Grupo Parlamentario MORENA, LXVI Legislatura

Presentación del dictamen que contiene proyecto de decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley General de Desarrollo Social, de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria y de la Ley General de Contabilidad Gubernamental, en voz de la senadora Andrea Chávez Treviño, presidenta de la Comisión de Bienestar

En nombre de la Comisión de Bienestar, en nombre de la Comisión de Estudios Legislativos Primera y de su Presidenta, mi compañera Simey Olvera Bautista, y de todas las y los integrantes de ambas comisiones, el día de hoy les presento un dictamen con proyecto de decreto por el cual se modifican, adicionan y derogan diversas disposiciones de tres leyes en consonancia con una reforma constitucional que discutimos precisamente en esta legislatura y que fue publicada el 20 de diciembre del año 2024 en el Diario Oficial de la Federación en materia de simplificación orgánica, a través del cual se eliminó el CONEVAL, el día de hoy pasamos sus funciones, competencias y atribuciones a el INEGI.

Como Presidenta de la Comisión de Bienestar quiero comentarles que me emociona y me interpela profundamente la oportunidad dorada que tenemos el día de hoy para fortalecer la capacidad operativa del Estado Mexicano en lo que constituye lo que yo creo, es el corazón de su quehacer, combatir la pobreza y para combatirla primero hay que medirla, hay que estudiar sus causas, hay que evaluar las medidas que se utilizan para abordarla, buscando replicar lo que funciona y eliminar lo que no funciona, transformarlo, ajustarlo, cambiarlo.

En definitiva, considero que esa es la tarea que nos lleva a la mayoría de nosotras y nosotros a hacer política, combatir la pobreza y disminuir las brechas de desigualdad, eliminar ese cáncer que se llama desigualdad en nuestro país.

Porque hacemos política porque nos duelen las cosas, nos duele saber que hay niños que van a la escuela sin desayunar, nos duele saber que hay personas en el frío, nos duele saber que en las lluvias de Ciudad Juárez hay familias completas que no tienen para pagar una lámina que les permita acobijarse del agua, nos duele saber que hay madres, trabajadoras, solteras, que tiemblan todos los meses cada que les llega algún recibo del agua, por ejemplo.

Esa pobreza es la que combatimos todos los días aquí en el Senado de la República, en la Cámara de Diputados, en el Gobierno Federal, los gobiernos estatales y los gobiernos municipales. Para eso se constituye el Estado, para cuidar a los más vulnerables, a quienes más nos necesitan.

Y hay una pregunta que para mí debe guiar la política social, que insisto, es el corazón del Estado, de todo gobierno, y es la siguiente: ¿Por qué una persona que trabaja 8, 10, 12 horas al día, todos los días, continúa viviendo en la pobreza?

Y la verdad es que no basta con respondernos esa pregunta que tiene respuestas muy diversas y dolorosas, sino que deberíamos aspirar todas y todos como funcionarios, servidores o políticos, como país, deberíamos aspirar a que formularnos esa pregunta ya no tuviera sentido, porque una persona que trabaja no debería ser pobre. Porque una persona que no puede trabajar no debería estar en la pobreza. Porque absolutamente nadie debería vivir en la pobreza en un país integrante del Grupo de los 20.

Somos el onceavo país más rico del mundo y aún existe la pobreza en importantes sectores de la sociedad. Y es por un motivo, porque existe la desigualdad, desde hace muchas décadas. Ese dolor, ese dolor que promueve la creación de los orígenes de la desigualdad, es lo que nos trajo el día de hoy aquí, a discutir esta minuta.

Hace unos años escuché a una vocera de la derecha internacional decir que a ella no le molestaba la desigualdad porque no era envidiosa. Y parece evidente que cuando uno compara, cuando uno relaciona la desigualdad con la envidia, es porque se está pensando en el dueño del yate en lugar de pensar en los trabajadores del barco en pleno huracán Otis. Y es que, para poder combatir la pobreza, primero hay que saberla enunciar, reconocerla, distinguirla.

Antes de entrar en materia del dictamen, quiero aclararle al pueblo de México que hoy me corresponde realizar una presentación institucional del dictamen de la minuta en cuestión, que nos represente de la mejor manera posible a todos los grupos parlamentarios y a todos los senadores de la actual legislatura. Por eso evitaré la confrontación y lo dejaré para más adelante.

Para nosotras y nosotros, la mayoría de estas comisiones hay un elemento fundamental de naturaleza metodológica y científica que nos convence a dar este paso para integrar en el INEGI el magnífico trabajo que desarrolla el Coneval.

Y es que este último, el Coneval, no levanta en territorio los datos primarios. Es decir, no produce la información de campo, analiza lo que produce el INEGI y procesa esa producción para emitir análisis y recomendaciones. Eso nos lleva a pensar que la mejor manera de cuidar, proteger y hacer más eficiente esta labor tan necesaria es que trabajen de la mano quienes producen los dos, es decir, quienes levantan la información y quienes la procesan.

Bajo el paraguas del INEGI, un organismo 50 veces más grande que el Coneval y con una capacidad instalada administrativa incomparablemente mayor.

Y esto también forma parte de un argumento económico. El Inegi tiene mucho personal variable en los censos, pero su plantilla ronda los 15 mil empleados mientras que el Coneval tiene cerca de 50 plazas fijas y unas tantas eventuales que no superan el centenar.

De ese tamaño es la diferencia. Y por el gasto en la duplicidad de oficinas, de estructuras, de mandos directivos, cada producto científico generado por el Coneval tiene un costo presupuestal cinco veces mayor a lo que nos costaría a todas las y los mexicanos producirlo desde el Inegi. Por eso decimos, en lugar de oficinas, programas. En lugar de nómina, becas. En lugar de burocracia, resultados.

Desde 2018 hasta el día de hoy Coneval ha ejercido poco más de 3 mil millones de pesos, lo que equivale a que 50 mil adultos mayores pudieran recibir todo un año, su pensión.

Lo que equivale a que pudiéramos entregar más jornales seguros para pequeños productores, universalizar las pensiones para personas con discapacidad, becas para jóvenes estudiantes, es decir, combatir la pobreza.

Y hay un dato adicional. Desde 2005 hasta 2019, casi 15 años, desde tiempos de Vicente Fox hasta el gobierno Andrés Manuel López Obrador, una sola persona estuvo a cargo de la institución, rodeado de un grupito de colegas con sueldos escandalosos e infinidad de privilegios.

Y no renunció hasta que el presidente López Obrador propuso un recorte presupuestal de todos estos privilegios y excesos. Para esto también, lamentablemente, han sido utilizadas instituciones, organismos autónomos para sueldos dorados.

Ayer escuché con atención los argumentos en contra que se dieron en la Comisión de Bienestar y de Estudios Legislativos I. Y el más sólido destacaba que esta unificación conllevaría a igualar, digamos, es un argumento interesante, a que un doctor experto en la cuestión neurológica hiciera una operación de corazón abierto o atendiera a quien se quebró una pierna.

Esta es una metáfora que utilizaron algunos senadores el día de ayer. Y atendiendo a esta metáfora médica que se hacía, nosotras y nosotros consideramos que la unión de especialistas, metodologías, procesos, datos primarios y análisis de la mejor calidad nos podría permitir precisamente tener un diagnóstico integral de este paciente que se llama Sociedad Mexicana.

Analizada de manera pormenorizada para que la política pública y especialmente la de carácter social destine cada peso allá donde más se necesita. La única forma de medir correctamente la pobreza, y esto es algo que ya implementa el propio Coneval, es abordándola de manera multidimensional por acceso a servicios y derechos. Y esos datos precisamente los levanta el INEGI, que ahora también podrá analizarlos y realizar propuestas de mejora y detectar las necesidades del pueblo. Porque como decía Evita Perón: allá donde existe una necesidad, nace un derecho.

Soy consciente de que la relación de fuerzas políticas de este Senado permite aprobar con comodidad este dictamen. Pero como Presidenta de la Comisión de Bienestar considero que este tema debería suscitar un amplio consenso. Porque se ancla en el principio que todas y todos, más allá de los partidos, ideologías, visiones de mundo, coincidimos en la eficiencia administrativa y el buen uso de los recursos públicos para eliminar las funciones duplicadas y contar con datos sólidos y confiables, así como con mayor facilidad presupuestal para enfrentar precisamente la desigualdad y la pobreza.

Tenemos un organismo autónomo que ya procesa y analiza los datos, ahora también habrá de realizar recomendaciones, de medir las políticas que implementa el gobierno federal y también los gobiernos estatales y municipales.

Por eso es que, como Presidenta de la Comisión de Bienestar, así los invito a acompañar este dictamen que nos va a ayudar a que sigan saliendo más mexicanas y mexicanos de la pobreza, así como a los 11 millones de personas que salieron ya en la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador y que siguen saliendo en la administración de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo.

Muchísimas gracias.