
En el contexto de la próxima revisión del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, el senador Manuel Huerta expuso las acciones y retos que implica dicho proceso, en particular para el campo mexicano.
Durante una reunión de las Comisiones Unidas de Seguimiento a la Implementación del T-MEC y de Economía, a la que asistieron integrantes del Consejo Nacional Agropecuario (CNA) —organización que representa al sector—, se presentó una radiografía del ámbito agroalimentario: su importancia, problemáticas y oportunidades previas al diálogo de México con sus socios norteamericanos.
Ante eventuales efectos derivados de la aplicación unilateral de aranceles y de la negociación comercial, Huerta subrayó que Veracruz —“el estado que represento”— es la segunda entidad productora de alimentos del país y líder en la producción de caña de azúcar, maíz, ganado, café, limón, piña, mango y arroz.
Recordó que, frente a este panorama, la Comisión de Agricultura ha trabajado sobre un proyecto nacional de soberanía alimentaria y ha avanzado en asuntos como el maíz criollo, el café y una próxima legislación constitucional fundamental para el campo: el agua.
“Estamos impulsando, además, temas de la agenda económica del Senado —reducción del déficit fiscal y elaboración de la política de ingresos— para propiciar un viraje estratégico que lleve el crecimiento más al sur y no solo al centro y al norte”, explicó el senador veracruzano.
Se declaró convencido del valor estratégico del T-MEC —renegociado hace seis años— en materia laboral, sanitaria y fitosanitaria, así como de la balanza comercial superavitaria de México. “El campo —aclaró— no es un problema, es la solución: lo demostró el crecimiento económico durante la pandemia de COVID-19”.
Añadió que el sector agrícola no está integrado únicamente por empresarios, sino también por campesinos, cuya participación sustenta muchas de las acciones y consensos.
Respecto a la revisión comercial, señaló que el problema de la migración seguirá latente: “Podrán trasladar parques industriales y armadoras automotrices, pero no podrán llevarse el campo de México; continuarán necesitando la mano de obra mexicana, por eso debemos defender los derechos laborales de los jornaleros agrícolas”.
Finalmente, el “Senador del Pueblo” afirmó: “El trabajo organizado entre el gobierno —incluido el Senado de la República—, el empresariado y la base campesina será clave para la economía mexicana y para impulsar un tratado de libre comercio justo para la clase campesina y para todo el país”.