- La senadora por Tabasco culpó a la insensibilidad, ineptitud, corrupción y la mentira de un régimen que solo se regodeaba en las banalidades, la soberbia y el autoelogio.
Versión estenográfica de la Senadora Mónica Fernández Balboa, desde tribuna de la Comisión Permanente.
Estamos a unas cuantas semanas de que se cumpla un aniversario más de una de las mayores tragedias sociales que ha vivido el país en su historia contemporánea. Solo comparable con aquellos momentos obscuros y lamentables como la matanza de Tlatelolco, la represión del Jueves de Corpus o la persecución política de la que fueron víctimas miles de mexicanas y mexicanos por el simple hecho de pensar diferente, como lo fue la llamada “Guerra Sucia”.
El crimen de Ayotzinapa no puede ni debe quedar impune.
Cuando muchos pensábamos que ya habían pasado aquellos días en que se ordenaban ejecuciones en contra de personas inocentes, un 27 de septiembre nos amanecimos con la terrible noticia que un grupo de 43 jóvenes habían sido cruelmente desparecidos.
Eran jóvenes cuyo único pecado era haber soñado con un México diferente y querer dedicarse a la transformación de una sociedad lastimada y olvidada. Eran hombres y mujeres comprometidos con sus comunidades, que estudiaban en una escuela pública, que por cierto era su única opción en la vida, para poder transmitir luego sus conocimientos a niñas y niños, que como ellos mismos, padecían la injusticia y la desigualdad.
Nada puede justificar la desaparición de esas decenas de jóvenes, cuyos sueños fueron interrumpidos y el dolor que han causado a sus familias y comunidades.
Desde el primer momento se escuchó el clamor social para conocer la verdad y encontrarlos. Sin embargo, nos topamos con la insensibilidad, la ineptitud, la corrupción y la mentira de un régimen que solo se regodeaba en las banalidades, la soberbia y el autoelogio.
Eso no podemos permitir que se repita, Por ello, es indispensable que las investigaciones lleguen hasta el fondo y se aplique todo el rigor de la Ley a quienes resulten responsables de ese crimen. Se trate de quien se trate. No le tengan miedo a la justicia.
Llegamos así al final de un periodo de receso más, y nosotros lo hacemos con la frente en alto y de cara a la Nación con plena conciencia refrendando nuestro compromiso con la transformación de México y buscar la verdad y justicia aunque duela.