Muy buenas tardes a todas.
Realmente es muy emocionante poder ver a tantas mujeres reunidas en esta casona, y me emociona mucho poder tener el privilegio de darles la bienvenida.
A nombre del Senado de la República, les saludo y les doy la más cordial bienvenida a esta casa, símbolo del federalismo y de la pluralidad.
Nos hemos reunido hoy, para hacer un recuento breve de la historia reciente en temas que tienen relación con el avance, en el reconocimiento y el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres mexicanas, que han sido un tema permanente en la agenda política de México y que se han ido garantizando de manera paulatina y siempre ascendente, hasta llegar a la reciente reforma constitucional, que tiene como objetivo aplicar la paridad en la distribución de oportunidades entre las mujeres y los hombres, en todas las decisiones políticas del país y, por lo tanto, en el desarrollo de la sociedad mexicana.
Esta reforma, tiene como objetivo ser en sí misma un acto de justicia, con la mitad de la población que durante los años anteriores ha estado disminuida sin justificación alguna, del derecho a la actividad política formal.
Y digo esto, porque en los hechos hemos atestiguado poco a poco, la participación creciente de las mujeres, tanto en la economía, la ciencia y la cultura, como en las diferentes actividades que han dado por resultado la democracia que hoy estamos ejerciendo en el país.
Por ello, es imperativo continuar con las tareas que permitan pasar de una letra escrita y garantizada en la Constitución, a una realidad en los hechos, que dé cuenta de la plena incorporación de las mujeres a la construcción diaria, tanto del desarrollo económico, político y social de nuestra sociedad, como de la transformación cultural que se requiere para remontar los juicios y los estereotipos que prevalecen en ambos sectores de la población, así como en las estructuras institucionales.
Realizamos hoy este foro, en el marco del 66 aniversario del reconocimiento de la derecho de las mujeres mexicanas a votar, pero no quiero que nos quedemos en esa frase, sino ampliarla, porque ya que ese reconocimiento es también el derecho a ser votadas.
Lo realizamos bajo un título que en una sola línea resume muchos años de lucha y de esfuerzos y que nos remite a montones de historias y estrategias que tuvimos que inventar, idear, articular, aplicar, modificar, discutir, demandar, exigir, reír, llorar, gritar, para poder por fin dar el salto al resultado anhelado en el pasado, que hoy es un sueño cumplido: la paridad en todo. Es decir, la posibilidad de participar en igualdad de condiciones y en igualdad numérica en los espacios de toma de decisiones del ámbito público.
Ahí está la reforma, nuevecita, recién salida de este Senado y apenas en proceso de ser digerida por una sociedad que apenas va dándose cuenta de que la política para las mujeres cambió; en un ambiente donde también los hombres del ámbito público apenas van entendiendo que la distribución debe de ser igualitaria, que la costumbre se alteró y que la cultura de la marginación, el acaparamiento, el pretexto de la no experiencia, dejaron de ser un motivo de discriminación y que, por tanto, estamos en pleno momento de cambios, porque la incorporación masiva, cada vez mayor de mujeres a la esfera pública, representa una gran transformación social y es nuestra realidad hoy.
Estamos en el proceso de entenderlo y de aplicarlo, y seguramente, como en todos los casos en que hay transformaciones, aplicar los cambios tendrá resistencia. Las tiene, como lo hemos visto, pero no hay vuelta atrás.
Nunca más las cuotas serán el camino para repartir y compartir las responsabilidades en la conducción de las tareas institucionales, locales y nacionales.
Habrá otras batallas, seguramente como todo lo que implica el trabajo colectivo, pero no la injusta metodología de la participación por cuota, aunque en su momento haya sido necesaria para arribar a esta reforma.
Desde mi responsabilidad al frente de esta Mesa Directiva del Senado de la República, estoy atenta y comprometida a aportar mis capacidades y conocimientos para lograr este avance.
Hoy, frente a ustedes, quiero ratificar esta visión, porque ante la responsabilidad enorme que tenemos para poder adecuar los instrumentos legislativos a las necesidades, me parece que debemos unir las fuerzas, tejer alianzas, establecer compromisos entre nosotras, entre los Tres Poderes del Estado y entre los tres niveles de gobierno, para conjuntamente poder crear una estrategia contra la violencia y un ambiente de aceptación que proteja a las mujeres que no sólo por decisión sino por responsabilidad, estamos participando en la vida pública de México.
Esto me lleva a pensar en una estrategia conjunta, integral, que al frenar la violencia nos permita provocar aprendizajes y cambios culturales que se adecúen a los nuevos tiempos y a la realidad actual.
Por eso, la verdad, es que les confieso que tengo, más que respuestas, tengo muchas preguntas: qué tareas se requieren para eso, en qué tiempo, cuándo hay que iniciar la búsqueda de una nueva forma de actuar, cuándo vamos a ser más eficaces, con quiénes.
Me comprometo, por tanto, a facilitar lo que a mí corresponde en la tarea que realizo y a promover los encuentros que sean pertinentes para lograr que esa igualdad y esa paridad que hemos logrado sea sustantiva y alejada de la violencia.
Este foro se lleva a cabo, también, con una intención y en un marco de celebración, de rendición de cuentas y de reconocimientos, un espacio de reflexión conjunta con un colectivo de mujeres destacadas, responsables, comprometidas, de distintos orígenes, profesiones y edades, un conjunto de mexicanas que, como lo decía Maru hace un momento, se agruparon desde hace 10 años para luchar por esos derechos humanos, políticos de todas nosotras, de todas las mexicanas, que hoy somos más de 60 millones y que conformamos además la mitad de la sociedad mexicana.
Mujeres de aquí, de la Ciudad de México, de la Capital, mujeres de allá, como yo, mujeres de provincia, mujeres de todos los rincones del país, mujeres en plural, es el título de este colectivo, de esta red, de este grupo, de este equipo, que, sin estructura organizativa formal, ha estado en esta batalla durante 10 años ininterrumpidos.
Su trabajo, sus acciones, la claridad de sus objetivos y los resultados de sus actuaciones, hoy lo marcan como un colectivo político en el grupo de organizaciones con buenas prácticas, buenas prácticas y efectivas prácticas, su experiencia es muy valiosa y muy útil.
Por eso, hemos querido corresponder en el Senado y llevar a cabo esta celebración por el cumpleaños número 10, de un grupo de mujeres, de amigas, de compañeras, de asesoras, de funcionarias, de activistas de la sociedad civil, de legisladoras, de académicas, que no son de un club, ni de una fundación, ni de una organización altruista, son simple y llanamente mujeres en plural.
Felicidades por estos 10 años de compromiso con las mujeres mexicanas y, por lo tanto, con la causa democrática de México.
Bienvenidas todas y felicidades.