
Honorable Asamblea.
Alumnos que nos visitan de diferentes instituciones educativas, bienvenidos.
Miren, cuando una quiere que un alumno aprenda bien las cosas, tiene que repetírselas una y otra vez, y ponemos siempre como ejemplo la gota que cae en la piedra y logra romperla.
Aquí en el Senado, a veces, muy frecuentemente, se dicen mentiras, se encuentran justificaciones, y coincido con la Senadora Malú, que se hacen shows, y se hacen espectáculos, dramas, para llamar la atención de un pueblo que ya no les cree, de un pueblo que hace mucho dejó la venda de los ojos y sabe quién le miente, quién los usa y quién les cuenta cada vez más rollos.
Las desapariciones forzadas, entiéndanlo, no es lo mismo que las desapariciones que cometen los individuales. Desapariciones forzadas son las que acaba de mencionar el Senador. Aquellas que hace el Estado y que aquí en México sí se hicieron, no negamos la realidad, quienes vivieron a finales del 68 o 70, recuerdan todavía esas desapariciones y esos famosos vuelos de la muerte, las desapariciones de hijos de grandes luchadoras, de desapariciones de ferrocarrileros y familias que enteras se perdieron, de maestros, de grandes luchadores que terminaron en la nada, porque sí era una política de Estado, porque sí se hacía a través de los gobiernos federales, del PRI, lo voy a decir con todas sus letras, era el PRI el que nos mataba a los jóvenes, era el PRI el que los desaparecía, ¿de dónde me salen ahorita tan defensores de algo que ellos iniciaron en este país?
Ellos son la semilla de la maldad, los que lo vinieron a hacer, y lo continúan Fox y Felipe Calderón, y ahora no se acuerdan, ahora dicen que nosotros queremos cerrar los ojos, no, nosotros no somos los que queremos cerrar los ojos, a nosotros no se nos olvidan las traiciones de los vendepatrias, como fueron Almonte, como fue Tomás Mejía, que preferían traer al rubio de ojos azules a que nos mangoneara, antes de aceptar que somos de otra raza, que somos diferentes.
Así ahorita están contentos porque un francés en la ONU, presidente del comité de información, nos regañó, válgame con qué pocos se conforman, y qué pocos mexicanos son que en lugar de decirle a este señor que no tiene derecho a intervenir aquí en México, le aplauden.
Yo ayer, además de recibir a los grupos de madres y familias buscadoras, y no lo hice con la intención de demostrar sensibilidad, sino porque es mi obligación como senadora y como ciudadana, también estuve platicando largo y tendido con representantes de la ONU y de la Cruz Roja, y se los reclamé, porque su jefe se atrevió a decir lo que dijo de México.
No es cierto, no es cierto que en México estemos apoyando las desapariciones forzadas, miente el señor Oliver de Frouville, si así se pronuncia el francés, y después de los reclamos de mi parte y enérgicos, les dije no lo debía hacer, me dicen: es que no fue así lo que dijo, es que la prensa ya ve como malinterpreta, pero él no fue lo que dijo, aquí está el video, senadora, para que lo escuche, y además de tarea me dejan un libro, un libro de la desaparición forzada en México, para que en mis tiempos libres lo lea.
Pero en el tiempo que me queda y se los dije a ellos y lo digo aquí presente, porque la ONU permite la violación de los derechos humanos en las guerras de Medio Oriente, en las guerras de Asia, en las guerras de Rusia, porque lo permite y se espanta de lo que pasa en México, porque son candil de la calle y obscuridad de su casa.
Cuando la ONU sea parejo, cuando la ONU defienda los derechos humanos de los niños de todo el mundo, entonces tendrá cara y derecho de quererse meter en donde no lo llaman que es aquí en México.
Gracias, senadora presidenta.