Ciudadano presidente.
Ciudadanos legisladores y legisladoras.
Había preparado unas líneas, pero normalmente en momentos como estos no son aplicables.
Hace exactamente un año se instaló la Sexagésima Cuarta Legislatura. Surgió con una gran expectativa ciudadana por el deber, por la obligación, por la serenidad que habrían de presentar y de exhibir ante la población sus integrantes.
Precedida esta instalación, vivimos una elección inédita, incuestionable, inobjetable, sin parangón en la historia reciente del país.
No, no se equivoquen, no actúen con maniqueísmo, el Presidente López Obrador resultó de esta elección, con la mayor legitimidad social y política de las últimas décadas y de los últimos presidentes.
El movimiento que lo postuló, planteó dos temas fundamentales, que no se han logrado instalar y comprender por los adversarios: la transformación profunda de las instituciones públicas y un cambio de régimen. Sí, un cambio de régimen.
No alternancia, porque ya vivimos dos alternancias en el 2000 y en el 2012, y no hubo cambio alguno ni beneficio a la población. Al contrario, al contrario, se profundizó la corrupción, la desigualdad, la violencia, el saqueo.
Eso fue lo que resultó de las alternancias políticas en el país: decepción y frustración ciudadana.
Hoy no estamos planteando alternancia, estamos planteando transición. Esto es más complejo, aunque amerita y representa mayor oposición, mayores intereses, mayor obstáculo. Pero los vamos a vencer, los vamos vencer.
Pero veamos con toda seriedad, los invito, en un auténtico y genuino interés de sensatez, de serenidad.
Recuerdo las cartas inglesas de Voltaire, este filósofo francés que inmortalizó una frase y que dijo: “no estoy de acuerdo o estoy en desacuerdo con lo que dices. Pero hasta la muerte defenderé tu derecho a decirlo”.
Y por eso, hagamos un balance correcto, justo, de lo que está pasando. Andrés Manuel López Obrador, como titular Ejecutivo Federal, recibió una herencia, el Estado que guarda la Administración Pública.
Cómo lo recibió: un Estado en ruinas, un país en desastre, con una descomposición…
Señora, yo la respeté cuando ustedes estuvieron, respétenme por favor, tengan un poquito de dignidad. Nada más.
Cuando el Presidente de la República recibe, el país lo recibe hecho pedazos, con una descomposición social inaguantable, con una destrucción del tejido social sin parangón, saqueado, endeudado, con una violencia en espiral imparable, con una violencia institucional impresionante.
Eso es lo que recibió…
DIPUTADO PORFIRIO MUÑOZ LEDO: Respeto al orador.
SENADOR RICARDO MONREAL: Presidente, voy a esperar que se desahoguen los compañeros del PAN.
DIPUTADO PORFIRIO MUÑOZ LEDO: No vas a acabar.
SENADOR RICARDO MONREAL: Le pido nada más, no influya en mi tiempo.
DIPUTADO PORFIRIO MUÑOZ LEDO: Por favor, continúe el orador. Le han quitado tres minutos.
Bueno, todo cuesta en esta vida, aunque sean minutos.
SENADOR RICARDO MONREAL: Seamos sinceros, esa fue la herencia maldita que recibió el Presidente y que ahora se está enfrentando para enmendarlo, como el caballero de la triste figura, enderezar entuertos y enmendar agravios, porque el país que recibió era un país en ruinas, en ruinas.
Por eso veremos, sólo plantearé algunas acciones que distinguen al Ejecutivo del resto de presidentes que hemos padecido.
Uno de ellos, la separación…
La señora quiere hablar, de nuevo podemos permitir que desahoguen y que me paguen el tiempo.
DIPUTADO PORFIRIO MUÑOZ LEDO: Por favor, sigue el orador, si no los desahogos nunca van a terminar, sino en ahogos.
Por favor.
SENADOR RICARDO MONREAL: Sólo mencionaré, ciudadano presidente, acciones mínimas que hacen distinto al Ejecutivo Federal de otros, que han traicionado al pueblo.
La separación del poder económico y del poder político. Esa es la tesis central de la cuarta transformación de la vida pública del país, la separación, que ya inició con el decreto presidencial de que no se permitirán condonaciones de impuestos para los poderosos, nunca más.
También en el Poder Legislativo hemos iniciado a legislar para sancionar a los factureros y a las empresas fantasmas, que han quebrantado las finanzas públicas, bajo la complicidad de gobiernos anteriores, porque eran eso, cómplices y socios de empresas y de factureros falsos. Ahora ya no hay eso, no hay complicidad y no hay tolerancia para estos bribones que se enriquecieron y que caminan como cualquier persona por las calles, sin ninguna consciencia.
El segundo de los temas, acciones. La parte fundamental de enfrentar el desarrollo, de enfrentar el crecimiento. Tres ejes rectores, el primero, la política de bienestar. Es la más profunda política social que haya habido en ningún país del mundo.
México está experimentando uno de los principios elementales del humanismo; retornar a la gente que lo necesita, a los pobres, a los necesitados, a los más humildes. Es la política social más profunda que haya habido en gobierno alguno.
El segundo eje rector de la política económica del Presidente: el rescate a Petróleos Mexicanos, a la energía y a la industria eléctrica, que durante décadas de años vivió la embestida de la privatización, el abandono de gobiernos neoliberales. Ahora estamos rescatando la industria petrolera y la industria eléctrica para ser palancas de desarrollo del país.
Y el tercer eje rector, un trinomio: la salud, la educación y el campo mexicano. Los tres como prioridad de la estrategia del Presidente para poder atenuar la inseguridad, el crimen y la violencia.
Creemos que es el camino correcto que el Presidente ha implementado para poder enderezar el rumbo de un país en ruinas, que recibió.
Pero no sólo estas acciones, debería de interesarles a los opositores, nunca en la historia un Presidente de la República se había pronunciado tan categóricamente, tan tajantemente por la separación del Gobierno con el partido que lo llevó al poder. Nunca se habían pronunciado, créanlo, créanlo, están asistiendo a las exequias del fraude electoral. Créanlo, va a haber ahora un extraordinario, un extraordinario Presidente que no meta, como los anteriores, las manos al proceso.
Acabó el fraude electoral, acabó la compra del voto, se terminó con los programas públicos en beneficio de partidos políticos.
Ciudadano presidente, sólo son tres acciones.
DIPUTADO PORFIRIO MUÑOZ LEDO: Permítame, orador.
No puede haber diálogo de vociferantes contra parlamentarios.
Continúe el orador.
SENADOR RICARDO MONREAL: Sólo he mencionado tres acciones, pero debo de decir y por eso improvisé, yo he sido parlamentario en muchas ocasiones, tres veces senador, tres veces diputado.
Siempre en la mayoría de las veces fui opositor y cuando nos insultaban, nos excluían, nos pisoteaban las mayorías, nos decían como un martilleo en el oído: “se aguantan, somos mayoría y la mayoría gana aquí y en parte del mundo”.
Quiero decirles, yo soy de los que piensa que no debemos aplicar eso a los adversarios. Soy de los que piensa que debemos respetar la ley, soy de los que piensa que debe procurarse y buscarse entendimientos.
Pero por eso improvisé, porque al ver sus discursos de odio, de furia y de ira, me pregunto cómo quieren reconciliarse con la mayoría en la Cámara, cómo no tener un poco de humildad y buscar una reconciliación con la mayoría de la Cámara.
Por qué profundizar las diferencias, por qué privilegiar el discurso del odio, de la descalificación, de la ira. No, no debe de ser así.
Yo me pregunto, dónde quedó aquel PAN que conocimos en los 80’s, donde quedó el PAN reflexivo, analítico, serio. No, ciudadano presidente, vea la clandestinidad en los gritos, que no dejan que concluya el orador.
Pero lo respeto y las respeto, se pueden desahogar libremente.
Pero les quiero decir una cosa. Se equivocaron, les quiero comentar que el presidente de la Mesa Directiva, antes de que muchos de ustedes nacieran ya estaba en la calle luchando por la democracia.
DIPUTADO PORFIRIO MUÑOZ LEDO: Muchas gracias. Así es.
SENADOR RICARDO MONREAL: Ya estaba en la calle luchando por este sistema y Porfirio no merece los adjetivos que ustedes le han atribuido.
Porfirio es historia, Porfirio ha contribuido de manera notable a lo que es la democracia en el país. Porfirio es un luchador social, no merece los adjetivos y los calificativos de lo más sucio y ruin que he escuchado contra un hombre de Estado. Porfirio Muñoz Ledo, aunque les duele, Porfirio es la historia.
Y por eso, creo que no se violó la ley, fíjense lo que les digo, no se ha violado la ley, la hipótesis jurídica lo contemplaba al no reunir las dos terceras partes.
Yo los invito, los invito, porque sé que hay sensatos en el PAN, hay sensatos en el PAN, los invito a encontrar caminos, reconciliación. No vale la pena el camino que han ustedes intentado conducir, no tiene retorno; es mejor el diálogo, la confrontación sólo es para los menores, sólo es para los que no quieren al país.
La confrontación es simple y sencillamente inadmisible. Yo les digo como hombre, como una persona que me parece conveniente decirles, no estoy de acuerdo con la ruptura constitucional, prefiero la conducción institucional a la ruptura constitucional. No vayamos a la ruptura constitucional, vayamos a la conducción institucional.
No va a resolverse con esta confrontación estéril. Al PAN le digo, hay forma de retomar el diálogo, no se dejen imponer por las alas duras y dogmáticas, no se dejen. Porque no lleva a nada.
Nosotros en el Senado actuaremos con responsabilidad. En el Senado hablaremos con madurez y quiero expresar que no estamos exentos a problemas internos, pero ahí, los senadores de todos los grupos parlamentarios han actuado con madurez e inteligencia.
No hemos evitado el discurso duro, el discurso álgido, pero todos nos respetamos y actuamos con institucionalidad, el PAN, el PRI, el PRD, Movimiento Ciudadano, todos sus coordinadores y senadores han actuado a la altura de las circunstancias, sin renunciar a sus principios y sin renunciar a sus ideales.
Por eso, señores y señoras, es hora del diálogo. No a la confrontación.
Por último les digo, no se preocupen, les doy mi palabra: tendrán, son testigos de que tendrán al mejor Presidente de la República de las últimas décadas del país. Andrés Manuel López Obrador será el mejor Presidente de la República en las últimas décadas del país.
¡Que viva México!
¡Que viva Porfirio!
¡Que vivan los diputados y los senadores!