Hace un año, como presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, estábamos viviendo un momento sin precedentes en la vida de México, por primera vez en nuestra historia se dio la paridad en el Congreso de la Unión y sus dos cámaras la de diputados y senadores estaban presididas al mismo tiempo por mujeres.
Pero, ¿por qué esto es tan importante y tan celebrado? ¿qué significa que las mujeres estemos accediendo a espacios antes impensables para nosotras? ¿por qué es bueno que haya mujeres en el senado? con esta premisa y con el apoyo de las áreas parlamentarias y de género de esta Cámara me di a la tarea de hacer un análisis del trabajo legislativo de las mujeres por las mujeres y para las mujeres entendiendo éste como el trabajo niñas, niños, adolescentes, grupos vulnerables, derechos, protección, salud, educación, igualdad, economía y justicia entre otros.
Y con mucha alegría confirme, una vez más, esta frase de la señora Bachelet qué hago mía: “cuando muchas mujeres entran a la política, cambia la política” y desde este Congreso con paridad de género estamos cambiando la vida de las mujeres.
La búsqueda tenaz e incansable de esta premisa sencilla, pero que es verdaderamente revolucionaria fue lo que hizo posible la existencia de la primera legislatura de la paridad conformada por mujeres diversas, mujeres valiosas, mujeres con conciencia de género que hoy, somos parte fundamental del Senado.
Representar y mostrar la capacidad transformadora de las mujeres en los espacios legislativos y en el servicio público nos da la oportunidad de mostrar un México más igualitario y más justo.
El reto no ha sido fácil, las mujeres que estamos somos el resultado de un proceso histórico de lucha de los movimientos feministas, somos el resultado tangible de voces, de marchas, de puños cerrados y alzados, somos el resultado del valor y el sueño transformador de muchas.
Gracias a esta nueva arquitectura hemos alcanzado conquistas que antes parecían impensables, hoy, la paridad de género es uno de los principios de conformación del Estado mexicano y también es un derecho.
La violencia contra las mujeres, incluyendo la violencia política, se encuentra tipificada en la Ley lo mismo que el feminicidio y el acoso sexual. Los problemas siguen existiendo, pero estas conductas ahora son concebidas como problemas públicos.
Hay mucho trabajo que me llevaría mucho tiempo mencionar, pero basta decir que en los dos primeros años de la sexagésima cuarta legislatura el 52% de las iniciativas aprobadas fueron presentadas por mujeres, lo mismo ha pasado con la aprobación de los puntos de acuerdo en los que también el 52% fueron propuestos por mujeres. Todo en diversas materias que buscan, desde todos los ámbitos, la igualdad sustantiva.
Hay que señalar que la obra que hoy presentamos ante ustedes fue diseñada y elaborada para mostrar lo que hay detrás de cada una de las mujeres senadoras que integramos la LXIV legislatura, pero también, de las mujeres que hacen posible técnica, operativa y administrativamente el funcionamiento de la Cámara de Senadores ya que también por primera vez en la historia del Senado, a partir del segundo año de esta legislatura, las mujeres en puestos directivos representaron el 50%, cuando en legislaturas anteriores el promedio era apenas del 14%.
Así, logramos tener titulares mujeres en las direcciones jurídicas, tesorería, transparencia, CECAFP, el Instituto Belisario Domínguez, el Instituto Gilberto Bosques, el archivo histórico, en el sindicato, en atención a senadores y, por supuesto, en la Unidad de Igualdad de Género, entre otras áreas.
A mis compañeras senadoras mi respeto, admiración, reconocimiento a sus iniciativas, a su dedicación a su insistencialismo y compromiso para lograr los cambios y el trabajo legislativo necesario en la búsqueda de la igualdad para todas y todos.
Mi agradecimiento también por haber plasmado en este libro su sentir, sus expectativas, sus retos y la visión de la importancia de su trabajo, con lo que nos dejan un ejemplo excelente de lo que puede ser y hacer una mujer.
Quiero hacer una mención especial todos los compañeros de este Senado ya que la mayoría de las veces hemos encontrado su solidaridad y coincidencia en las causas de las mujeres, y han antepuesto su compromiso por la igualdad de derechos y oportunidades y por la justicia para todas y todos.
En este sentido, el acompañamiento para formular este trabajo, así como el respeto, compañerismo y colaboración del presidente de la Junta de Coordinación Política, el senador Ricardo Monreal, a mi trabajo al frente de la presidencia de la Mesa Directiva, han sido invaluables, pues reconozco en él su compromiso con el desarrollo, el respeto y el empoderamiento de las mujeres en todos los sentidos.
Si bien, este libro recoge el trabajo parlamentario de los primeros años de esta legislatura, la pandemia del Covid nos impidió presentarlo en los meses pasados, por ello, agradezco al presidente de la Mesa Directiva en el Senado, al senador Eduardo Ramírez, que nos permita hacerlo este primero de marzo en el contexto de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
Y como todo pasa por algo, creo que es el momento idóneo porque he tenido el privilegio de conjuntar a tres mujeres excepcionales, amigas de lujo, diría yo, que me harán el favor de presentar este libro y a las que, desde este momento, les manifiesto mi agradecimiento por su gentileza y mi admiración y respeto de siempre. Me refiero a la primer mujer secretaria de Gobernación en el Poder Ejecutivo, la ministra y senadora Olga Sánchez Cordero; la primer mujer gobernadora de Yucatán, con una gran trayectoria legislativa y presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, la diputada Dulce María Sauri Riancho; y la presidenta de la segunda sala de la Suprema Corte de Justicia del Poder Judicial de la Federación y primer mujer presidenta de la Asociación de Magistrados de los Tribunales de lo Contencioso Administrativo, la ministra Yasmín Esquivel Mossa.
La idea de publicar una memoria institucional de la legislatura de la paridad durante mi gestión como presidenta de la Mesa Directiva surgió ante la necesidad de dar voz y hablar a la luz de nuestras propias experiencias y desde las muchas resistencias que hemos tenido como senadoras de la República.
Hay desafortunadamente, aun, diversos mitos, desde la concepción machista y misógina en torno a la participación política de las mujeres que cuestionan nuestra capacidad y nuestro liderazgo para impulsar acciones a favor del estado mexicano. Son sólo algunas, pero en esta ocasión las mujeres llegamos para quedarnos.
La política nacional ha dejado de ser el monopolio de los hombres para hacer ahora lo que debió haber sido desde el principio, el espacio de encuentro, diálogo y construcción de acuerdos sin distinciones de sexo ni género, en el que se busca el bien común de las personas desde posiciones políticas horizontales y verticales en la deliberación y toma de decisiones.
La legislatura de la paridad ha marcado varios hitos, esta cámara está representada por 63 senadoras de 128 legisladores. En mi gestión la mesa directiva estuvo conformada por 9 mujeres de 12 integrantes, lo que representa el 75%. Es importante destacar que la presencia de las mujeres en el Senado de la República no satisface solo demandas de igualdad, llegamos porque somos capaces, porque podemos, porque estamos comprometidas y porque queremos ampliar las oportunidades y abrir brecha a futuras generaciones de mujeres y niñas.
Y todo esto ha sido posible gracias al respaldo de mis compañeras y compañeros legisladores, así como de las y los colaboradores de todas las áreas administrativas, desde el personal más modesto hasta las personas titulares de área.
Cada testimonio que aquí se presenta, recoge la experiencia y visión de sus protagonistas. En lo personal, ser la primera presidenta de la Mesa Directiva del Senado mexicano en este siglo significó el mayor honor en mi trayectoria pública, pero el verdadero significado de este nombramiento es el reconocimiento que representa para las generaciones de mujeres que han luchado por la democracia y la igualdad en este país.
Que sea para el bien de todas.
Gracias.