En el foro “El estado de la caravana migrante en Tijuana y el proceso de asilo en Estados Unidos”, senadoras de la República, integrantes del Colegio de la Frontera Norte (Colef) y especialistas coincidieron en que es momento de modificar la política migratoria de México, a efecto de atender adecuada e integralmente a los centroamericanos que atraviesan el territorio nacional.
La senadora Citlalli Hernández Mora mencionó que la preocupación principal en estos momentos es el respeto a los derechos humanos de los migrantes nacionales y extranjeros, debido a que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, plantea esta situación como “una problemática de invasión”, algo preocupante porque se vuelve en una amenaza latente.
Ante este escenario, la legisladora de Morena destacó que le toca a México generar las garantías elementales para esta población y respetar los tratados internacionales firmados por nuestro país.
En su turno, la senadora Alejandra Reynoso Sánchez, del PAN, expresó que estamos en el momento adecuado para replantear el modelo de política migratoria e impulsar uno que sea integral para atender esta problemática desde la raíz.
Consideró que la caravana de migrantes centroamericanos es un fenómeno especial y llamó a analizar las implicaciones políticas que se encuentran en el fondo. Alguien organizó, convocó y trazó la ruta. Y de eso no se habla. Es importante hablar del fondo porque si no estaremos atendiendo las consecuencias y no la raíz, agregó.
El secretario general del Colegio de la Frontera Norte, Oscar Contreras, destacó que en los últimos días se han registrado más de mil 200 detenciones de migrantes centroamericanos en Estados Unidos que ante las dificultades para avanzar han decidido brincar la frontera y dirigirse directamente la patrulla fronteriza para que los arreste.
A la par, continuó, se han recibido 2 mil 800 solicitudes de refugio en México, además de 3 mil solicitudes de empleo. Es decir, están buscando la manera de obtener un trabajo y acomodarse en un lugar distinto a los albergues.
Aseguró que ninguno de los tres niveles de gobierno hizo nada para recibirlos, lo que provocó a una crisis humanitaria y una situación explosiva en Tijuana, “porque las expresiones de rechazo estuvieron muy cerca de la violencia”.
La migración centroamericana, advirtió, no se va a detener y el gobierno debe estar preparado con lugares habilitados e información adecuada, tanto para los migrantes, como para la sociedad local, “porque es mucho el potencial de empleabilidad y la integración social y cultural que beneficiaría la región”.
El director del Centro de Estudios México-Estados Unidos, de la Universidad de California, Rafael Fernández de Castro, dijo que para resolver los problemas migratorios en ambas fronteras, es necesario que realizar un trabajo coordinado entre el gobierno federal y los estados. “Las autoridades han sido incapaces de defender los derechos humanos de los migrantes en tránsito”, lamentó.
Señaló que el gobierno mexicano sólo fue “observador” de la marcha de la caravana de hondureños, debido a que intervinieron factores como la transición gubernamental y la politización que realizó el Presidente Trump, por lo que es momento de “poner las cartas en el asunto, porque es un tema que llegó para quedarse”.
El presidente del Colegio de la Frontera Norte, Alberto Hernández Hernández dijo que es necesaria una política multinivel que atienda los casos de retorno. Informó que entregó un estudio a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para impulsar un plan en ese sentido.
El académico Rodolfo Cruz comentó que no hay una definición clara de la política mexicana hacia la migración de Centroamérica, por lo que urge tener una posición clara ante este fenómeno migratorio que continuará sucediendo. Refirió que no hay un registro real y confiable sobre el número de migrantes centroamericanos en México.
Rafael Hernández López, catedrático del Colef, consideró que el reto que tiene que enfrentar el país debe pensarse en dos vertientes: la parte humanitaria, relacionada con el cuidado de los derechos humanos de los migrantes, y el lado administrativo, para generar mecanismos de regularización o acceso al reconocimiento de la figura de refugiado.
Señaló que la actual política migratoria se ha sustentado únicamente en la detección, detención y deportación de personas. Además, explicó, los procesos para que puedan acceder a algún mecanismo de protección están distantes de la realidad, lo que propicia el ingreso irregular y, en consecuencia, la vulnerabilidad de quienes atraviesan el territorio nacional.
Opinó que es momento que México se reconozca como un país de destino, pues las lógicas y dinámicas migratorias dan cuenta de que el país ya no sólo es expulsor de migrantes. Cada vez más, hay población de diversas nacionalidades que deciden residir aquí. De ahí la necesidad de fomentar la cultura de la hospitalidad.