Las grandes crisis como esta que estamos viviendo en México por la pandemia de COVID-19, son profundas; repercuten en lo social, en lo político y fundamentalmente en lo económico; son devastadores sus efectos.

La magnitud de la pandemia por COVID-19, ha ocasionado que el orden de los asuntos públicos en todos los países cambie, dando mayor peso a las políticas y acciones que pueden servir para prevenir contagios y disminuir al máximo el número de fallecimientos a causa del CORONAVIRUS.

En México no se puede ignorar las condiciones de nuestro sistema penitenciario como altamente riesgosas, tanto para la población interna pero también para las personas que entran y salen de las instalaciones.

Tan sólo en el 2018, las tasas de ocupación en muchas entidades federativas, se encontraba por encima del 100 por ciento, hasta el 300 por ciento de hacinamiento.

Bajo esas condiciones, resulta imposible mantener una sana distancia o un protocolo que evite la propagación del virus y, en este contexto, es como hemos decidido discutir y aprobar la Ley de Amnistía, convocando a sesión ordinaria el próximo lunes.

Se trata de un momento que requiere de unidad para llevar a cabo acciones que permitan que el país avance en la batalla contra la pandemia.

Son lamentables, aunque respetamos las voces que reaccionan en contra, como lo han hecho desde el inicio de la crisis.

Por ello, vale la pena aclarar algunos puntos elementales.

El espíritu de esta iniciativa, es proteger a las personas más desvalidas, mujeres en condición de sumisión, personas que viven en pobreza extrema o a quienes enfrentaron la vida por carencias de todo tipo o tuvieron mala asesoría, mal juicio, personas adultos mayores que tienen enfermedades graves; o que también hay personas que no tuvieron asesoría justa o traductores, como la población indígena.

Pero esta Ley de Amnistía tiene muy claro, debe estar muy claro que no implica liberar a quienes hayan cometido crímenes de alto impacto.

Se excluyen ilícitos como feminicidio, secuestro, homicidio, violación, terrorismo, extorsión, lesiones graves, entre otros, huachicol, tampoco podrán acceder a este beneficio quienes sean reincidentes o cualquier persona que en la comisión del delito haya utilizado una arma de fuego, dañado a un tercero o usado la violencia.

El número de personas que se pudieran beneficiar de la amnistía en México, es de alrededor de cinco mil; es decir, el equivalente a un 17 por ciento de quienes se encuentran en reclusión por delitos del fuero federal.

En este sentido, la acción humanitaria consiste en subsanar errores del pasado y liberar a quienes no representan un peligro para la sociedad, además de atender la coyuntura de la crisis sanitaria.

La etapa que hoy vivimos es muy dolorosa, muy sensible y por eso, porque tenemos claridad sobre lo que está pasando, queremos pedirles a todos los senadores y senadoras que no dejen de asistir a la sesión que se ha convocado; que hagan lo posible por atender la convocatoria del próximo lunes, sin descuidar ninguna de las recomendaciones de protección emitidas por el Consejo de Salubridad General.

¿Por qué debemos estar presentes? Porque incluso bajo nuestro riesgo, nuestro riesgo y de nuestros seres queridos cercanos, es más importante el interés general que el interés particular.

Tenemos la obligación de poner al servicio de la población hasta nuestra propia posición.

No quiero cargar con actos negligentes en mi conciencia y politizados que hayan impedido atender estos reclamos de justicia y haber podido salvar vidas; por eso estamos intentando hacerlo.

Quiero recordarles la importancia de la presencia este día lunes, porque en el Grupo Parlamentario de Morena todos estamos juntos, pero hay personas vulnerables y creo que tenemos que reflexionar sobre ellos.

Los cuatro partidos han decidido acudir y lo quiero agradecer públicamente: Verde, PT y el PES, que juntos tenemos mayoría, pero si la dificultad de los traslados o la imposibilidad de estar físicamente, nos impide tener quórum, mucho lo vamos a lamentar.

Nosotros tenemos que hacer todo el esfuerzo por estar y por cumplir con la sociedad, incluso a costa de nuestro riesgo.