SENADOR RICARDO MONREAL: No sé si ya esté el traductor en la cabina. Vamos a iniciar.
Estimado Ignacio Lula Da Silva, bienvenido.
Les queremos expresar una disculpa, porque fue una tardanza que desde la Cámara de Diputados se originó, y la conversación en Cámara de Diputados se prolongó, por lo que a los senadores y a las senadoras que están aquí, les ofrecemos una disculpa, por esta razón.
Hemos conversado desde ayer con él, y ha sido una experiencia extraordinaria.
Aquí vamos, Ignacio, Lula, hay senadores de Morena y senadoras de Morena, fundamentalmente. Los aliados son PT, que está la senadora Geovanna e Israel, del Partido Verde; y del PES; y los demás somos de Morena. O sea, somos los que caminamos aliados con el presidente López Obrador, de manera permanente, con él.
Entonces, va a ser un orden del día, va a ser un orden del día muy breve, porque lo que ellos quieren es escucharte, escuchar el discurso del expresidente Lula Da Silva. Pero a nuestro nombre, hablará la presidenta de la Mesa Directiva, porque es nuestra máxima autoridad en el Senado.
Tiene usted la palabra, senadora Olga Sánchez Cordero.
SENADORA OLGA SÁNCHEZ CORDERO: Muy buenas tardes a todas, a todos ustedes.
Saludo con gusto a mi compañero, el senador Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República.
A mis compañeras y a mis compañeros senadoras, senadores, a quienes les agradezco la invitación para estar esta mañana con ustedes y darle la más cordial bienvenida a nuestro país y a este recinto legislativo del diálogo y la democracia, al señor presidente Luiz Inácio Lula Da Silva; a su distinguida esposa Rosángela; y a la amable comitiva que lo acompaña en nuestro país.
Al contar con su presencia en esta sede, es inevitable no pensar que gran parte de la historia de América Latina en el siglo XX y en los inicios del actual, se forjó gracias a personas como usted, que se comprometieron de manera firme ante los entornos sociales adversos, a favor de sus comunidades.
Entregándose a la búsqueda del bien común, de manera incondicional, particularmente en aquellos pueblos que padecieron el flagelo de los regímenes militares y en los cuales surgieron idealistas que alzaron la voz, a favor de la libertad.
En esa época, cuando diversos gobiernos electos por la ciudadanía fueron violentados por los sistemas autoritarios, la voluntad inquebrantable de estos luchadores sociales, fue fundamental para retomar el camino hacia la democracia.
Es en este contexto regional, cuando el presidente Lula Da Silva comenzó su invaluable activismo social, oponiéndose enérgicamente a los intereses de los opresores.
Señor presidente, su historia de vida es una historia digna, es una historia universal; es una historia para todas y todos nosotros.
Desde su posición como obrero, metalúrgico y sindicalista, mostró una gran sensibilidad por los problemas sociales, misma que lo llevó a la presidencia del sindicato de los obreros de la metalurgia.
Consciente de los abusos patronales, jugó un papel preponderante en las huelgas que vivía su país durante el régimen militar y que aceleraron la caída del mismo.
Por ello, señor Presidente, reconocemos la ejemplar trayectoria que éste, nuestro honorable invitado, ha tenido a lo largo de todos estos años.
Desde sus orígenes hasta llegar a ocupar la presidencia de Brasil, el señor Presidente Lula da Silva, siempre ha integrado las virtudes que un político debe aplicar en sus actividades públicas, como es el carácter persistente y entregado a favor del pueblo y del bienestar; como también lo hace todos los días nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador en esta Cuarta Transformación de nuestro país.
Las acciones de gobierno durante su mandato, como considerar la alimentación un derecho de todas y todos; y, en consecuencia, tomar las medidas necesarias para combatirla, sin olvidar sus orígenes, e implementar los programas y reformas necesarias para buscar su erradicación de forma permanente; expandir los beneficios sociales que redundó en una disminución importante de la pobreza; construir finanzas sanas para alcanzar un crecimiento económico e incluso el pago de la deuda, así como impulsar un sistema educativo acorde con las necesidades del nuevo siglo, son sólo algunos de los ejemplos que dan muestra de lo que su gestión representó y plasmó en la historia de Brasil.
Su labor no ha quedado sólo en el ámbito interno de su país. El proceso de integración de los pueblos latinoamericanos es una de las aspiraciones de la mayoría de los líderes de esta región, y el señor Presidente Lula da Silva se encuentra entre sus principales promoventes.
Ante la complejidad de acontecimientos que se nos presentan, el paradigma integracionista puede resultar una opción tangible para sumar esfuerzos que apoyen el desarrollo de nuestros pueblos.
Coincidimos en el pensamiento que una región con tanta tierra fértil como la nuestra y con tanta gente que quiere trabajar, no debería existir razón alguna para hablar de hambre, de pobreza; idea que, entre muchas otras, lo llevaron a considerarlo como uno de los personajes más importantes a nivel internacional durante su periodo presidencial.
Incluso, ya se ha dicho, el entonces Presidente Barack Obama lo reconoció como el político más popular del planeta.
No es coincidencia que al terminar su mandato contaba con alrededor del 80 por ciento de aprobación, y que aún al día de hoy sus programas sociales sigan siendo considerados como guías de políticas públicas en otros países.
Sin duda, señor Presidente Lula da Silva, su legado será determinante para que en Brasil se lleven a cabo procesos políticos apegados a los principios democráticos.
Queremos también expresarle nuestro reconocimiento por su energía y porque después de tantos obstáculos tenga la voluntad y la intención de seguir luchando por un mundo más humano, en el que todas las personas tengan lo elemental.
De igual forma, su fervor por impulsar que este mundo sea más igualitario y sea más justo, en el que también las mujeres podamos ejercer el poder, acompañadas de los hombres, sin un régimen patriarcal y sin machismo.
Nuevamente, señor presidente Lula da Silva, agradezco su presencia, su generosidad, al venir a compartir hoy sus experiencias con las y los senadores que nos encontramos aquí presentes, y espero que los resultados que genere su visita sean inspiradores, para seguir fomentando el bien común y el bienestar del pueblo.
Muchas gracias.
SENADOR RICARDO MONREAL: Muchas gracias.
Les informo, les comento que acompañan al señor Luiz Inácio Lula da Silva, su esposa, la maestra Rosángela Silva, socióloga y compañera de lucha de él.
La diputada Gleisi Hoffmann, diputada federal de la República Federativa de Brasil, y presidenta del Partido de los Trabajadores. Bienvenida también.
El senador Humberto Costa, senador de la República Federativa de Brasil por el Partido de los Trabajadores.
El doctor Aloizio Mercadante, economista y exministro de Educación de la Presidencia de la República de Brasil.
Y el maestro Manoel Caetano Ferreira, abogado de Luiz Inácio Lula da Silva.
Vamos a concederle, así lo hemos programado, vamos a concederle, antes de la palabra de Luiz Inácio Lula da Silva, la palabra al senador Humberto Costa. Tiene usted la palabra, senador Humberto Costa.
Por cierto, les comento que consideramos un buen preludio. Lo comenté hace un rato, que la Suprema Corte, la Corte Suprema de Brasil, el día de ayer, ya estando aquí en México don Inácio Lula da Silva, la Corte Suprema anuló la última causa penal; la última causa penal.
Le formularon; le formularon, para su conocimiento, 11 causas penales. Ya no hay ninguna pendiente.
¡Enhorabuena!
Qué bueno que fue en México cuando lo recibió.
Adelante, senador.
SENADOR HUMBERTO COSTA: (Sin interpretación del portugués al español): Buen día a todos y a todas.
Quiero saludar a la presidenta del Senado Mexicano, Olga Sánchez Cordero; al Coordinador y presidente de la Junta de Coordinación Política, senador Ricardo Monreal; senadora Sasil de León, y a la senadora Geovanna de la Torre…
(Sin interpretación del portugués al español)
(Interpretación del portugués al español): …de los gobiernos del presidente Lula y la presidenta Dilma, la inclusión social sucedió en Brasil en un periodo de tiempo tan corto, que ha superado 500 años de la historia de nuestro país y que redujo fuertemente la desigualdad, redujo fuertemente la pobreza, acabó con el hambre y ha producido una inclusión social, política y económica para la población brasileña.
Esto ha sido algo insoportable para las élites brasileñas, históricamente tan reaccionarias y que por esta razón, han producido un gran movimiento político, en primer lugar para aplicar un golpe parlamentario a la presidenta Dilma, y no considerando lo suficiente delante de la posibilidad de regresar al gobierno con el presidente Lula, han producido un proceso de persecución política y todo el mundo hoy ya lo conoce, a través de la llamada justicia; que fue algo profundamente señalado por la ilegalidad, por la injusticia y por la persecución política.
Pero fue eso, que ha permitido que se abriera el camino en Brasil, para la llegada al gobierno de un presidente de extrema derecha, alguien que no tiene ningún tipo de compromiso nacional, popular y mucho menos democrático.
Los gobiernos que vinieron después de Dilma, han desmantelado las políticas públicas exitosas de nuestro gobierno. Han cultivado una antepolítica y han llevado a Brasil a un momento extremadamente delicado, que hoy vivimos: un aislamiento internacional, una renuncia a nuestra soberanía, una conducción equivocada del proceso de enfrentamiento de la pandemia del Covid-19, que llevó a más de 650 mil muertes en Brasil.
Y, Brasil es un país que tiene un sistema de salud que es universal, gratuito, público y que dio una demostración, anteriormente, de su vitalidad, que si no fuera este sistema, hubiera sido peor si dependiera de Bolsonaro.
Entonces, la inflación causó daño a los más pobres, al aumento de las inequidades. También al regreso del hambre, y más que esto, un gobierno que permanentemente amenaza la democracia, amenaza las instituciones y falta al respeto a la Constitución de nuestro país.
Al mismo momento, México vive un cuadro opuesto, un cuadro de la cuarta transformación, 4T, que sigue la independencia, la reforma, la revolución mexicana, que es un ejemplo para todos nosotros, y que ahora señala una nueva revolución construida de modo pacífico a través del voto, para promover la inclusión social.
Escuchamos ayer al presidente mencionar sobre los beneficios que son dados a personas que tienen adultos mayores de más de 65 años. También las becas a los jóvenes pobres del país, la garantía de un beneficio para personas con discapacidades.
También, una reforestación de áreas del país, asociado a generación de empleos, un avance para retomar el control sobre la energía y su regulación, y un proceso que avanza para llevar a México a tener un sistema de salud que sea universal, como lo es en Brasil y en algunos otros países.
Lo más importante, México tiene una mirada diversa hacia Latinoamérica y esta es una novedad importante, y todos nosotros valoramos esto. Y, nuestra expectativa, si Dios quiere, vamos a vencer las elecciones de octubre y creemos que esta alianza entre Brasil, México, Argentina, Chile y otros países va a producir internacionalmente una política capaz de hacernos respetar y de darnos el derecho a seguir nuestros propios caminos, sin la interferencia de quien sea.
Nosotros queremos, más que todo, la integración regional. Brasil y México, desempeñan un rol importante en este campo, desde el punto de vista político, como también económico y social.
Tenemos que fortalecer los mecanismos de esta integración, allá en el Cono Sur, el MERCOSUR, donde hemos tenido una debilitación del rol del MERCOSUR en buena parte por la omisión del mismo Brasil en este proceso.
Tenemos un (inaudible) que temporalmente ha disminuido, reducido su rol y CELAC (inaudible) y fortalecer el CELAC es uno de los caminos para construir esta integración latinoamericana y también para el fortalecimiento de los espacios donde el parlamento se reúne como PARLASUR, PARLATINO y muchos otros.
El Senado Federal en Brasil es un espacio en donde la implementación de los tratados, acuerdos entre Brasil y otros países sucede. Es allá donde nosotros indicamos y aprobamos los integrantes del cuerpo diplomático que van a representar nuestro país en otros lugares y donde tenemos una comisión de Relaciones Exteriores muy activa.
Queremos profundizar estas relaciones con el Senado mexicano y deseamos sobre todo que este momento que vivimos hoy nos pueda llevar más adelante a nuestra gran esperanza: una América Latina progresista, con países gobernados por partidos, por gobiernos que se comprometan, que quieran promover la libertad, la igualdad, la justicia y sobre todo promover la paz entre los pueblos.
Muchas gracias por la generosidad de la recepción que hemos tenido de México.
SENADOR RICARDO MONREAL: Muchas gracias, Senador.
Ahora sí tiene el uso de la palabra nuestro invitado especial, Luiz Inácio Lula da Silva.
LUIZ INÁCIO LULA DA SILVA (Interpretación del portugués al español): Yo quisiera, en primer lugar, decir a mi colega, a mi compañero, el señor senador Ricardo, que es una alegría inmensa participar en esta reunión.
Es decir, yo terminé de hacer una reunión plural con todos los partidos que componen la representación política en el Senado; con personas incluso de la oposición a Morena.
No obstante, Ricardo, tú has dado una demostración clara de que la habilidad de quien coordina la actividad política, cualquiera que sea, mientras más plural la persona se comporta, más perspectivas de vencer con sus buenas causas.
Quisiera felicitarlo por las dos reuniones.
Quisiera también agradecer a la Presidenta Olga Sánchez su presencia.
Quería agradecer la presencia de la senadora Sasil de León.
Y quisiera agradecer a la senadora Geovanna.
Y agradecer a cada senador, a cada senadora, que una vez más, presidenta Gleisi, de Brasil, necesitamos aprender; aprender con México, porque vimos tantas mujeres en el Senado.
Gleisi también ha sido senadora, fue senadora ocho años, y después, ahora, es diputada. También fue Ministra Jefe de la Casa Civil, de Dilma, y la han sustituido después por el ministro Mercadante.
Yo traigo un discurso escrito, Ricardo, preparado. Pero te digo que no voy a leer este discurso. Yo no quiero; no quiero perder la oportunidad de hablar un poco de la experiencia que he vivido por el Partido de los Trabajadores en Brasil.
Primero, nuestro Partido ha nacido en el día 10 de febrero de 1980. Nuestro Partido ha sido creado por un conjunto de sindicalistas metalúrgicos, bancarios, químicos, petroleros, trabajadores de la construcción civil, trabajadores rurales, y este grupo de sindicalistas descubrió que no era posible nosotros estar ahí deseando, la Cámara y el Senado brasileño, aprobaran leyes favorables a los trabajadores, si no hubiera trabajadores allá adentro.
Brasil tiene 513 diputados. En 1978 y fui a visitar la Cámara de Diputados y descubrí que sólo había dos trabajadores, entre 513. En el Senado no había ningún trabajador. Yo regresé a mi Ciudad, convencido en que era necesario crear un Partido de trabajadores, de los trabajadores.
No era una tarea fácil, porque no teníamos facilidad de organización partidaria en Brasil. Pero seguimos con este deseo. Creamos un pequeño movimiento.
Hablamos con muchos sacerdotes de la iglesia católica, progresista. Entonces estaba en el auge la teología de la liberación en muchas iglesias, por todo Brasil esparcidas, que luego entraron al PT, digamos, simpatizaban con el PT; y también fundadores. Había también un movimiento de la sociedad muy fuerte, movimientos para la salud contra el alza en los precios.
Estudiantes, que también tenían una actuación extraordinaria, después de mucho tiempo de silencio. Después en 1976 (…sic. Inaudible) los estudiantes regresaron a las calles brasileñas para luchar por la democracia. Y esto nos permitió construir un nuevo Partido.
No era fácil porque teníamos que organizar al Partido en 15 estados de la Federación y en cada estado teníamos que afiliar una cierta cantidad de municipios; en cada municipio una cierta cantidad exigían de afiliados. Entonces no era nada fácil.
Y todos quisieron, brasileños, el domingo después de comer, los domingos. Yo salía en un “vocho”, un micrófono arriba, y yo me detenía en cualquier calle, donde hubiera una esquina y gritaba: “Compañeros: yo soy del Sindicato de Metalúrgicos. Yo estoy creando un Partido. Quien quiera afiliarse a mi Partido, venga”.
Las personas tenían miedo, terror, porque no estaban acostumbrados a una cultura política y entonces, muchas veces no tenía nadie, otras veces mucha gente, y viajaba a veces cuatro horas de avión para hacer reuniones con nada más 40 personas, 30 personas. Era difícil, sin embargo, era necesario crear el partido.
Y, el partido de los trabajadores fue creando su espacio, empezaron a entrar intelectuales de la dimensión de Paulo Freyre, Paulo Freyre famoso pedagogo, fue uno de los fundadores del PT. También (inaudible), de Holanda, padre precisamente de (inaudible), de Holanda. Fue uno de los fundadores del PT.
Fernando Henrique Cardoso, casi casi, él estuvo en una reunión para fundar PT, pero él no quería que se llamara Partido de los Trabajadores, si no podíamos poner otro nombre, dijimos “no, este será el partido de los trabajadores”. Entonces él no entró y otros entraron.
Entonces, vino mi primera decepción. Yo fui candidato a gobernador de Sao Paulo en 1982, y en mi sencillez académica y política, yo imaginaba que nada más el hecho de llegar a una puerta de una fábrica y decir “yo soy del Partido de los Trabajadores”, todos los trabajadores iban a votar por mí. Pero no fue así, no votaron por mí.
Yo me quedé en el cuarto lugar en las elecciones para gobernador de Sao Paulo. Perdí para tres candidatos de derecha, había un socialdemócrata, que fue el que venció; y dos gobernadores candidatos de derecha. Entonces, yo pensé que todo se había terminado para mí, acabado para mí.
Entonces, en 1985 fui a Cuba, había conocido a Fidel en el primer año de la revolución sandinista, en Nicaragua, en 1980 y después me invitaron a un congreso sobre la deuda externa, y yo estaba sin ánimo, porque yo había 1 millón 50 mil votos para gobernador de Sao Paulo; yo digo “no, no va a funcionar esto”. Era poco.
Entonces, yo fui a contar la historia a Fidel Castro, diciéndole “mira, mi proyecto político no funcionó”, y Fidel me miró y me dijo: “Lula, ¿conoces algún lugar en el mundo en que un obrero tuvo 1 millón 250 mil votos? No existe”. Esto me lo dijo en 1985. “No hay en la historia de la humanidad, ningún obrero que tenga 1 millón 250 mil votos, has sido el primero. Entonces ya no pienses que fuiste derrotado: fuiste victorioso”. Y entonces, yo regresé a Brasil, bueno, sintiéndome victorioso.
Entonces, empezamos a construir nuestro partido, nuestro partido era muy militante. Las personas decían que nosotros éramos tan radicales que abucheaban hasta el himno nacional, porque el Partido de los Trabajadores era muy exigente.
Yo iba a una reunión, a un mitin y decía “si quieren votar por el Partido de los Trabajadores, creyendo que vamos a hacer escuela, eres tú el que tiene que hacer”.
Y muchos decían “este partido ha de ser muy exigente. Ellos son buenas personas, pero hay mucha exigencia, no estoy preparado para eso”.
Y así nacimos, cometiendo nuestros errores. Y entonces, en 1985 por la primera vez hubo una elección que no pusieron a un militar como candidato a la Presidencia. Sin embargo, se resolvía en el Colegio Electoral, en el Congreso Electoral que elegía, no era el pueblo; y el Partido de los Trabajadores decidió que no iba a entrar al Colegio Electoral.
Había dos candidatos entonces en la contienda, dos de derecha. El más moderado, que fue (inaudible) que ganó una ciudad de centro-derecha contra la extrema derecha, y él con PT no quiso participar.
Tres diputados de PT querían irse. Nosotros corrimos a los tres, expulsamos a los tres; un artista de telenovelas muy conocida, nosotros la corrimos.
Un líder que PT tenía, a un diputado muy importante lo corrimos y todos decían que para PT así se va a acabar. Nosotros teníamos solo ocho, expulsamos tres, nos quedamos con cinco y todos decían: PT se acaba. “Uh, PT se acaba. Es demasiado radical, son demasiado radicales”.
La conclusión es que PT no se terminó.
En el 86 hubo una elección para diputados constituyentes: PT eligió 16 diputados; salimos de ocho diputados para 16 diputados.
Yo fui entonces el diputado más votado de Brasil. Tuve esos 652 mil votos para la Asamblea Constituyente.
Y después hubo una elección para la presidencia, y yo no sabía si PT podía presentar candidato; sin embargo, alguien me indicó y gritó en el Congreso: “¡Lula! ¡Lula es nuestro candidato!” y fui aprobado para ser candidato del Partido de los Trabajadores y disputamos la elección, la contienda con políticos importantes en Brasil; uno de ellos que ustedes conocen, que tuve mucha militancia por aquí, que es el exgobernador de Río, Leonel Brizola, elemento importante de la izquierda brasileña.
Después Ulysses Guimarães, que era presidente del mayor partido. Él creía que estaba electo presidente; y varios otros gobernadores.
Yo era un pecesito pequeñito. Lo que pasó entonces en aquella elección, en aquella elección nadie esperaba tener un buen resultado y contamos con 47 por ciento de los votos.
Yo que no creía que un obrero, un trabajador pudiera llegar a un poder a través de los voto, creía que sólo llegaría por los caminos revolucionarios, descubrí entonces que yo podía llegar al poder por la vía del voto.
Entonces empecé a perder elecciones. Yo perdí tres elecciones, cada vez que perdía llegaba a casa, PT no me aguantaba, ya querían pensar en poner otro en mi lugar; sin embargo, por amistad no me han quitado.
Llegó un momento en que alcancé la siguiente conciencia. Para que yo llegue a Presidente de la República, tengo que tener un poco más de amplitud que mi partido, sólo con mi partido no llego a la elección. ¿Por qué? Porque necesito otros sectores de la sociedad que me puedan también apoyar, dar una señal, al centro, centro.
Yo ganaba, necesitaba el 50 por ciento más uno, entonces necesitaba conseguir 20 por ciento más de votos y que no estaban dentro de mi partido. Entonces, me invitaron a un debate, a una fiesta y un empresario que conmemoraba 50 años de vida empresarial, yo no quería ir porque, digo, es un burgués, ¿qué voy a hacer con esta fiesta de este gran burgués? Pero me convencieron.
Cuando yo estaba en esa fiesta que vi al empresario hacer un discurso, fue impresionante, impactante, porque cada palabra que él decía yo imaginaba: “Se parece a mí. Se parece a mí”, porque cuando él terminó de hacer su discurso, dije: “encontré mi Vice”; él era senador por el PMDB.
Y entonces yo fui a Brasilia y lo convencí a ser mi candidato a Vicepresidente. Encontramos un Partido para que él se afiliara, y encontré finalmente el 20 por ciento para ganar las elecciones y logramos más de 50 por ciento de los votos y vencemos las elecciones.
Yo no sé si nosotros vamos a encontrar todavía un Vice con su calidad. Era empresario, de la mayor empresa de los textiles de Brasil; tenía como más de 7 mil trabajadores y era un tipo extraordinario.
Entonces, él no tenía un título universitario, tampoco yo, y vamos a entrar para la historia como los dos presidentes, Vice, que más construimos universidades en la historia de Brasil.
Es decir, nosotros hicimos; ¡pregunta!, él ya falleció, era un empresario, José Alencar. Fue un gran aliado. Y entonces después yo tuve la toma de posesión.
Y yo les confieso que tenía miedo, tenía miedo que no resultara bien, porque yo tenía en mi cabeza el sarcasmo, ¿no? Lech Walesa. Todos saben, había Walesa, que era un dirigente de Polonia -Lech Walesa-. Y con la ayuda del anticomunismo que reinaba en la época, Lecha Walesa se eligió presidente de Polonia.
Sin embargo, él ha sido un fracaso como Presidente. Cuando terminó su mandato, él se candidateó otra vez en la elección, y tuvo menos del uno por ciento. Yo tenía, entonces, mucho miedo. Miedo porque, digo, si un trabajador no funcionara en Brasil, jamás otro trabajador podría candidatearse.
Y, entonces, todas las noches al dormir, me imaginaba: “Si yo fracaso, ¿qué puede suceder?”
Yo soy un hombre católico, yo soy un hombre de mucha fe; yo siempre consideré que no había llegado donde llegué, si no fuera la ayuda de Dios, la mano de Dios.
Y algo más allá de lo que conocemos hizo que llegara yo a ser Presidente, porque sí, había gente más preparada que yo en el Partido, en la sociedad, por qué no uno de ellos y yo sí. Entonces, yo me contentaba de ver que Dios había sido generoso conmigo y que me dijo “tú, tú lo serás”.
Y entonces voy a contar una historia interesante:
En el mes de enero, yo tenía, llevaba 20 días de gobierno y fui a la posesión del presidente Gutiérrez, un Presidente que era coronel de las fuerzas armadas, lo eligieron en Ecuador. Yo fui a su posesión.
Entonces, allá entré en contacto con Chávez, con Fidel y con otros dirigentes, y tuve contacto con el problema que Chávez tenía entonces en Venezuela. Los gritos entre Chávez, la oposición, la guerra, los ataques, las agresiones, difamaciones. Y Chávez, me dijo: “¿Qué puedes hacer para ayudar a Venezuela?”
Y, entonces, junto con Celso Amorim, que era ministro de Relaciones Exteriores; Abel García, que es conocido en México, ¿verdad?, por los senadores de izquierda. Nosotros propusimos a Chávez crear un “Grupo de Amigos de Venezuela”, entonces; un “Grupo de Amigos”. Él estuvo de acuerdo.
Cuando llegó a la 01:00 de la mañana, yo ya estaba acostado, y tocan en la puerta de mi cuarto, y era Fidel Castro. Y Fidel Castro estaba nervioso, irritado, porque decía “este grupo de amigos que ustedes están creando, están entregando a Venezuela al imperialismo”. Yo dije “no, yo no estoy creando un grupo de amigos de Chávez, yo estoy creando un grupo de amigos de Venezuela”, por eso entra también Estados Unidos y España, porque Aznar había sido el primer gobierno en reconocer a los golpista.
Y Bush, porque era considerado un golpista, Bush el que mandó secuestrar a Chávez y llevarlo a una isla. Entonces, yo los puse en el grupo para que tuviéramos también interlocutores que no les gustaba Chávez, porque si no, no habría acuerdo.
Y creamos este grupo de amigos. Recuerdo que era un viernes por la noche, Chávez estaba en Nueva York cuando Fidel se puso en contra del grupo de amigos; yo llamé a Chávez, Chávez desde Nueva York fue a Brasilia. Pasamos todo un domingo reunidos intentando convencer a Chávez de la importancia de este grupo de amigos. Y funcionó.
Colin Powell participó; Condoleezza Rice participó; la Fundación Jimmy Carter participó activamente; y Brasil también y Argentina. Conclusión: nos hicimos un referendo en Venezuela con la participación de todos, y Chávez venció.
Este fue el primer acto que nosotros hicimos y una demostración de que vale la importancia, y yo doy mucho valor a este acto que hice antes de entrar con senadores de todos los demás partidos.
Entonces, el 25 de enero yo llevaba 25 días de gobierno y entonces fui al Foro Social Mundial, y muchos mexicanos participaban allá. Entonces, reunía 50 mil personas y yo decía: el Foro de Sao Paulo es como si fuera un centro comercial de productos ideológicos, cada uno vendía lo que quería, cada uno compraba lo que quería y nadie tenía responsabilidad de hacer nada. Nosotros no decidíamos nada, hasta la próxima reunión.
Y yo fui al Foro Social Mundial en Porto Alegre, en Brasil del sur, a hablar del hambre por primera vez y les hablé del proyecto Hambre Cero. Y, entonces anuncié que iba a salir de Porto Alegre hablando del hambre e iba a Davos, para el Foro Mundial, a hablar del Hambre Cero allá.
Cuando llegué a Davos, era como si hubiera llegado un extraterrestre, era una figura extraña totalmente, rara para Davos. Era el presidente de un país de tercer mundo, yo era un obrero, metalúrgico, no tenía ninguna experiencia de gobierno y estaba allá Tony Blair, Bill Clinton.
Y entonces, fui a hablar del programa Hambre Cero, me dieron como 15 minutos, pero fui más allá, hablé como 20 minutos. La burocracia rigurosa no quedó contenta, sin embargo, teníamos muchos artistas, artistas famosos y hay personas que incluso son famosas, son ricas; pero tienen sensibilidad, quieren ser humanistas, quieren hacer gestos de bondad.
Y entonces, mucha gente resultó estar a mi favor, y entonces tenía artistas como Bono, que se volvió asociado, aliado, Chirac, del Programa Hambre Cero.
Después Lula empezó a crecer en importancia. Lula empezó a ser invitado para hablar sobre esto, y nosotros estábamos convencidos que era posible acabar con el hambre de Brasil. Es algo que tiene que ver con la fe, entonces yo empecé a trabajar, yo necesitaba viajar por el mundo para intentar convencer a otros presidentes, porque hay algo, senadores y senadoras, que muchas veces –después vamos a hablar de México– hay cosas que a veces hay un tipo de gente en cada país, que no se toma en cuenta a la hora de discutir cómo vamos a gastar el presupuesto del Estado.
Piensan en los militares, piensan en la seguridad, piensan en los diplomáticos; sin embargo, el pobre no entra en el presupuesto. Para el pobre no hay una cláusula, un artículo que ponga al pobre o que el pobre miserable no tiene sindicato, no logra venir a la capital, alguien tiene que ir a ellos.
Él es un ciudadano del país. La Constitución de todos los países dicen: “Todos somos iguales”.
Entonces, no teníamos condiciones porque Brasil estaba en una situación económica muy difícil y decía: “¿Cómo vamos a poner al pobre ahí?” Yo decía: Ponemos al pobre, aunque sea un poco del presupuesto lo vamos a poner al pobre. Él tiene que participar del presupuesto.
Es importante recordar que en mi posesión la inflación estaba 12 por ciento en Brasil. En enero del 2013 la inflación era del 12 por ciento; teníamos el 12 por ciento de desempleados. Brasil debía 30 mil millones de dólares al Fondo Monetario Mundial, no tenía cómo pagar sus importaciones.
El ministro de Hacienda de Brasil venía siempre a (inaudible) para pedir dinero prestado para poder terminar el año. Brasil no tenía reservas internacionales; no tenía credibilidad Brasil.
Ustedes pueden imaginar a Aloizio Mercadante, era jovencísimo. Él es economista, participaba del grupo de economistas.
A mí me molestaba y personas importantes decían: “Lula, Brasil ya está en quiebra, está quebrado; no vas a poder gobernar un país así en quiebra”. Yo pensaba, era la época de la llamada “década perdida” por cuenta de la deuda externa.
Yo digo, ¿cómo vamos a gobernar si el país está quebrado? Entonces qué pasó, cuál fue el milagro que descubrí, que ustedes están descubriendo también aquí.
El milagro es que la gente pobre no es problema, es la solución; basta que se le incluya al sistema, basta que les den dinero, que empiece a trabajar, a tener seguridad social, entonces él deja de ser el problema.
Yo creo que esto es lo que he descubierto, que Dios me iluminó, no sólo a mí, a muchos de mi país, de mi partido, porque fuimos a incluir al pobre, vamos a transformar al pobre en un consumidor. Él va a poder comprar el pan, la leche, los frijolitos, va a poder usar zapatos, sandalias, cuadernos.
Algo que me marcó profundamente cuando empezamos a crear Bolsa Familia, el programa Bolsa Familia, yo fui a visitar a una familia y una abuela que cuidaba de sus dos nietitos agarró un lápiz que estaba cortado a la mitad y dijo: “Lula, esto es lo que puedo dar a mis nietas. Yo compraba un solo lápiz y lo partía a la mitad para que cada una de las niñas tuviera. Después, ahora con mis nietitas, después de Bolsa Familia yo compro una caja de lápiz y a ellas ya no les da pena de ir con pedacitos, restos de lápiz para la escuela”.
Y aquí ustedes han descubierto esto también, porque la política de inclusión social que se está haciendo aquí es la que hicimos en Brasil. Y es por eso que ver a un (inaudible), porque la ética no soporta compartir un poco de la riqueza que el pueblo trabajador produce. Se incomoda de ver al pueblo en el teatro, en el restaurante: ¿Qué hace el pueblo en un avión? Que las sirvientas tengan vacaciones; se incomoda porque la sirvienta tiene un sueldo fijo, tiene su jornada limitada de trabajo. Entonces, la Universidad, decía, según su lógica, que la Universidad era un lugar de ricos; no de pobres; decía, pensaban.
Yo les voy a decir algo; ustedes van a pensar: Brasil se descubrió en 1500; la América Española, 1492. Llegó un barco, con Cristóbal Colón, en República Dominicana.
Entonces, en 1554; 62 años después del descubrimiento, pero ya tenía su primera universidad, que tenía hasta hoy, que es la universidad San Marcos.
Brasil sólo empezó en su primera Universidad en 1920; 420 años después. Y esto demuestra que los portugueses no tenían interés en que los brasileños fueran alfabetizados, que aprendieran la historia; sólo los hijos de las élites podían acudir a Europa, y el pobre que nació, nació para ser esclavo. Y entonces, por esto 350 años tuvimos de esclavitud. Brasil fue el último país a abolir la esclavitud y a conquistar el derecho de voto.
Esto explica el atraso al que estamos todavía sometidos, y entonces nosotros empezamos a hacer esta famosa revolución, a hacer con que el pobre participara de lo que él había puesto su sudor para construir. Él pobre ha construido fábricas, casas y teníamos varios materiales de construcción para que las personas aumentaran, por lo menos, una habitación más en su casita, que hiciera un baño.
¿Y entonces esto qué hizo? Dinamizó la construcción civil. Brasil, entonces, importaba cemento de Polonia, cuando yo llegué a la presidencia. Y después, Brasil pasó a tener 10 fábricas nuevas de cemento y entonces la gente empezó a tener algo de dinero, empezó a generar empleo, y la economía se fue dando, se fue ganando; todos ganaron con esto: Empresarios, pero también el pobre ganó dinero. Fueron 20 millones de empleos que nosotros generamos.
Cuando el mundo desarrollado estaba con 100 millones de desempleados con la crisis 2008-2009; nosotros generamos 20 millones de empleos formales.
Entonces, este país sólo pudo ser construido porque resolvimos de sí que el pueblo pobre forma parte de la sociedad y se tiene que tratar con dignidad.
Nosotros hicimos la mayor política de inclusión social que la historia del país conocía. La mayor política de inclusión social, sin dar un único disparo, sin aprehender a nadie, sin cerrar ningún periódico, los medios; todos estaban en contra. Pero nunca, nosotros nunca perseguimos a la prensa. Había una importante libertad de participación democrática.
Logré hacer 544 conferencias nacionales para discutir todos los asuntos. En la conferencia sobre Educación, Seguridad, sobre el tema de la mujer, de los discapacitados, negros, indígenas, LGBT. Todo, que era conferencias. Hacíamos conferencias municipales en los estados y también federales nacionales.
Y entonces esas conferencias orientaron qué tipo de política pública el Gobierno tenía que efectuar, qué tipo el Gobierno tendría que garantizar. Yo me acuerdo, lo hice.
Y cuando discutimos para hacer la primera universidad, el Ministro de Hacienda dijo “no va a poder hacerlo porque no hay dinero”, porque son muchos gastos.
Entonces, yo dije “ahora entonces acabamos con la palabra gasto, vamos a invertir”, en educación no es gasto, es inversión. Entonces quiten la palabra “gasto” de tus cuentas, es “inversión”, no es “gasto”.
Entonces Dilma creó un programa de formación educacional, que llegó a contar con 8 millones de personas que iban haciendo su formación profesional.
Nosotros en 13 años hicimos cuatro veces más escuelas técnicas, de lo que la élite brasileña hizo en 500 años. Nosotros creamos 19 universidades nuevas, 116 campus y probamos que era posible que el país creciera.
No sirve hablar que el PIB creció tanto y tanto, si el Producto Interno Bruto crece el 10 por ciento; y el resultado queda siempre con los mismos, no se comparte. Entonces, ¿de qué sirve el crecimiento del Producto Interno Bruto? Es bueno, cuando se le distribuye al pueblo, que sudó, que trabajó, que hizo crecer el Producto Interno Bruto, y no nada más al bolsillo del empresario.
Compañeros:
Yo sinceramente cuento a ustedes lo que hicimos, nadie lo va a creer, yo mismo ahora que tengo que revivir todo. Muchas veces no creo que logramos hacer, lo que logramos hacer en unos 13 años nada más, 13 años de democracia.
Nosotros dispusimos para efectos de la reforma agraria, 52 millones de hectáreas de tierra, y esto ha significado el 51 por ciento de toda tierra disponible para la reforma agraria, desde que se descubrió Brasil.
Vimos los problemas de las pequeñas propiedades rurales, cómo ayudar a los que tenían poca tierra. Nosotros creamos programas que se llamaban Más alimento para financiar a los pequeños productores, para que pudieran modernizar sus maquinarias, compramos alimentos para poder distribuir gratuitamente en las escuelas para ayudar a los pequeños productores. Todo esto, la élite económica brasileña no lo veía bien.
Yo dudo que en algún momento de la historia de Brasil haya ganado tanto esta élite, como en nuestro tiempo de gobierno; hasta junio de 2014, hasta ahí, todos decían (inaudible) …candidato a Presidente de la República”, y yo tomé la decisión que Dilma ya era la candidata, que ella tenía el derecho. Y ganamos las elecciones.
Y entonces empezó un infierno en contra de nosotros. La derecha empezó a organizarse en contra de Dilma, destruir las propuestas que ella manda al Congreso para hacer un beneficio; ellos ponían varios puntos para estorbar. Y ahí vino el impeachment de Dilma.
Hoy yo regreso a ser candidato a Presidente de la República. Si yo tuviera buen juicio, buena cabeza, no sería otra vez candidato; yo ya fui Presidente, yo soy muy grato al pueblo brasileño porque yo salí con el 87 por ciento en las encuestadoras de bueno, óptimo; 10 por ciento regular y sólo 2 por ciento de malo.
Entonces, tuve la posibilidad de elegir, Dilma Rousseff, ella no había sido, fue una excelente ministra pero no era, digamos, del mundo político. Y entonces, ella fue excelente ministra, pero trabajó muy bien conmigo, ella fue extraordinaria, ella no dejaba que nadie llegara con una mentira.
Ella trabajaba, no había límite. Si le dieras una tarea a Dilma el viernes, podía haber un terremoto, podía haber un tsunami, Dilma trabajaba el viernes, sábado, domingo y el lunes me entregaba.
Era de una competencia extraordinaria, entonces se reeligió presidenta, se reeligió contra la élite brasileña; incluso mi partido, el mismo PT no querían, algunos no querían, y yo tuve que ir a una convención de PT para decir que la candidata era Dilma.
Y hasta Dilma fue destruida, una parte por los medios, otra por la élite brasileña que tenía poder en la Cámara, en el Senado. Fueron muy malos con ella, sin ninguna culpa ella se derrumbó, la derrumbaron.
Yo me pregunto ahora: ¿Por qué quiero regresar? Yo me quedé viudo. Estoy casi casado con Rosángela, tengo 76 años y yo me dediqué hasta hace poco tiempo, bueno, no es poco porque quiero vivir 120 años.
Yo pienso, que porque dice la ciencia afirma todos los días que el hombre que va a vivir 120 años ya nació, ¿y por qué no soy yo? ¿Por qué no soy yo, si la ciencia dice que ya nació el que va a vivir 120 años, por qué no yo?
Pero no puedo vivir tanto, porque el hombre que tiene una causa, que asume una causa, él no piensa más para sí mismo. Él no tiene más tiempo de decidir: “Yo quiero ser…”, él tiene que ayudar a los demás a decidir. Y yo estoy convencido de que es posible recuperar Brasil, que es posible generar empleo. Las personas pueden tener sus tres comidas diarias, las personas también pueden tener el derecho de comer, hacer sus parrillitas los domingos para comer una carne asada.
Yo creo que nadie tiene que vivir en la calle, todos tiene que tener una casita. Y yo ya hice una vez y por eso me pongo mi disponibilidad para ser candidato a Presidente de la República. No sé si voy a vencer las elecciones, todo indica que sí, pero la elección y minería sólo después que apuremos.
Nosotros hemos construido una credibilidad internacional que nos va a ayudar. Nosotros empezamos con una inflación del 12 por ciento, y bien, durante todo nuestro periodo se pasó para 4.5 por ciento.
Durante todo nuestro periodo político hicimos política social; en el programa Bolsa Familia quien recibía el dinero no era el hombre, era la mujer, porque el hombre puede usar el dinero para ir a tomar, para ir y tomar sus tequilas, y la mujer jamás, jamás dejaba de pasar la comida para sus hijos y gastar todos los centavitos.
Como mi madre, mi madre sola crió ocho hijos, crió ocho hijos y nos ayudó, a todos nos sacó adelante.
Nosotros logramos disminuir, reducir la inflación, la deuda externa. Llegamos a pagar al Fondo Monetario Internacional.
Creamos una reserva de 70 mil millones de reales, cosa que pocos países tienen y Brasil nunca había tenido hasta entonces; y más la deuda pública interna que era de 60 por ciento, en el último gobierno de Dilma cayó al 32 por ciento.
Esto se llama responsabilidad fiscal y el pueblo en general mejoró su vida, mejoró la vida. El pueblo pobre brasileño viajando. Los pobres querían viajar por el mundo, no querían pasar horas en autobús, querían entrar a un avión, querían comer en un restaurante, querían tener el derecho de ir a un cine, de ir a un teatro, querían visitar una plaza, ir a caminar; querían tener su cochecito, aún de segunda, viejito, pero querían. Todo eso fue hecho y ahora ha sido destruido, y ahora todo eso se ha destruido.
Por eso estoy convencido que tengo que volver a ser candidato y quiero decir a ustedes que nuestra relación con México, será una relación altamente prioritaria.
Yo tuve buena relación con México. Lo dije hace poco, tuve relación con Fox, con Calderón; tuve una relación también con Peña. Fui con Peña Nieto, en Chiapas, para lanzar un Programa Contra el Hambre. Imagínense.
¿Pero qué pienso? Pienso que López Obrador es un regalo que este país ha recibido; un hombre como un norte, López Obrador, no nace todos los días, y menos llega a alcanzar la Presidencia de la República. Y pueden estar seguros que va a ser muy atacado. Morena va a recibir siempre muchas críticas, ataques.
La élite mexicana no va a querer una política de bienestar social, así como no estuvo contenta en Brasil, en Argentina, que la gente progresara; como en ningún país del mundo.
Evo Morales, que era un indígena, que todos decían: “No; es un ignorante”. Evo fue el mejor Presidente, hasta ahora, de Bolivia; un indio, un indígena fue el mejor presidente de Bolivia.
Creó programas sociales, muchos, y tuvo reserva internacional más grande que el Producto Interno Bruto de Bolivia. Entonces, está claro que ustedes están en el camino correcto; está claro, está claro que no podemos pensar que sólo vamos, solitos vamos a arreglar México.
Hacen falta más aliados, alianzas, personas que entiendan lo que están haciendo. Hoy lo que ustedes están haciendo es motivo de orgullo para la historia, para la generación de ustedes.
Lo que no se entiende es un país poderoso como México sea pobre, está siempre pobre; un país que ha tenido tanta revolución, tanta lucha. Una semana tenía una, después otra, después vino Cárdenas, el presidente Lázaro Cárdenas; empezó a mejorar las cosas.
Y ahora ustedes tienen a López Obrador, y es algo que tiene que tener conciencia. No hay muchos en México, ¿eh? No hay muchos, no hay muchos “López Obradores”, como no existen muchos Evo Morales, ni Kirchner, en Argentina, como no existían muchos Chávez.
Chávez podía tener todos los defectos del mundo, pero era un hombre de buen corazón. Él estaba preocupado sinceramente con el pueblo de Venezuela, él pensaba más como militar que como político; sin embargo, era generoso. Y el mundo necesita de esta generosidad.
Por eso, compañeros, yo quiero concluir diciéndoles que el PT tiene mucho que aprender con lo que están haciendo en México, y ustedes también tienen algo que aprender con lo que hemos hecho en Brasil.
Lo importante es que haya un intercambio más fuerte entre nosotros. Entonces, ayer, Aloizio Mercadante firmó un convenio con Morena, con la fundación que tenemos en Brasil.
Es importante que Morena hable más en las instancias internacionales, que ustedes tengan conciencia que son los voceros de las cosas buenas que ustedes hacen, porque las cosas que ustedes no hacen, los adversarios van a decir a todo el mundo y dar a conocer.
Entonces, quien tiene que dar a conocer las cosas buenas que hacen ustedes, son ustedes. Entonces, viajen, dan a conocer incentiven a los demás hacerlo para que podamos soñar, dar un salto de calidad en el siglo XXI en la vida de los pobres.
Yo les voy a decir, cuando dejé mi gobierno, imaginé que en esta época de hoy Brasil cumple 200 años de independencia el 7 de septiembre. Entonces imaginé que Brasil iba a ser un país más rico que Francia, más rico que Inglaterra; yo bromeaba con Angela Merkel, yo decía “Brasil va a rebasar a Francia, Inglaterra y prepárate, que Brasil va a rebasar a Alemania”.
Jamás había imaginado que Brasil iba a sufrir el retroceso. Fuimos de una economía trazada, la sexta economía del mundo, y ahora ha retrocedido a la décima tercera economía del mundo, de la sexta que llevábamos.
Entonces, ustedes están viviendo momento importante. Trabajen, incluso pueden criticar al Presidente, pero ayúdenlo, ayúdenlo a hacer lo que tiene que hacer, porque no tenemos 10 años de historia; nosotros tenemos 500 años de historia y sabemos cómo han tratado todo este tiempo a los indígenas, a los pobres, en México, en todos los países; y lo que ustedes están haciendo es reparar, una reparación para este pueblo que merece cariño, empleo, vivienda.
Entonces, gracias de corazón a todos ustedes. Estén seguros que no voy a olvidar estos momentos que hemos compartido aquí en este lindo país, llamado México.
Un abrazo de corazón y que sigan trabajando por un futuro mejor.