barreras, vamos adelante. ¿Por qué? Porque no queremos más techos de cristal, no queremos más pisos resbalosos, no queremos más escaleras rotas cada vez que llegamos a tomar, a participar en los puestos de decisión.

Hoy estamos celebrando y conmemorando 71 años, pero son más de 100 años de lucha que han dado cientos de mujeres las que nos han permitido ir materializando nuestros derechos políticos electorales. La igualdad sustantiva a la que nos llama la presidenta Claudia Sheinbaum y que quedará plasmada en la Constitución debe ser para las mujeres en la sierra, en el campo, para las mujeres afromexicanas, para las mujeres indígenas, para las que tienen discapacidad, para las trabajadoras del hogar. No hay igualdad sustantiva si discriminamos a cualquiera de estas compañeras.

Hay una frase en “El Derecho del Voto de la Mujer”, que escribieron nuestras mujeres en el 36, que dice: en el momento de las elecciones, y esto cuantas ocasiones sea necesario en el transcurso de nuestra lucha, preséntense todas las mujeres mexicanas en las casillas electorales y depositen su voto por los candidatos que garanticen conquistas para la mujer.

En 1936 nos llamaron a esto, imagínense ustedes lo que esperaban y la discriminación que vivían. Por eso no les vamos a fallar, por eso vamos a estar aquí a su lado, por eso no descansaremos hasta ver que nuestras hijas, nuestras nietas, todas las mujeres vivamos un México igualitario, un México con igualdad sustantiva y, por supuesto, respetuoso.

Por último, quiero decirles a todas ustedes que la historia, la historia de la conquista de estos derechos políticos electorales no se explicará jamás sin la lucha de estas mujeres sufragistas a quienes vamos a reconocer el día de hoy, porque ellas trabajaron para reconocer nuestra dignidad, nuestra equivalencia humana, porque valemos igual, porque tenemos los mismos derechos y porque tenemos también el derecho a tener derechos y a no ser discriminadas. 

Por eso, como sujetas de derecho, hoy nos plantamos aquí y nos vamos a plantar muchos años más para decirle a nuestras hijas, a nuestras madres, a nuestras hermanas y a los amigos y compañeros, como lo ha mencionado nuestro presidente, que sean unidos a nuestra lucha, que vamos a sacar adelante este país desde la paz, desde no la ausencia de la guerra nada más, desde una paz que somos capaces las mujeres de construir, porque si hemos luchado por los derechos políticos electorales también tendremos que luchar para que la verdadera paz, esa donde todo mundo tiene mínimamente resueltos sus derechos, la vamos a construir también nosotras. Por eso, somos constructoras de paz, somos constructoras de justicia y somos constructoras de la dignidad que tanto nos han pisoteado.

Por eso, compañeras, estos son los tiempos de la paridad, estos son los tiempos de la igualdad sustantiva, estos son los tiempos de las insistencialistas, ya no sé ni cómo decirlo, insistencialistas y las resistencialistas, porque no vamos a parar en la lucha por el reconocimiento para que podamos estar en la escuela, para que podamos ganar lo mismo que los hombres por el mismo trabajo, para que no toquen nuestros cuerpos y nuestro consentimiento en la vía pública y para que vivamos una vida libre de violencias para toda la vida. Gracias compañeras. 

Y quiero decirles algo que no puedo dejar de decir, gracias para que estas mujeres que llegaron antes que nosotras, que lucharon, ¿se imaginan?, les dijeron borricas, les dijeron ridículas y el problema es que nos siguen diciendo borricas y nos siguen diciendo que todo queremos, sí, lo que queremos es la igualdad, así es que que la igualdad se haga costumbre.

Muchas gracias.